"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Archivo de octubre, 2007

Cien asesinos andan sueltos

¿Cuántos etarras andan sueltos con pistola o explosivos dispuestos para matar? ¿Cuantos les apoyan, les facilitan información y escape, medios para sobrevivir? El censo de etarras, de colaboradores y de simpatizantes merecería la pena tenerlo fresco, al menos una aproximación.

Años atrás un conocedor de la materia estimaba que los asesinos llegaban a los trescientos, potenciales sujetos activos de los comandos terroristas. El entorno de apoyo comprometido con el terror podría alcanzar a unos tres mil y los sustentadores de todo ello a unos treinta mil que podían movilizar algo más de cien mil votos con el disfraz batasuno.

Eduardo Martín de Pozuelo, un periodista de La Vanguardia solvente y bien informado, decía ayer que los terroristas-asesinos (activistas, titulaba impropiamente el diario de Barcelona) son un centenar, malviviendo en Francia y en España, rumiando sus ofuscaciones y desvaríos criminales, con pistolas y explosivos. Son cien que traen de cabeza a millones, no tanto por su poder o habilidad como por su miserable cobardía, por matar con tanta traición como poco riesgo personal.

Cien detrás y delante de los cuales hay varios miles que trabajan para ellos, que les sostienen. Cien que antes o después irán a la cárcel, con condenas cada vez más largas, más duras, y con decrecientes posibilidades de remisión de las mismas. Son solo cien pero que llevan de cabeza a millones. Cien a los que hay que aislar, reducir, desarmar y encarcelar, a ellos y a los que les sustituyan, cada vez más torpes, más imprevisibles y más vulnerables.

Martes, ni te cases ni te embarques

El martes, día 16 del mes, a la mañana, en el palacio llamado de la Moncloa, Zapatero e Ibarretxe se van a oír uno a otro. ¿Habrá voces? No parece, sus discursos son previsibles, llamados a no entenderse, pero sin perder modos. Zapatero no aceptará la propuesta del de Llodio y éste no cambiará un discurso con el que lleva seis años y al que consagra su futuro político.

Ambos quieren ganar las elecciones próximas, Zapatero las generales, y el otro, las vascas, que se celebrarán cuando las convoque, una vez que su partido le confirme como candidato. De la reunión del martes lo importante no es tanto lo que desacuerden como lo que escenifiquen; quién y cómo explica y con que argumento. Política gestual, interpretativa, que luego servirá para que los demás reiteren su discurso ya conocido.

También el martes el Tribunal Constitucional libra otra batalla interna político-partidista, con descalificaciones de algunos de sus componentes, que pondrán otro clavo en el ataúd de su desprestigio. En vez de interpretar y defender la Constitución, el llamado alto tribunal se ha convertido en espacio en el que derrotar al adversario político.

Los responsables principales de semejante desafuero son los propios magistrados, alineados en vez de independientes, tácticos en vez de justos. Probablemente el desgarro interno del Tribunal es lo más grave que está pasando en la vida política, más desde luego, que unos pocos energúmenos quemen retratos por las calles.

Miguel Delibes, desde la altura de su experiencia y fatiga, dice que le aburren los insultos cruzados de los líderes políticos, “no me gusta la política, ni los políticos… me temo que ninguno tiene otros recursos”

Paz provisional en los derechos del fútbol

Los derechos para dar fútbol por televisión levantan pasiones y han alborotado la política y, en especial los medios informativos. Nunca tantos intereses se lidiaron en las páginas de los periódicos, a cara de perro, sin recato, dejando claro quienes son los amigos y los enemigos.

Un juez de primera instancia ha puesto orden, ha dictado una resolución que aplaza la confrontación y suspende la guerra. Es el poder de la justicia. Especialmente valioso cuando actúa con diligencia, cuando no deja que los problemas se pudran hasta hacer imposible el arbitraje de los tribunales.

En este caso ha habido rapidez, sin urgencias patosas. Demandas presentadas hace semanas se han resuelto en tiempo y en forma. Quedan recursos, pero hay medidas cautelares, fianzas de garantía y la imposición legítima de una sentencia que admite recurso pero que marca un camino.

La versión que cada una de las partes ha dado en sus respectivos medios ha sido tan parcial y subjetiva como suele ser habitual en estos casos. Todos han ganado, todos sienten que el juez les da la razón. Aunque eso no sea posible.

En estos casos mercantiles la razón la otorgan los jueces y, en su caso, la mediación de las partes para buscar opciones soportables que eviten males mayores. La tregua que establece el juez debería permitir alcanzar un modelo más estable, sin merma de la competencia pero sin odios que contaminen otros negocios.

Esta paz provisional ha tranquilizado al gobierno que no quiere intervenir en el conflicto y deja las armas prestas, levantadas, pero en silencio. Para eso sirven los tribunales cuando actúan con diligencia, para poner orden y conllevanza pacífica, aunque sea provisional, temporal, parcial.

La inevitable memoria histórica

Soy partidario de la memoria, olvidar los orígenes es empezar a volver a equivocarse. También soy partidario de echar atrás, de prescribir., no olvidar, pero tampoco instalarse en el pasado. En España pusimos puerta al pasado, la estrategia de reconciliación la defendieron desde la derecha a la izquierda, desde dentro del régimen de Franco y desde el PCE. Fraga y Carrillo, Suárez y González-Tierno dieron sobrados testimonios. Y muchos otros.

Sobre la ley de Memoria Histórica no tengo criterio, no he leído el texto más allá de las reseñas de prensa. Sobre su oportunidad si tengo opinión. Creo que es necesaria, que nos debemos la memoria, el recuerdo, y sobre todo la enmienda, no volver por algunaa sendaa. No volveremos porque no es posible, no está en la naturaleza de las nuevas generaciones que hoy son mayoría.

Un joven con empleo político decía esta mañana en una televisión, airado, seguro, ¿es que voy a tener que preguntar a mis padres que hicieron mis abuelos en la guerra civil? Me sorprende que no lo haya preguntado años atrás, más aun en una persona con conciencia política y pretensión de vivir de la política. O fue un cínico en ese comentario o anda escaso de razones.

Este proyecto de ley debería haber sido consensuado, sin consenso falla en la base. Quizá hoy es imposible el consenso en asuntos sensibles o emocionales. Cuantos más grupos parlamentarios apoyen el proyecto mejor; que los extravagantes de ERC se descuelguen del consenso me parece lógico, también va en su condición. Que el PP no se sume era previsible, no está el ambiente para otra cosa.

Pero la memoria histórica es necesaria, es útil, es debida. Y habría que hacerlo bien. Leeré la ley atentamente cuando el texto esté ultimado y me formaré juicio sobre este episodio, pero la memoria hay que establecerla, para todos, de todos, con respeto y con discrepancias de fondo. Una memoria inevitable.

La mala cara de los batasunos

El desfile de los dirigentes batasunos por las escaleras de la Audiencia Nacional no les debe resultar novedoso, casi todos ellos han pasado varias veces por ese edificio y no pocos han salido de allí camino de prisión. En los juzgados la suerte de los batasunos ha sido desigual, los magistrados necesitan pruebas contundentes y en no pocos casos estos rebeldes se han ido de rositas; por eso su temor al Estado español constitucional, que odian, es relativo, utilizan sus garantías para burlarse de él, y de su clemencia. Y además conocen los casos de terroristas condenados y en prisión que, hasta ahora, han redimido penas y mitigado las condiciones penitenciarias merced a la benignidad del sistema penal.

Pero las recientes decisiones de la Audiencia contra Otegui, las últimas condenas de etarras con el Código Penal reformado (que alargará su tiempo en prisión) y el acoso a la cúpula batasuna y sus ramificaciones, marcan una nueva estrategia contra el entramado terrorista.

Las habituales movilizaciones de protesta (el principio acción reacción) han tenido bajo seguimiento, cientos donde antes había miles. Y las caras de los que comparecen ante los medios son menos altivas, menos confiadas, más desgastadas. A los batasunos se les pone cada vez peor facha, monaguillos de terroristas que no dan la cara, con decreciente apoyo externo (a pesar de los esfuerzos de los Azcárraga y los Ibarretxe para dar aire a los primos batasunos(. Van a menos, poco a poco, pero a menos.

Zapatero no se inmuta ante un video insidioso

El video insidioso de las Juventudes Socialistas no se diferencia de otros que han poblado la contienda política sin ejemplaridad ni talento. Recuerdo el del gusano, el del doberman, los del aznarista Rodríguez )Miguel Angel). Todos ellos basados en el juego sucio, en ir al tobillo del adversario con malas artes, con relato deficiente y grosero. Sospecho que todos han sido contraproducentes a sus objetivos, que han perdido más que ganado votos.

Me gusta la publicidad competitiva, la de contraste entre posisiones que se respetan y me descompone la falta de respeto a los demás que revela déficit de recursos y de talento y carencia de principios. El video de esta semana es tan malo como el peor de los anteriores.

Pero lo más decepcionante me ha resultado la indiferencia del presidente Zapatero, del secretario general del PSOE, que ante la evidencia de la grosería, le parece interesante porque animará el debate. Tuve esa misma decepción años atrás, cuando los socialistas, en la oposición, se resistieron a condenar los actos de violencia contra sedes y personas del Partido Popular.

Sostengo que la buena educación y maneras es una condición previa y necesaria y que su pérdida pone en riesgo la correcta argumentación. El déficit de educación en la vida política es alarmante, el “pujaltismo” esas maneras groseras que encarna el diputado popular, gustará a unos cuantos hooligans pero al común de los ciudadanos les lleva a la indiferencia y el pasotismo.

El video de estos jóvenes marca un paso más hacia lo grosero y lo faltón, el brochazo grueso de la inteligencia corta y los recursos escasos. Lamentable. Y más aun que al señor Zapatero no le incomode. ¿Qué les pasa tras una temporada en ese solitario palacio del poder? ¡Y este decía que no le iba a cambiar el cargo!

Las comparaciones de Zaplana

No le encuentro la gracia al señor Zaplana, ni cuando reinaba en Valencia ni cuando encabeza el grupo parlamentario popular en Madrid. Debe tenerla ya que ganó elecciones, tiene seguidores y cuenta con vara alta en un gran partido como el PP. Sus intervenciones públicas, cuando se pone declarativo, son de poca densidad, previsibles, al tobillo del adversario.

Aun así me sorprendió esta semana cuando comparó el nuevo-viejo plan del señor Ibarretxe con el golpe de estado del 23F. Me llevó a recordar como vivimos aquello del 23F y como la declaración de Ibarretxe. Las comparaciones las carga el diablo, son equívocas, se hacen sin pensar y sale un churro que hay que explicar, rectificar, aclarar e incluso maldecir el momento en que llegó a la boca. Por escrito hay más mesura.

El golpe de estado del 23F de 1981 cortó la respiración de la nación, del conjunto de la sociedad. A muchos produjo pesar y decepción infinitas; aquella tarde y noche no dormimos, pendientes de lo ocurría en el Congreso y en los cuarteles y con sentimiento profundo de que no era posible. La vida social se detuvo, las familias se recogieron… Nada mejor que recordar la manifestación posterior, quizá la mayor que se ha conocido en España por número y emociones.

La declaración de Ibarretxe no paró nada, no emocionó nada, produjo pesar, sobre todo a algunos de sus nacionalistas hermanos. El tal Ibarretxe es canso, aburre, decepciona, pero no altera nada. Le van a devolver su plan por insuficiente. Y punto, a seguir barajando, conllevando, esta matraca del nacionalismo excluyente.

La comparación es odiosa y desacertada. Inquieta que un dirigente político de primera línea incurra en semejante desproporción. Si no aprecia el error es que no razona bien, lo cual no es preocupante, y si lo aprecia pero no le importa por aquello de jalear y armar ruido, es un irresponsable. Este señor dirigente con minutos garantizados en las televisiones, con influencia, debería reflexionar lo que dice, contenerse. Algún amigo debería advertirle que ese camino no da agua, no da nada. Con un poco de rigor y de metodología la política ganaría y los ciudadanos estarían agradecidos y confiados. Con los brochazos Zaplana dan ganas de bajarse. Aunque quizá el error sea escucharle, atenderle, reparar en ello. Quizá solo va al bulto y luego olvida. Solo aire, palabras vanas…

Los tipos de interés del BCE

Pasadas unas horas el Banco Central Europeo publicará su habitual declaración tras su reunión ordinaria para informar sobre su estrategia de tipos de interés. Todos los pronósticos apuntan que seguirán en el 4% y que la anunciada subida de un cuarto de punto en otoño y otro cuarto a fin de año, quedará para mejor ocasión; más que subida de tipos hay que ir pensando en algún recorte menor, pero recorte. Los problemas financieros de hoy no van tanto de tipos de referencia como de garantías de liquidez y de buen funcionamiento del sistema. La cuestión está más en el suministro que en el precio.

Los endeudados, especialmente los hipotecados con precios referidos al euribor miran cada mes al BCE como agua de mayo o como nublado con pedrisco: una subida significa un pico en la próxima revisión y una bajada alivia la presión

Pero no conviene perder de vista que el mercado actúa sobre la base de referencia, el tipo de intervención del BCE, al que aplica diferenciales y primas. En estos momentos con un tipo oficial al 4%, el euribor a un año anda por el 4,7% y no es probable que estreche la diferencia mientras no se aclaren las tinieblas de los mercados interbancarios, lo cual no es probable antes de primavera, cuando se detecte la profundidad y la extensión del ajuste financiero.

Así que no pierdan mucho el tiempo con ese dato del tipo del BCE y atiendan a la evolución del euribor a un año, que quizá ha tocado techo (es muy probable) pero que pudiera ser que si las tinieblas actuales se espesan se ponga más cuesta arriba. Del BCE hay que esperar más argumentos que el precio del dinero, argumentos que tienen que ver con la solidez del sistema y con las garantías de liquidez. En cualquier caso les sugiero que no tomen con cautela a los agoreros que solo ven desastres. Ir a menos no quiere decir quedarse en cueros.

La Vanguardia cambia de traje

La Vanguardia es un diario centenario de calidad. A mi hoy me parece el diario español más centrado y más sugestivo, no es el más influyente, entre otras razones porque no va por ese camino, se conforma con ser el diario de referencia de Barcelona y de Cataluña. Como lector diario muy a primera hora de la mañana, en Madrid, lamento que los de La Vanguardia no hayan perseverado para dar el salto a diario nacional de verdad, porque tiene mimbres de sobra para ello.

Esta mañana vino con cambio de traje. De primeras me ha desconcertado, hay cambios de aspecto y de ubicación, me ha parecido que perdía densidad y que se parecía a otros periódicos nuevos, más ligeros, más vulgares. Pero seguramente se trata de un rechazo inmediato, sin reflexión, a toda innovación sobre lo que funciona bien.

En segunda lectura me ha parecido que las señas de identidad del diario, el sello de la reforma que hizo Milton Glaser hace ya casi veinte años, se mantiene. He visto aciertos encomiables como la desaparición de ese cajón de sastre que suele ser la mal llamada sección de sociedad y una reorganización de funciones que tiene fundamento en la agrupación de áreas y temas.

La Vanguardia es un diario con carácter y con fidelidad a su trayectoria, no sorprende, no es errático y no se le ve el plumero de contradicciones indecorosas. El presidente Zapatero asistió a la aparición del remodelado diario, lo cual es un buen gesto por ambos.

De paso han reorganizado la redacción con 22 personas en el staff de la redacción de las cuales solo cuatro son mujeres y solo cuatro han nacido fuera de Barcelona. Casi todos rondan los cincuenta con variaciones de más menos cinco.

Sospecho que a medida que pasen los días el nuevo diseño será asimilado por los lectores sin echar nada a faltar, suele ocurrir y ese es el mejor índice de acierto, más que las primeras impresiones.

Si ustedes no leen nunca La Vanguardia, háganlo algún día, verán que no les decepciona. Y conste que no tengo ninguna relación profesional con esa casa.

De un terco y torpe

Al actual presidente vasco, el lendakari Ibarretxe, un paisano que le conocía bien, cuyo nombre no viene al caso ahora, decía años atrás que era “torpe y terco”. Una apreciación descriptiva y pesarosa, que el tiempo ha acreditado como bien echada. Un “terco y torpe” que se siente llamado a héroe, patriota, pero que puede quedar en anécdota con ribetes de extravagante a villano.

En septiembre del 2002 (etapa Aznar con mayoría absoluta, el Aznar duro de todos los duros) Ibarretxe puso en valor un Plan, con su nombre, y con un guión de reforma del Estatuto, un referéndum y la meta del estado libre asociado o lo que sea. Lo puso en danza con Zapatero en el gobierno y el Congreso se lo devolvió con tanta educación como firmeza, con la ley y la Constitución en la mano, marcando los tiempos sin espacio al victimismo procesal, al ese recurso de “no nos escuchan”.

Vuelve el tal Ibarretxe con lo mismo y le ocurrirá otro tanto, pero no repara en lo que rompe por el camino. Imaz, que está de salida, le advierte que cuando no hay cimientos los edificios se caen, pero el “terco y torpe” no entiende matices, se siente llamado y el ruido que provoca le alienta. Zapatero le dice que su plan no corresponde a esta sociedad, ni a este continente, ni a este siglo. Mientras los del ruido piden destitución, código penal, que es lo que espera el “terco y torpe” para decir que no hay manera, que con estos no hay manera.

Al fondo están las elecciones, varias elecciones, las del PNV abocado a respaldar a su lendakari; las generales en las que los nacionalistas temen perder posiciones, y finalmente las vascas donde los nacionalistas podrían perder el gobierno si los constitucionales supieran ofrecer salidas y no sólo confrontación. A eso si teme el “terco torpe”.