"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Archivo de mayo, 2008

San Gil pega duro a Rajoy

Un ministro de Fernando VII, Calomarde (de Teruel) luce en la historia por la frase “manos blancas no ofenden”, respuesta a la bofetada que le propinó la infanta Carlota Luisa, tía de la futura reina Isabel II, contra la que conspiraba Calomarde.

Quizá Rajoy se ha acordado de Calomarde, pero en este caso para refutar la frase. Las manos blancas de María San Gil han hecho mella en la pandíbula del pretendiente popular. Las críticas de Zaplana, Acebes, Esperanza… y las del resto del coro mediático antiRajoy han sido collejas frente al puñetazo de María San Gil, directo y contundente, mediante una escueta nota de desistimiento, sin argumentos ni detalles.

La conclusión del gesto: San Gil no se fía de Rajoy, ni aun cuando éste asuma sus tesis íntegramente. La guipuzcoana discrepa, no se fía y, además, no se va a casa. Evidentemente detrás de San Gil hay táctica y estrategia. María (en el PP solo hay una maría) como ha apuntado Ana Botella representa un referente “moral, político y afectivo” del partido, es decir un depósito de autoridad moral.

A Rajoy quieren aburrirle, minar su resistencia emocional, que se vaya murmurando, como Romanones, “vaya tropa…” Y hasta el Congreso del PP faltan cuarenta días, que van a ser duros para Rajoy, inquioeto cada mañana por adivinar d edonde le vendrá el golpe.

En la doliente UCD del final, los democristianos y otras familias menores barrenaron con eficacia el partido o la coalición de partidos que era aquella falsa Unión. Quizá ahora se repite la historia. Meses atrás parecía imposible la hipótesis de una ruptura en el PP, pero en pocas semanas el panorama ha cambiado. El bofetón de María San Gil, abre la puerta a otra oleada de críticos, que sin pedir a Rajoy que se vaya le indican la puerta con urgencia.

¿Debate de ideas? Pues no parece, dicen que es de confianza, de que unos no fían de los otros, aunque unos y otros están donde están en función de sus opciones de poder interno. ¡Qué duro es perder!

Entender el PNV…para ganar

El PNV va más allá de un partido, es un mundo complejo donde la lealtad a una idea nacional preside todos los actos. No es exactamente lo de Dios, Patria y Fuero, pero se le parece. Por eso en el PNV suele haber dos o tres almas, varias corrientes y conciencias, distintas posiciones simultáneas que alguna vez conduce a una escisión traumática, que tratan de evitar pero que a veces ocurre. Ahora se perciben esas dos almas clásicas, vizcaína y guipuzcoana, la de Urkullu-Imaz y la de Arzallus-Egibar, y en medio el lendakari como figura con luz propia, como fuerza de arrastre electoral con su propia agenda y destino.

Todo lo que digan y hagan los del PNV, que será variado y contradictorio, hay que leerlo en clave electoral. Tratan de sumar esos 400.000 votos que les otorgan el poder o los suficientes para que los socialistas no amenacen su hegemonía tradicional. Un PNV sin poder suficiente es una de las experiencias que faltan en nuestra democracia.

Y según parece ese es el objetivo de Zapatero para esta temporada. En esa clave habrá que interpretar la visita de Ibarretxe a la Moncloa y las explicaciones posteriores. Lo que ambos van a decirse es previsible, ya lo saben, lo que está por ver son las explicaciones posteriores, la lectura que cada parte haga del encuentro.

Zapatero tiene que sostener un debate a dos bandas, uno discreto y tranquilizador con Urkullu y otro tenso y calculado con Ibarrretxe. Y entre medias encuestas para medir la temperatura de la ciudadanía vasca y mucha resistencia para aguantar las embestidas de los terroristas que querrán jugar su propia partida. ¿Qué papel le toca a Rajoy en esta compleja partida?

Lo que lo de Coslada esconde

La trama policial-mafiosa de Coslada, como la de Marbella y unas cuentas más vinculadas a municipios con mucho trajín, pasará como una historia más de delincuentes pillados y, en algunos casos, sancionados y condenados. Pero detrás y al lado de la trama hay síntomas alarmantes de una sociedad amorcillada, a la italiana.

El concejal de Seguridad de Coslada (una ciudad de cien mil habitantes) declaraba ayer en rueda de prensa que nadie denunció la trama, que no tenía constancia de denuncias. Una exculpación grosera, sacudirse un problema que le afecta de lleno; porque si no se enteró es como para que se dedique a otra cosa. Cuando a un responsable político le pasa algo semejante al lado (y vale para el alcalde) lo único decente que puede hacer es dejar la carta de dimisión y desaparecer.

A los jueces corresponderá delimitar las responsabilidades penales de este caso, lo cual llevará tiempo, pero los poderes municipales y alguno más arriba tienen motivos como para preguntarse por su trabajo, por el desempeño del cargo y por preparar explicaciones e incluso dejar el cargo.

Lo poco que se sabe del caso Coslada es alarmante en si mismo y más aun que haya pasado desapercibido durante tantos años. Resulta que mucha gente de Coslada sabía lo que pasaba, pero nadie tomó cartas en el asunto, ha sido una investigación de otra materia la que ha destapado el pastel.

Lo que de Coslada esconde es que delante de nuestras narices anidan mafias por encima de la ley que violentan a demasiadas personas con derechos. Es decir que esta democracia anda bastante averiada.

Juzgados, almacenes de papel y retrasos

El moribundo Consejo General del Poder Judicial, con prórroga desde hace un año por la incapacidad política para designar al que toca, va a tomar conciencia hoy de que existen centenares de miles de causas penales por notificar y ejecutar y millones de trámites judiciales de todo tipo por cumplimentar. Retrasos acumulados que se convierten en norma, que forman parte de la natural y cotidiano. Retrasos agravados por aquella huelga en período electoral que se solventó con una perrillas y la intervención aparatosa y solemne del propio ministro durante un fin de semana.

Los responsables de semejante desastre, probablemente el mayor de los que padece la sociedad española por culpa del Estado, son varios y diversos, En realidad son todos los que intervienen en el proceso: el gobierno y el ministerio de Justicia, los gobiernos autonómicos con competencias en la materia, el Poder judicial y los propios jueces y fiscales y agentes judiciales que aceptan el desastre, que se movilizan por unos euros, pero conllevan una fatal incompetencia.

El Estado ha organizado con eficacia probada el sistema fiscal, el de seguridad social, el de identificación personal, el cobro de las multas menos relevantes, la inspección técnica de vehículos, el registro de animales domésticos… pero no es capaz de ordenar y controlar la ejecución de sentencias y de condenas y trámites judiciales. El Estado conoce todos los detalles imaginables de cada bien rústico o urbano, sus lindes, propietarios, hipotecas… pero no acierta a tener controlados a los condenados con penas pendientes.

El caso del asesinato de una niña en Huelva ha colocado sobre la mesa el problema con irritante claridad. Han pasado semanas, protestas y evidencias y los responsables del desastre siguen mirando al tendido y buscando como endosar la responsabilidad a terceros, escurriendo el bulto. Una colosal vergüenza de la que no se escapa ninguno de los que tienen que ver con ella.

Sarkosy: ¡cómo encogió en un año!

Los periódicos de un año atrás iban llenos de Sarkosy, un bajito vencedor de las presidenciales francesas que venía a reformar Francia, a ponerla en hora y sacarla del pesimismo y el decaimiento. Un año después el reformista se ha quedado en galán de la vieja escuela, enamoradizo y fallero.

Cuando la moda de las (.com), a principios de este siglo, escuché a un consultor financiero que las empresas tecnológicas se caracterizaban por una “alta combustión del capital”. Me pareció una memorable tontería pero tenía su gracia, describía bien el fenómeno. Mucho dinero gastado y pocos resultados efectivos. En política pasa algo semejante, líderes muy ensalzados, que parecen genios, pero que con unos pocos lavados se quedan encogidos, sin apresto ni fuste.

Este Sarkosy, que relevaba a un Chirac que aburría a las ovejas, y que llegaba con un discurso atrevido, decidido, poniendo las pilas al personal, se nos ha quedado en cohete de feria con poco recorrido. La economía francesa sigue como estaba y los cambios sociales anunciados están por llegar.

El 6 de mayo del pasado año los franceses festejaban la llegada del renovador y un año después la Francia que declina sigue igual que antes, y lo más notorio de este nuevo presidente es su nueva señora (tercera) que le modera y conduce a las buenas maneras.

En tan corto período de tiempo como un año el laborismo británico se ha ido a pique tras el despido de Blair; y Berlusconi ha vuelto al poder en Italia. Es decir que de tres de los países centrales de la Unión Europea hay poco nuevo y bueno por llegar. Alemania con su complejo gobierno de coalición forzosa encabezado por la señora Merkel es el único país de los grandes que acredita una tendencia a mejor, una estrategia de recuperación tras un quinquenio previo de estancamiento.

Conclusión: conviene desconfiar de esas estrellas mediáticas de verbo rápido y florido que vienen a reformar pero que instalados en el poder se acomodan y poco más.

Acebes, protagonista del día

El protagonismo de la jornada corresponde a Ángel Acebes, un político profesional, leve, que ha ocupado puestos muy relevantes durante veinte años, entre sus 30 y 50 que cumple en breve: (tres ministerios, la secretaria general de su partido, portavoz en el Senado, alcalde de su Ávila natal…) pero del que se recordará poco más allá de su difícil papel el 11M2004, con el más trágico atentado terrorista de nuestra historia.

Flor de un día, que es de lo que tratan los medios informativos. Cada día su afán, y el mismo afán y espacio para algo irrelevante, como para lo trascendente. Y en estas horas toca Acebes, aunque no falten historias simultáneas más trascendentes.

Ortega decía “hablemos de las cosas…”, es decir ocuparse de lo que interesa a las personas. Por ejemplo interesa y mucho la tubería que va a llevar agua de Tarragona a Barcelona, agua del Ebro a Barcelona, en lo que podemos llamar trasvase, trasferencia de agua o lo que cada cual quiera, pero si no es trasvase se le parece como un huevo a otro. Una obra que está en el punto de partida para que concluya en otoño. O de las tuberías gigantes, de medio kilómetro, que han llegado al puerto de Barcelona para tomar el agua del Mediterráneo, a dos kilómetros de la costa, que abastecerá la desaladora de El Prat, que va a resolver por muchos años buena parte de las necesidades de agua de boca de Barcelona dentro de un año.

A lo largo del día unos millones de norteamericanos en Indiana y Carolina del norte pueden determinar la suerte del candidato demócrata a las presidenciales de noviembre. Unas primarias demasiado largas y azarosas, que en febrero apasionaron a los medios españoles y que ahora aburren.

La información es fallera, espectacular, dura poco, las historias no concluyen, no se siguen. Podemos llamarlo cultura de envoltorio, de apariencia. No hay tiempo ni concentración para lo trascendente. Así que Acebes es el protagonista del día, porque planta a Rajoy y se le ve sonriente, feliz ante las cámaras. Los socioistas lloran su marcha, era un buen aliado para movilizar sus votantes perezosos.

Leopoldo Calvo Sotelo, un político decente

Cumplió los 82 en abril y se ha ido sin avisar. Uno de los cuatro expresidentes de gobierno de la democracia; lo fue entre Adolfo Suárez y Felipe González; un presidente accidental, de 22 meses, que llegó al gobierno en 1981, mediada la 1ª legislatura constitucional, tras la sorprendente dimisión de Suárez y con el golpe de estado del 23F-81 como prólogo de su mandato. Disolvió la cámara, agotado por una oposición socialista dura y por las conspiraciones internas de una UCD agonizante. Perdió las elecciones y sufrió el derrumbe de su partido. Iba de nº 2 por Madrid pero no consiguió acta, aunque luego ocupó un asiento en el Congreso, donde pronunció algún discurso memorable, tras la dimisión del candidato centrista, Landelino Lavilla.

Leopoldo Calvo Sotelo respiró política desde su nacimiento, por parte de padres y abuelos (los Calvo Sotelo y los Bustelo), liberales, monárquicos, asentados en Ribadeo (Lugo) y Madrid. Huérfano de padre desde la infancia, ingeniero de caminos, directivo de empresas del grupo Urquijo-Hispano y consejero delegado de una de las empresas industriales más importantes de los años sesenta y setenta Explosivos Río Tinto. También político por vocación y pasión, en las juventudes monárquicas y en las filas de los democristianos.

Fue procurador en representación del sector químico en las penúltimas Cortes de Franco y ministro de Comercio (a propuesta de Fraga) en el primer gobierno del Rey presidido por Arias navarro, el preconstitucional. Luego, con Suárez como presidente, lealtad que Fraga no le perdonó, fue ministro de Obras Públicas (su ministerio natural), ministro de Europa y Vicepresidente económico. Y entre medias, director-organizador de aquella coalición que se llamó UCD, donde confluyeron liberales, socialdemócratas, cristianodemócratas, reformistas y otras especies.

Calvo Sotelo fue un caballero de la política, educado, ingenioso, culto, irónico. Sus tres libros de memorias, bien escritos, inteligentes, generosos en los silencios, son de lectura obligatoria para quienes estudiaron la transición y la etapa Suárez.

Puestos a destacar algunas de las decisiones que tomó creo que la más relevante fue el recurso al Supremo tras la condena, blanda y pastelera a los golpistas del 23F, dictada por un tribunal militar. Fue un gesto relevante de supremacía del poder civil, de normalización democrática. También la integración en la OTAN y la negociación con la Comunidad Europea para la adhesión de España, que materializaron los socilistas.

Leopoldo Calvo Sotelo fue un político honrado, decente, coherente y leal a sus propias convicciones. Le tocaron tiempos muy duros, en lo político y en lo económico y cumplió con dignidad.