Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Monserga etarra póstuma

La monserga etarra aguanta porque no hay noticias de verdad. Está todo parado. Y quizá deprimido.

Lo único, que ha dejado de llover y sale el sol. Se puede pasear, que es tan sano.

El único consenso unánime es que caminar es sano.

El sol ha traído también el botellón.

Los mayores pasean, los jóvenes beben.

El que puede espera el puente.

En esta realidad suspendida en la que no pasa nada reaparece la banda asesina ya extinguida y emite otra de sus monsergas. Como no hay nada más, reabrimos la caja del dolor y el crimen y volvemos a darles cancha, publicidad gratuita a sus proclamas, como siempre.

Es uno de esos días en los que ha terminado la historia y hay que recurrir al archivo.

Hasta para pedir perdón tienen que poner condiciones y matizar los muertos.

Hasta para desaparecer han de importunar.

Y los obispos, que podrían haber pedido perdón sin necesidad de ir a rueda de la banda, que podían haber pedido perdón cualquier día, han ido a pedirlo justo al mismo tiempo, como si siguieran sincronizados. Los obispos han sido la guinda de un día atroz.

Semiperdón concedido y a otra cosa.

 

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