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El big data del alma

Neutralidad subrogada y policías hacinados

La idea es que no pase nada. Que pase si acaso el tiempo. Y despacio. Por eso, se trata de pactar espacios neutrales, zonas vivibles. Subrogar es sustituir a una persona por otra, o a una cosa por otra.

Lo neutral no existe, es metafísica utópica. Y menos, la calle. La calle es de las bicis, por ejemplo, de los patines a motor, los coches, los fondos buitre…

Antes que prohibir el diésel, que también, habría que limitar el tiempo en el que un vehículo puede estar parado con el motor en marcha, al ralentí… siempre que no sea un signo de identidad cultural.

Lo neutral es neural. Lo que se compra es un poco de tiempo. Ya es mucho. Tiempo de paz.

París no tiene anuncios en las calles. Los anuncios son neutrales excepto para el que los ve.

Los supermercados deberían bajar el volumen de sus megalomanías.

Vivimos en una neutralidad subrogada.

La palabra neutralidad se ha puesto de moda por los lazos, pero estaba ya bastante subrogada.

Qué bonita es la neutralidad.

Lo cierto es que hasta el último palmo es de alguien. Está en el catastro. Hay algún trozo público, un camino, un yacimiento abandonado, un pueblo desierto, una rotonda.

Subrogar podría ser, forzando el diccionario: rogar por debajo de las expectativas.

Al no haber casi fe, los fieles subrogamos.

En fin, un respiro neutral o neural, quién lo pillara.

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Un sindicato de la Policía Nacional protesta del hacinamiento y las pésimas condiciones que van a sufrir los efectivos destacados en Barcelona. Hay fotos de las instalaciones en la cuenta de UFPOL en Twitter. No hay neutralidad laboral, tampoco para la policía, ni para la Guardia Civil.

 

 

1 comentario

  1. Dice ser Lui

    Muy bueno. Me gusta cuando escribe para disfrutar, con total libertad, sin sujetarse a politica, como el de hace unos días, Últimos muslos, saludos.

    07 septiembre 2018 | 10:11 am

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