La carrera hacia las elecciones catalanas del 25N

Archivo de noviembre, 2012

Alcaldes vs Presidentes

«Lo que hemos hecho en los ayuntamientos es lo que queremos hacer en la Generalitat». Con esta sentencia se ha fotografiado el candidato del PSC, Pere Navarro, junto a la mayoría de alcaldes socialistas catalanes. Entre ellos estaba Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet, la segunda ciudad más poblada de Catalunya, así como Josep Félix Ballesteros, alcalde de Tarragona.

Dejando de banda que Navarro ha aprovechado este acto electoral para arremeter contra «los gobiernos de derechas» en Barcelona y Badalona, dos grandes alcaldías que los socialistas perdieron en la debacle de las últimas elecciones municipales, lo cierto es que, en el trasfondo, se plantea la cuestión de si es verdad o no que la sensibilidad de un alcalde es diferente a la que tiene un presidente de Gobierno. Es una cuestión de dimensiones: la primera Administración pública son los ayuntamientos, porque son el primer lugar a dónde acuden los ciudadanos cuando tienen un problema. La pregunta es si un alcalde, cuando se convierte en presidente de un Gobierno, mantiene esa proximidad con sus ciudadanos o la pierde.

Los socialistas han perdido peso en los últimos años en los ayuntamientos, especialmente, en el llamado «cinturón rojo» de Barcelona, pero aún mantienen buenas bazas, como Antonio Balmón, al frente del ayuntamiento de Cornellà de Llobregat, el menos endeudado y el más saneado de Catalunya. También está Núria Parlón, que ha destacado en Santa Coloma de Gramenet tras el tsunami del caso Pretoria y eso le ha valido estar en la lista del PSC en estas autonómicas. El propio Navarro mantuvo el tipo en las últimas municipales reteniendo la alcaldía de Terrassa, y Manuel Bustos está recogiendo varios premios por la gestión municipal (por ejemplo, a nivel de aplicación de nuevas tecnologías) en Sabadell.

O sea, que los socialistas han querido sacar pecho de todo eso, intentando poner en valor aquello que les dio en su día la presidencia de la Generalitat. Y es que no hay que olvidar que Pasqual Maragall antes que president fue alcalde de Barcelona. Y José Montilla, otro ex president, estuvo al frente de la alcaldía de Cornellà. En cambio, ni Jordi Pujol ni Artur Mas han sido alcaldes. Entonces, la pregunta es: ¿es importante haber sido alcalde antes que presidente? ¿O un presidente debe tener unas cualidades que no necesariamente debe tener un alcalde?

El Barça y 007 Alta Tensión

¿En qué se parecen Artur Mas y Timothy Dalton? Pues en que ambos padecen de la tensión. El primero, según él mismo ha explicado, toma «una pastillita» contra la tensión alta desde los 42 años, cuando entró a trabajar en el Departamento de Economía de la Generalitat. Y, el segundo, protagonizó 007: Alta tensión en 1987 en una historia marcada por la herencia del bloque de hielo que separaba el mundo, con el KGB de por medio.

Hay quien ve a Mas como un «separatista», que lo único que quiere es crear tensión en España para tapar su mala gestión en el Govern. No seré yo quien juzgue esto, sino que me centraré en la gestión de esta tensión Barcelona-Madrid o Catalunya-España.

Mas ha visitado un centro para gente mayor, donde -entre otras muchas cosas- los abuelos le han preguntado sobre qué pasará con el Barça si Catalunya se independiza. «¿Dónde jugará?», le han interrogado, preocupados. El candidato de CiU ha recurrido, precisamente, al argumento de la tensión o rivalidad con el Madrid para mostrarse convencido que el FC Barcelona jugaría en la Liga española. Sin el Barça, según Mas, el interés por la LFP «caería a la mitad» automáticamente.

El presidente de la Generalitat se ha referido al otro equipo de «gran impacto» de la Liga (es decir, el Real Madrid), argumentando que «uno solo no hace nada» y que, por lo tanto, «o bien hay rivalidad» (con el Barça) o «la tensión cae en picado». Dicho esto, Mas ha garantizado a los ancianos que el Barça jugaría en la Liga o, si no, «no sufran, porque se lo rifarán todos por estar en una liga», la que sea.

La pregunta, ahora, es la siguiente: ¿Sabrían catalanes y españoles vivir sin la tensión que provoca la rivalidad entre Barcelona y Madrid o, por extensión, entre Catalunya y el centro de decisión y de poder de España? Dicen que el roce hace el cariño.

En esa misma visita a los ancianos, Mas ha garantizado que Catalunya estaría dentro de la Unión Europea, más que nada porque «paga más de lo que recibe» y, por lo tanto, no sería un lastre. O sea, ha venido a decir que es demasiado importante para que la excluyan y, en definitiva, que se la rifarían para que estuviera dentro.

En resumen, Mas ha dado una buena «pastilla» contra la tensión alta, como 007, a ese grupo de ancianos -les ha garantizado las pensiones- para disiparles dudas sobre una hipotética Catalunya independiente. Lo que no sé es si les ha dicho aquello tan típico de James Bond de… «Me llamo Mas, Artur Mas».

Límite verano de 2013

El debate a siete de los candidatos a la presidencia de la Generalitat ha dado una noticia: Artur Mas ha revelado que los partidos catalanes a favor de una nueva financiación para Catalunya, como ERC e ICV, acordaron dar de margen al President y al Gobierno español hasta «la primavera-verano de 2013» para cerrar un pacto fiscal con Madrid.

Con esto, Mas quería demostrar que fue a la reunión con Mariano Rajoy en la Moncloa con el objetivo de iniciar una negociación y no para darle un ultimátum al Estado español. Como ninguno de los partidos presentes en el debate y en esa reunión lo ha desmentido, se tiene que dar como cierta la revelación de Mas.

Otro punto importante es que el President fue a Madrid con el respaldo del 74% del Parlament, que es el porcentaje de los partidos que le dieron su apoyo en esa reunión para poder negociar el pacto fiscal con Rajoy hasta mediados de 2013. Lo que pasa es que no se llegó ni a Navidad, ya que el resultado de ese primer y único encuentro con el presidente español es sabido: la convocatoria de las elecciones catalanas tras agotarse las vías de negociación a las primeras de cambio.

En el debate de esta noche en TV3 se ha visto claramente cómo la postura de cada candidato se corresponde con el papel que les otorgan las últimas encuestas de cara al resultado del 25N. Así, Artur Mas ha actuado en todo momento como President más que como candidato, sin querer entrar en el cuerpo a cuerpo con el resto. Oriol Junqueras (y esto es especialmente interesante) se ha mostrado conciliador con Mas en la vía soberanista e incluso le ha echado un cable cuando más lo necesitaba. ¿Se dibuja así una ERC como primera fuerza de la oposición en el Parlament muy reforzada en las urnas y con el mandato de ayudar a Mas en su camino hacia el referéndum? Junqueras, profesor universitario y con experiencia como eurodiputado, se ha expresado de forma muy didáctica ante los televidentes y tampoco ha querido entrar al trapo en discusiones con otros candidatos.

Por su parte, PPC y PSC han estado un poco desubicados, enzarzados en luchas estériles entre ellos, mientras que Ciutadans ha aprovechado la noche para imponer su discurso alternativo dentro de las fuerzas más españolistas. Por su parte, Joan Herrera (ICV-EUiA) se ha mostrado muy combativo a la hora de atacar a Mas por los recortes. Ha ajercido de oposición al gobernante, como en el Parlament. Se puede decir que ha sido el único en conseguir un cara a cara real más o menos prolongado con el President. Y Alfons López Tena (SI) no ha aportado mucho más que su deseo de una Catalunya independiente.

Otra de las conclusiones es que, una vez más, el debate soberanista se ha impuesto al de los recortes. Si bien TV3 había dividido el programa en dos bloques, uno sobre la independencia y otro sobre las políticas sociales, tanto en el primero como en el segundo ha primado hablar de los pros y contras de un Estado propio catalán.

En resumen, lo que ha quedado «meridianamente claro», como diría Rajoy, es que el llamado «expolio fiscal» que, según los independentistas, sufre Catalunya es la principal razón para un referéndum. Nada de cuestiones identitarias, sino, sobre todo, económicas.

El debate ha dado imágenes curiosas, como López Tena (SI) llegando a los estudios de TV3 de paquete en una moto o ver a Mas utilizando un boli BIC, que es de lo más común. La realización ha tenido varios errores notables, como las sombras en el cogote de Herrera que provocaba la mala iluminación del plató o un muy brusco movimiento de cámara en la última intervención de Junqueras. Y el moderador ha estado más bien ausente, lo que ha provocado algún que otro guirigall o olla de grillos.

Se han visto estrategias claras, como Ciutadans atacando al PPC y al PSC para arañarles esos votos que dicen los sondeos que les puede robar. Y a ICV atacando en tropel a CiU e incluso entonando el mea culpa por algunas malas políticas del Tripartito, como haber suprimido un tramo del Impuesto de Sucesiones.

El candidato del SI, Alfons López Tena, se ha esforzado a lo largo del debate en subrayar que el resto de candidatos hablaban de tocar el IVA, la política bancaria… y demás temas que no dependen directamente de la Generalitat, sino del Gobierno español. Y, así, para llegar a la conclusión que, si se quieren hacer políticas fiscales y sociales controlando todos esos temas de Estado, no queda más remedio que la independencia.

También ha llamado la atención que, excepto Ciutadans y Iniciativa, nadie ha puesto sobre la mesa el tema de la corrupción. Sí que se ha hablado de regeneración política, transparencia e incluso de una nueva ley electoral, mérito que se debe otorgar a los movimientos sociales que están en la calle y que son los que también han conseguido marcar el debate electoral.

Sea como sea, si bien había margen hasta verano de 2013 para negociar un pacto fiscal con Madrid y no duró más allá de una reunión en la Moncloa, lo que sí que está claro es que parece dibujarse en el horizonte un Parlament mayoritariamente a favor de un referéndum.

Y, eso, a partir del 25N supondrá otro reto no solo para los partidos catalanes, sino para todo el Estado español. La pregunta es si esta vez la negociación durará solo un par de horas o si, realmente, habrá más margen para llegar a algún tipo de entendimiento. Si no, la hoja de ruta está clara: aprobar una ley catalana de consultas y, si España la frena, recurrir a la legislación internacional. Todo dependerá de los votos de este próximo domingo.

En un momento del debate, Pere Navarro (PSC), se ha mostrado convencido que Madrid aceptaría un refréndum en Catalunya como el de Escocia. Incluso ha ofrecido a Mas ir juntos a la capital de España para negociar un pacto federal. Pero Alicia Sánchez-Camacho (PPC) le ha soltado casi de inmediato aquello de si sabía de qué estaba hablando. O sea, que se acerca un nuevo choque de trenes en las relaciones Catalunya-España y, dependiendo de cómo quede configurado el Parlament, quizás esto ya no se arregla con un pacto fiscal. Al menos esa es una de las conclusiones del debate de esta noche.

De hecho, Mas ha instado a PP y PSOE a pactar «una solución alternativa» para Catalunya, como queriendo dejar en el tejado de estos dos partidos la pelota que puede evitar una secesión catalana.

Los Tercios y la pica en Flandes

Las últimas encuestas electorales señalan que CiU lo tiene crudo para obtener una mayoría absoluta tras las votaciones del 25-N. Eso demuestra que esta campaña ha sido más importante a nivel de debate de ideas que en otras ocasiones. La irrupción de la huelga general del 14-N, con una nada menospreciable manifestación en Barcelona, ha puesto aún más de manifiesto la problemática de los recortes.

Sobre los presuntos casos de corrupción, personalmente, le doy muy poca incidencia en el resultado de las encuestas. Algunas informaciones, como las del caso Palau, ya hace meses que habían salido a la luz pública. A base de repetirlas no se convence a nadie de que cambie su voto. Y, desde Madrid, se han destacado estos días cosas tan tontas como que Artur Mas haya hablado en castellano en una conferencia con empresarios españoles. ¿Cómo va a hablar si no le van a entender en catalán? Por lo tanto, todo el ruido que se ha generado en la capital de España en torno a Catalunya si ha incidido en algo ha sido más bien a favor de los partidos más soberanistas.

Veamos, si no, qué dicen los sondeos. Es lógico que CiU, que ha liderado un Govern que ha recortado ayudas sociales y ha impuesto nuevas tasas, pierda apoyo popular como para no sacar mayoría absoluta. De hecho, lo extraño sería lo contrario. Lo verdaderamente significativo sería que ERC, un partido claramente independentista (y de izquierdas) se encaramase a la segunda posición convirtiendo a Oriol Junqueras en líder de la oposición.

Con este escenario, los partidos catalanes del ala más «españolista» quedarían relegados incluso a la cuarta fuerza. Eso, sin contar que el PSC (y no el PSOE) también defiende el derecho a decidir, aunque con su vía federalista.

Las encuestas también confirman un avance de ICV, partido que más claramente se ha enfrentado a los recortes del Govern. Y otro dato interesante es el crecimiento de Ciutadans, como rechazo de una parte del electorado a la actitud del PPC e incluso el desgaste del PSC, y, por último, la posible irrupción de las CUP en el Parlament.

Si las CUP tuvieran representanción parlamentaria, los partidos más tradicionales ya pueden ir pensando en redefinirse bastante, porque la Candidatura d’Unitat Popular podría afianzar sus avance en los municipios gracias a su mayor visibilidad si tiene algún escaño en el Parlament. Lo de las CUP sería claramente un castigo a la clase política dirigente con una «alternativa de izquierdas» netamente independentista y de base.

Dicho todo esto. Lo verdaderamente importante del 25-N, en clave soberanista, no será si CiU consigue o no la mayoría absoluta, sino si en el Parlament hay una mayoría de dos tercios a favor del derecho a decidir e incluso de la independencia. Y eso aún está más que garantizado.

Y, desde el punto de vista de los recortes, cualquier partido dirá que es mejor que CiU no consiga esa mayoría absoluta. ERC ha sido quizás el partido que más se ha brindado a ayudar a Mas en su construcción de la «transición nacional» catalana, pero los republicanos deberán dirimir a cambio de qué le dan su apoyo en un hipotético Parlament sin mayoría absoluta de Convergència.

Los dos tercios son importantes, como aquellos Tercios españoles que contribuyeron al expansionismo español hace siglos. Si los independencias catalanes quieren salir adelante, necesitan sumar esos dos Tercios y poner así (nunca mejor dicho) una pica en Flandes (región que, por cierto, también busca independizarse).

 

La diplomacia de la tortilla de patatas

En la década de los años 70, los chinos y los estadounidenses empezaron a jugar entre ellos partidas de tenis de mesa como locos, hasta el punto que trascendieron al ámbito de la política y marcaron el inicio del llamado «deshielo» en las relaciones entre la China comunista y los Estados Unidos del capitalismo y de la Guerra de Vietnam. Si lo enclavamos en su contexto histórico, con el mundo dividido en bloques, la «diplomacia del ping-pong» fue un auténtico revulsivo. Incluso en la excelente película Forrest Gump aparece retratado este importante episodio histórico.

Con motivo de la cobertura informativa de la campaña electoral, 20 minutos ha organizado un debate entre familias de diversos orígenes (extremeños, andaluces…) pero que se consideran catalanes, porque viven en Cataluña desde hace 50 o 60 años. Ha sido muy interesante conocer sus puntos de vista sobre las relaciones actuales con sus regiones de origen. «En Cataluña me conocen como el extremeño y en Extremadura como el catalán«, explicaba Lázaro, quien llegó al área de Barcelona en 1962.

Durante este debate, Jesús Maria Canga, alcalde de Sant Adrià de Besòs, ha propuesto que se instaure en España un programa de intercambio, al estilo del Erasmus europeo, para que los estudiantes de Secundaria de las diferentes regiones vayan a estudiar y a vivir durante un tiempo en casa de familias de otras zonas del país.  La tesis es que, fomentando la movilidad temporal entre los jóvenes, se conseguirían romper tópicos y rebajar «el desencanto» actual de Catalunya con el resto de España y del resto de España con Catalunya.

La teoría es que si los jóvenes de diferentes comunidades autónomas comparten actividades y conocen sobre el terreno cómo se vive en los diferentes rincones de España, muchos prejuicios sobrarían. Esto se conseguiría a base de compartir el día a día, la cotidianidad y, supongo que alguna que otra fiesta, como en cualquier Erasmus. Sería como «hacer juntos una tortilla de patatas» para la cena, como se ha apuntado en el debate.

Pilar, de 72 años, que ha participado en esta mesa redonda con su nieto Ferran, de 18 años, ha sugerido que este programa de intercambio cultural se haga extensivo también a los políticos. ¿Se imaginan al presidente de Extremadura participando en un Erasmus con el presidente de la Generalitat? ¿Y al presidente de Andalucía pasando unos días en el despacho del presidente de la Comunidad de Madrid? ¿Y a los diputados del Congreso viviendo en casa de los parlamentarios catalanes durante un tiempo?

Si tomamos como referencia lo que consiguieron los chinos y los estadounidenses en medio de la Guerra Fría, simplemente, jugando partidas del ping-pong, la pregunta que nos podemos hacer sería la siguiente: ¿serían capaces los españoles de poner en práctica con éxito la diplomacia de la tortilla de patatas?

Organismos S. A.

Si una cosa están demostrando estas elecciones a la presidencia de la Generalitat es que se podría crear, tanto en Cataluña como en Madrid e incluso en otras partes de España, una especie de empresa llamada Organismos S. A. De hecho, ya existe, porque cada cual barre para casa con su propio entramado de entes e instituciones. El último caso lo hemos tenido en plena campaña con la polémica del euro por receta.

Resulta que el Gobierno español defiende que Cataluña no tenía potestad para instaurar este tributo y que los catalanes están condenados a pagar dos impuestos por sus medicamentos. ¿Qué hace? Le dice al Consejo de Estado que emita un dictamen que, curiosamente, corrobora que, efectivamente, los catalanes están discriminados.

Por su parte, el Govern de la Generalitat dice que el euro por receta es constitucional. ¿Por qué? Porque el organismo consultivo creado en Catalunya, el Consell de Garanties Estatutàries, avaló en su momento la creación de esta tasa. Un ejemplo de Organismos S. A.

Luego está el tema de las encuestas. No entraré en valorar por qué las estadísticas que hacen públicos los medios de comunicación no acostumbran a coincidir en casi nada, ya que, por lo general, cada uno las hace a su manera. Me centraré en los Organismos S. A.

Tenemos el Centro de Investigaciones Sociológicas, el CIS (no confundir con el CSI de la tele). Resulta que sacó una encuesta el mismo día que el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), que es el CIS, pero a la catalana.

El caso es que la encuesta del CIS no daba mayoría absoluta a CiU, mientras que la encuesta de la Generalitat, sí. Este es otro ejemplo de Organismos S. A. en el que cada uno dice cosas totalmente diferentes. En este caso, habrá que esperar una semana más y ver el resultado del 25-N para salir de dudas. Y por lo que respecta al euro por receta, la discusión -para variar- seguramente acabará en el Tribunal Constitucional… S. A.

¿Qué hiciste el 14-N, papi?

Carl von Clausewitz escribió aquello de que «la guerra es la continuación de la política por otros medios». No nos engañemos, mucha gente conoce esa frase porque la dice Denzel Washington en la trepidante película Marea Roja, de Tony Scott. En cualquier caso, lo que interesa es que, en una campaña política, los partidos se ordenan como Ejércitos que buscan derrotar al enemigo. Así, el jefe de campaña es el general o comandante de las tropas. Él, junto al jefe de prensa, es quien decide a quien concede o no entrevistas su candidato, a qué programas de televisión o de radio va, en qué actos se deja ver…

Todos los partidos tienen sus siglas, que identifican a su Ejército, así como sus banderas (carteles electorales) y sus lemas de batalla (el que han escogido para la campaña). Además, despliegan a sus soldados (las palabras «militante» y «militar» se asemejan mucho) para que ejecuten sus órdenes. O sea que la guerra total es, en sí misma y con todas estas armas, la continuación de la política en época electoral. Pero, ¿a qué tipo de guerra asistimos?

Para mí, esta contienda electoral se asemeja más bien a la que describe Blake Edwards en la comedia ¿Qué hiciste en la guerra, papi?. Un ejemplo es la actitud que han tomado los partidos ante la huelga general del 14-N. La mayoría, excepto Alicia Sánchez-Camacho (PPC), dicen que han suspendido su agenda del día. Incluso Artur Mas (CiU) no hace actos públicos por «respeto» a la jornada de paros. O sea, el presidente de la Generalitat, a quien muchos huelguistas señalan como instigador de los recortes en Catalunya, resulta que medio suspende su actividad por la huelga, aunque seguirá concediendo entrevistas hoy en la intimidad. Al final, resultará que la ciudadanía ha conseguido recortar al president ni que sea su agenda electoral. ¿Irónico, no?

Otra situación al estilo Blake Edwards es que haya candidatos que han decidido participar en la manifestación del 14-N. Incluso Oriol Junqueras (ERC), que es alcalde, ha ejercido de piquete informativo. ¿Han suspendido estos partidos, en realidad, su agenda electoral del 14-N? No, rotundamente, no, porque el hecho de participar en la concentración de Barcelona por la huelga general y hacer declaraciones ante los medios de comunicación convierte su asistencia en un mero acto electoral.

Por lo tanto, no hay ningún partido político que haya suspendido su agenda electoral por la huelga general. Todos están al pie del cañón. Y si  von Clausewitz los viera seguro que cambiaría su frase por esta: «la política es la continuación de la guerra por otros medios».

El Péplum catalán

Si de una cosa se habla en estas elecciones es de profetas y mesías. Más que unos comicios parecen un Péplum con aires bíblicos. Cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convocó las elecciones argumentando que se lo había pedido el pueblo en la manifestación de la Diada, desde la oposición ya se le empezó a criticar su discurso mesiánico. Ahora, ya corren por las redes sociales las parodias del cartel de propaganda electoral del candidato de CiU, a quien comparan con el Charlton Heston de Los diez mandamientos. Hasta en TV3 hicieron alusión en su momento al mesías Mas en el programa de humor Polònia.

Lo cierto es que todo el mundo quiere ser profeta en su tierra en estas elecciones. Y la verdad es que si hiciéramos caso de todo lo que se dice no podríamos dormir por la noche, ya que, cuanto menos, parece que se va a acabar el mundo. La candidata del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, ya ha hablado de las cinco crisis (del euro, de financiación, de la Seguridad Social, comercial y de deuda pública) que se producirían si Catalunya fuera independiente. Esto recuerda a aquello de las plagas bíblicas. Otro ejemplo de las profecías políticas que dominan esta campaña.

Y, en general, todos los discursos que estamos escuchando estos días de todos los candidatos son de este estilo. Unos aluden a Ítaca, otros apelan al Desperta Ferro de los Almogàvers y el lenguaje adquiere una dimensión casi de leyenda o de poema épico. Como digo, es un tono generalizado entre todos los partidos, cada uno a su manera. Y, esto, desde el principio, cuando ya se tildó a estas elecciones como las más decisivas e importantes de la reciente historia de Cataluña.

Pese a que se ha descubierto recientemente en Guatemala el calendario maya más antiguo, que desmiente que el 21 de diciembre se acabe el mundo, los hay que aún creen que no llegaremos a 2013. O sea, que los que se hayan propuesto dejar de fumar o perder unos kilos a partir del 1 de enero mejor que lo hagan ahora.

Si seguimos con el discurso apocalíptico de nuestros políticos, incluso podríamos relacionar la fecha que daban los mayas del fin del mundo con la constitución del nuevo Govern catalán. Porque, más a o menos, la cosa irá por ahí, una vez que se sepa el resultado de las elecciones el próximo domingo, día 25. Pero, que yo sepa, de momento, aún ningún candidato se ha atrevido a relacionar los malos augurios del calendario maya con lo que pueda pasar en Cataluña… al menos, de momento.

 

El Conde de Barcelona y la vía andorrana

En estas elecciones -e incluso antes de la precampaña- todo va muy acelerado. Se habló de convocar los comicios antes de que el presidente de la Generalitat los fijara oficialmente; se han escrito ríos de tinta sobre la independencia de Cataluña cuando aún ni siquiera se ha votado el nuevo Parlament; se hace mención a una hipotética salida de Cataluña de la Unión Europea cuando aún ni siquiera se ha convocado un referéndum y todo el mundo se refería a esta posible consulta cuando aún no se habían hecho públicos ni los programas de los partidos.

Es como si todo el mundo hubiera experimentado una especie de Regreso al Futuro, como si todos se hubieran transformado, a su manera, en Michael J. Fox . Con ello, nadie parece tener interés en el día a día. El presente parece ser sobrante, un incordio.

Últimamente he podido hablar con varios economistas sobre una hipotética Cataluña independiente excluida de la Unión Europea. Existe una corriente económica en Cataluña que, ante esta posibilidad, responde: «¡Y qué pasa! No se acaba el mundo». Argumentan que hay muchas maneras de estar vinculado a Europa sin ser un miembro de pleno derecho de la Unión. Hay varios países de la UE que ni siquiera tienen el euro como moneda propia y otros que lo utilizan sin ser miembros de este club del mercado común. Andorra es el ejemplo más cercano, un país donde el catalán es la lengua oficial, con voz propia en la ONU, sin Ejército y que basa su economía en el comercio y el turismo, básicamente.

También he intercambiado puntos de vista con políticos catalanes sobre el papel de la Familia Real en todo este asunto. Desde CiU ya se ha lanzado algún mensaje públicamente pidiendo que el rey Juan Carlos I de un paso atrás y deje al príncipe Felipe en un primer plano. «El problema fuerte» en las relaciones de Cataluña con el Estado es el Rey, afirmó Oriol Pujol. Y es que la carta que publicó el Monarca denunciando las «quimeras» independentistas poco antes de la reunión Rajoy-Mas en Madrid no sentó nada bien en la coalición nacionalista.

Dicho esto, ¿es el Príncipe Felipe la figura llamada a ser clave en una nueva Transición española, ya sea hacia el federalismo que propugnan los socialistas, hacia el soberanismo de los nacionalistas o hacia el inmovilismo que defienden los partidos más centralistas?

No hay que olvidar que el Rey de España es Conde de Barcelona, un título más importante de lo pueda parecer. Solo un ejemplo: cuando Juan de Borbón renunció en 1977 oficialmente a sus derechos dinásticos a favor de su hijo Juan Carlos, no quiso desprenderse del título de conde de Barcelona, pese a que éste está vinculado al titular de la Corona.

Ahora, volvamos a Andorra. Un pequeño país enclavado en medio de las montañas del Pirineo. Nadie se mete con él y va acumulando años y años de vida propia, con sus propias leyes, su Constitución, su presidente y sus Copríncipes. Esto es, la Iglesia y Francia o, lo que es lo mismo, el Arzobispo de Urgell, Joan- Enric Vives, y el presidente francés, François Hollande. Con protectores como estos, ¿para qué quieren un Ejército?…

Y, ahora, juntemos todos estos elementos y tendremos otra de estas teorías futuristas. ¿Qué pasaría si Cataluña se saliera de España pero mantuviera el euro, como Andorra, a la espera de ingresar en la Unión Europea? ¿Y si se buscara un Copríncipe protector? ¿Por qué CiU confía más en el papel del Príncipe Felipe que en Juan Carlos I? Los catalanes, ¿estarían dispuestos a mantener un Conde de Barcelona, como figura simbólica protectora, a cambio de su independencia?

¿Son más republicanos que independentistas?… Solo un dato para acabar: cuando el Parlament, justo al final de esta última legislatura, votó a favor de que el próximo Govern catalán convoque un referéndum soberanista, en cambio, rechazó quitarle los títulos nobiliarios catalanes a la Familia Real española. Todo esto en la misma sesión parlamentaria. ¿Por qué?

 

El rescate de los partidos

La pesca es un hobby para muchos y, últimamente, se está convirtiendo otra vez en un medio de subsistencia ante la falta de recursos de las familias. En Cataluña se están dando varios casos en que se ha prohibido expresamente pescar en varios ríos bajo amenaza de fuertes sanciones ante el incremento de pescadores. En el tramo final del Besòs, por ejemplo, la multa puede llegar a ser de 6.000 euros.

Me ha dado por hablar de pesca hoy porque eso es lo que hacen los partidos en época electoral: lanzan sus anzuelos para pescar votos. Uno de los peces más comunes que tenemos es la carpa, que en varios lugares del mundo se considera una especie invasora. En japonés se ve que se denomina koi, cuyo homónimo también significa amor o afecto. ¿Curioso? Si volvemos al plano político, sí, porque los partidos buscan ganarse a sus votantes tirando la caña al río con el máximo de mimo.

Pero, ¿qué está pasando en estas elecciones catalanas? Pues que los partidos no tienen suficientes euros para derrochar en grandes campañas. Ni tan siquiera se ven muchos carteles por la calle, ni banderolas en las farolas (ni mucho menos, anuncios en la prensa). Entonces, ¿qué es lo que se lleva este año?… Pues, precisamente, las carpas.

Vayas donde vayas te encuentras con una carpa de algún partido político, ya sea en una rambla, en un mercado, en un puente o en medio de una feria de entidades de barrio. Sí, los partidos se han lanzado al arte del carpeo para ganarse el amor y afecto de los catalanes. Vemos a los militantes y simpatizantes en las calles, repartiendo folletos e intentando cazar adeptos para su causa. Pero, ¿solo quieren el voto?

Resulta que en estos tiempos de apretarse el cinturón no solo los bancos o incluso países enteros necesitan ser rescatados, también, los partidos. Todos dicen que han reducido sus presupuestos. Incluso lo anuncian como queriendo dar ejemplo, pero, en realidad, como se dice en catalán on no n’hi ha, no en raja.

El carpeo solo es una de las maneras de ahorrase dinero. También los hay que emiten una especie de bonos para que simpatizantes y amigos les financien la campaña a cambio de devolverles luego el dinero. Sí, el rescate ciudadano de los partidos ya está aquí.

En Cataluña aún no se han podido poner de acuerdo para aprobar medidas de transparencia en la financiación de las diferentes formaciones políticas, entre otras cosas, porque la última ha sido una minilegislatura. Pero, lo que sí que está claro es que, cuando la pesca de la carpa (o mediante las carpas) deja de ser un hobby y pasa a ser un método de subsistencia… es que algo muy, pero que muy gordo está pasando.