La actualidad nos trae otro monstruo: Màxim Lopetegui, o Julen Huerta. Los dos tienen que irse. A Lopetegui lo han despedido a dos días de que juegue la selección en el Mundial de Rusia. Por fichar por el Madrid y decirlo por sorpresa. Desleal y un pelín traidor. Osea, mala educación en el peor momento. El nuevo presidente del fútbol hispano (donde reinó durante siglos Villar), Luis Rubiales, ha estado rápido y firme. Fernando Hierro es el nuevo seleccionador. (Total, ya estaba allí, no hay que hacer gasto).
El otro, flamante ministro de Cultura & Deporte, Máxim Huerta, iba a ser cesado por ir con sombrerito borsalino a Roland Garros. Pero hoy ha saltado que defraudó al fisco. Ya pagó la multa, todo ok. Pero este gob tan débil no puede permitirse que un ministro luzca un borsalino en el tenis. Para dandy ya teníamos a aquel Marichalar. Este gob no puede permitirse un desliz ínfimo. Si echaron a Rajoy por corrupción, ahora estamos en modo Savonarola. Màxim tendría que habérselo dicho a Sánchez enseguida, lo del fisco. Si se lo dijo, Sánchez hubiera tenido que haber elegido a otro. O explicar ese detalle el primer día, justo antes del evento-promesa-sin-crucifijo.
Cada minuto que pasa sin cesar a este ministro Sánchez sangra cien mil votos.
A este paso cuando llegue el barco de los refugiados ya no habrá gob para recibirlos.
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Todo esto lo organiza el gobierno (¿pero cuál?) para que nos olvidemos de Urdangarín. Lo ha conseguido.
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Va todo muy rápido: las crisis se abren y se cierran en el mismo acto. Por eso lo de Màxim va a ser una agonía, como pasó con el Cifuentazgo.
La máxima habilidad de Fernando Hierro era increpar a los árbitros.
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Gran artículo de David Trueba sobre el Mundial de Rusia, país fallido, dictadura peligrosa para los discrepantes.
Actualización: Esa misma tarde Màxim Huerta presentó la dimisión.
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Aquí el que no corre empuja al de alante.
13 junio 2018 | 4:41 pm