El acoso a Rajoy se va produciendo de forma lateral, intensa y creciente, con cierto disimulo, pero también con apresuramiento. Empezó el propio Rajoy a cuestionarse su papel con un discurso complicado y equívoco desde el famoso balcón de la sede social del partido la noche de autos. Probablemente el peor discurso de Rajoy, porque no ganar a Zapatero no era una sorpresa, todos los indicadores lo apuntaban.
La sorpresa fue que el PP de Rajoy superara el 40% y diez millones de votos, que casi nadie había pronosticado. Ningún sondeo estimó tantos votos populares (y ninguno atribuyó a los socialistas tanto votos), por tanto había elementos suficientes para un discurso menos pesimista que el exhibido por Rajoy. El adiós final, con el gesto de los dedos en los labios a modo de despedida, aventó inmediatamente la sensación de fin del cuento.
Pero desde las filas del PP y en especial de su dirección no ha salido ninguna declaración reclamando o sugiriendo la dimisión del líder y la apertura del proceso sucesorio. Quizá porque lo que interesa es la sucesión, nadie quiere gastar munición en la fase previa de abrir la puerta o la ventana.
El propio Rajoy despejará incógnitas esta tarde, pero en tanto eso ocurre cabe apuntar tres hipótesis:
1ª.- Rajoy tiene argumentos para seguir y revalidar su liderazgo sin cautelas (ni tu tías que dijo Fraga, cuando quería decir tutelas, al romper en público y con pasión la carta de dimisión sin fecha que le entregó Aznar recién elevado al poder en 1989) y volver a enfrentarse a los socialistas con otra estrategia. Felipe González perdió dos elecciones antes de ganar (y otra antes de irse) y Aznar también perdió dos veces. ¿No merece esas oportunidades Rajoy?
2ª.- Rajoy se va sin condiciones, como Almunia. Punto final, a otra cosa mariposa.
3ª.- Rajoy anuncia que se va pero gestionando su sucesión, como hicieron sus dos predecesores, Aznar y Fraga. Se reserva el derecho de proponer y conducir en un Congreso menos plebiscitario que los anteriores.
Otra historia es si los que aspiran a la sucesión (y sus animadores) pueden resistir la tensión, tiene tantas ganas que no soportan galanteos, tanteos ni florituras. Esto va rápido, acelerado, van a por Rajoy, no pueden soportar la comezón.