"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Paulino Garagorri, maestro en la memoria

A muchos el nombre de Paulino Garagorri no les dirá nada. Me ha sorprendido esta mañana la noticia de su muerte con sendas necrológicas en El País y ABC, la primera de Antonio Elorza que tuvo la oportunidad de conocerle en la vieja Facultad de Ciencias Políticas. Don Paulino tenía 91 años y vivía entre libros. Fue titular de la cátedra de Filosofía en la Facultad de Políticas (primer curso) y ejerció su magisterio con autoridad y estilo. El último de los discípulos de Ortega y uno de los que mejor conocían la importante obra de D. José, primero de España y quinto de Alemania, como dijo algún malicioso.

Traigo a cuento a D. Paulino porque fue uno de esos pocos profesores que quedan en el recuerdo de muchos alumnos, desde luego que en el mío. Recuerdo que enseñaba a razonar y también maneras, exhalaba bondad y autoridad, imperio de la razón y de la conversación. En primer curso marcaba la diferencia entre la enseñanza preuniversitaria y la universitaria. Nos hizo más maduros y quizá no se daba cuenta.

Suelo preguntar a los estudiantes que acaban por la lista de profesores de los que guardan memoria favorables, que les enseñaron algo de provecho. La lista suele ser corta, muy corta. En alguna ocasión me han dicho, ¡pues ninguno! Ese es el mayor problema de la universidad, que los profesores no sean maestros, que algunos llegan a catedráticos perpetuops pero sin antes haber enseñado como maestros de escuela.

D. Paulino era maestro, como D Luis Díez del Corral, como Maravall, … ¿Que les parece si intentamos hacer una lista de sus maestros en el recuerdo?.

9 comentarios

  1. Dice ser Acteón

    Recuerdo que Paulino Garagorri fue represaliado por el franquismo y extrañado a un pueblo gallego, lo mismo que hicieron con Agustín García calvo o con Enrique Tierno.A Garagorri le tocó exiliarse en Uña, donde tenía que hacer sus necesidades en el corral, por lo que no dudó en protestar ante las autoridades competentes ya que, al parecer, cuando estaba haciendo sus necesidades en tan forzado lugar los patos acudían a picotearle el trasero.Sabedor de aquella airada protesta, Chicho Sánchez Ferlosio escribió una diatriba graciosísima de la que sólo recuerdo el título: Los patos de Uña o el culo de don Paulino.

    30 noviembre -0001 | 00:00

  2. De la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, pocos pero ilustres.Ramón Roselló, TecnologíaGuillermo Armengol, Fotografía.Santiago Sánchez, Historia del Cine.Jose Miguel Contreras, Programación de Televisión

    12 julio 2007 | 13:29

  3. Dice ser Jacinto

    De la universidad Hispalense, a mediados de los 70, un profesor entrañable Ruiz Hollos, muy querido y admirado. Otro que no olvidaré es Madurga porque fue capaz de transmitir sensibilidad en unos momentos en que aquella universidad había perdido buena parte de sus pilares por emigrar a fundar colegios universitarios como Badajoz, Cádiz, …

    12 julio 2007 | 14:08

  4. Dice ser David malaguita

    En sexto de EGB recuerdo a nuestro tutor Antonio, que lo sería hasta octavo, al que apodábamos el cateto, buena persona que le tocó bregar y poner disciplina a base de puntos negativos, con la peor clase de aquel año…por cierto en un hecho sorprendente fui capaz de encontrarle el coche que le habían robado. Era un coche celeste y se lo habían mangado de delante de su casa. La mañana siguiente llegó a clase apesadumbrado y puso una recompensa de 20 mil pesetas a aquel alumno que le diera noticias del coche (no sé por qué haría eso, puede que lo hiciera conociendo la reputación de algunos de los bestias a los intentó enseñarles algo). Pues bien a la semana siguiente (o dos, no recuerdo) acompañé a mi padre en su labor de vendedor de licores al Rincón de la Victoria o la Cala del MOral o por ahí, y entonces, mientras esperaba de que terminara de negociar tuve la intuición (o el deseo de que así fuese) de que el coche del cateto estaba por allí cerca. Así pues me salí del de mi padre, di un pequeño paseo y…¡tachán! Allí estaba el catetomóvil, aparcado en fila plácidamente junto a los demás vehículos. Se lo dije a mi progenitor que rápidamente se hizo cargo de la situación: llamó a la policía que comprobaron que en efecto era un coche denunciado por robo y acto después me llevó hasta la casa del profe para que me apoquinara los 20 trompos, como así hizo sonriente (no recuerdo si forzando la mueca o no) el amable Antonio «el cateto»…o «el bigote» que lo tenía, y poblado. El dinero fue visto y no visto. Me hice la ilusion de que sería para mí, pero pasó del cateto a mi padre casi sin solución de continuidad y de ahí a mi madre que al final lo trocaría por jamón, queso y demás viandas, supongo.Otro maestro curioso fue Alberto en el segundo y tercero de bup de nocturno. Daba literatura pero no vimos absolutamente nada del temario: leímos a Bram Stoker, Borges, García Márquez, Boris Viam…fue una gozada, lo malo es que luego en selectividad más de uno se acordaría de él y no con nostalgia precisamente…en fin, saludos.

    12 julio 2007 | 18:13

  5. Dice ser Toñi

    Malaguita, una anécdota muy simpática y bien narrada. Tu instituto pudo ser La Rosaleda, Gaona o Martirico; no sé, también el Emilio Prados, otro de los que en la época del COU tenían nocturno. En cualquier caso, en todos había buenos profesores para el recuerdo. Hoy ya no es lo mismo.Saludos

    12 julio 2007 | 18:36

  6. Dice ser David malaguita

    Justo el último que has dicho.Saludos.

    12 julio 2007 | 18:49

  7. Dice ser Beta

    El propio Antonio Elorza.http://madreidiota.blogspot.com

    13 julio 2007 | 02:32

  8. Dice ser Lorenzo Casares

    Necrológica de Paulino Garagorri en «La Nueva España» de Oviedo el 16-VII-2007.En la muerte de Paulino GaragorriVOTE ESTA NOTICIALUIS ARIAS ARGÜELLES-MERESEl 5 de julio de 2007, Paulino Garagorri, acaso el último gran discípulo de Ortega, acaba de irse, como dijera el maestro en su necrológica sobre Unamuno, «más allá de cualquier horizonte conocido». Su fallecimiento apenas ha despertado atención mediática. En tiempos de pensamiento blando, en días de recetarios débiles, la filosofía no se encuentra en su mejor momento. El orteguismo vive tiempos de orfandad. En los últimos años, han muerto dos de los hijos del filósofo más preclaro que ha dado nuestro idioma, José y Miguel Ortega Spottorno. Muy poco después de cumplirse el cincuentenario de la muerte de Ortega, falleció Julián Marías. Y ahora, en este verano de 2007, abandona la vida Paulino Garagorri.Discreta e importante la tarea que llevó a cabo este discípulo de Ortega nacido en San Sebastián en 1916. También difícil y compleja. En los años ochenta, Alianza empieza a reeditar la mayor parte de las obras del filósofo, que llevaban la nota preliminar de Garagorri. Casi siempre había añadidos con respecto a anteriores ediciones, de desigual importancia.A este respecto, téngase en cuenta algo de sumo interés. A poco que se conozca la trayectoria vital e intelectual de Ortega, se entenderán las enormes dificultades que entraña publicar parte no desdeñable de las obras del filósofo, sobre todo aquellos textos que se escribían para conferencias o cursos, que no estaban concebidos en principio como libros. Y no se olvide de otro lado que hay artículos políticos de Ortega que no se editaron en formato de libro hasta los años ochenta. Ello, sin perder de vista, las obras inconclusas de Ortega, como «La idea de Principio en Leibniz», donde no resulta nada fácil la ordenación del texto. Pues bien, la tarea de poner orden en todo esto fue llevada a cabo, entre otros, por Garagorri. También por nuestro Fernando Vela, cuya dedicación al orteguismo dista mucho a día de hoy de haber sido justamente reconocida.Garagorri sustituyó en 1963 a Fernando Vela en la «Revista de Occidente». Y, dentro de las terribles limitaciones políticas de aquellos años, incorporó en lo posible aires de libertad a través de la empresa cultural más prestigiosa que había fundado el maestro cuarenta años antes.Por otro lado, la presencia de Garagorri en la primera etapa de Alianza Editorial tuvo una relevancia innegable. No sólo se dedicó a poner prólogo y notas a las obras de Ortega, sino que se encargó también de otros grandes autores de nuestra Edad de Plata. Pongamos como ejemplo la edición de los «Escritos políticos» de Pérez de Ayala en 1967. Entre las últimas entregas de Garagorri, recomiendo encarecidamente que el lector transite su «Introducción a Américo Castro» (Alianza, 1984).Hombre discreto, enemigo de actuaciones circenses, que huyó en todo momento de cualquier protagonismo, sufrió, con todo, las represalias del último franquismo. En enero de 1969 es desterrado a un pueblo de la serranía de Cuenca, de cuyo nombre vale la pena acordarse: Tragacete. Se tomó tal medida por haber empleado la ironía a la hora de referirse al régimen en el transcurso de una de sus clases en la Facultad de Políticas de Madrid, donde era profesor de Filosofía.Es injusto que la muerte de Garragori pase desapercibida en la España de hoy. Y es lamentable que no se tenga presente para entender la España del momento lo que fue la filosofía como materia de enseñanza en la Universidad franquista. Una España y una Universidad que rezaron en ejercicios espirituales por «la conversión de Ortega», y no hay licencia literaria alguna en esto que digo. Una España y una Universidad que no apoyaron la candidatura de Ortega al Premio Nobel. El dato que sigue es escalofriante: ni un solo profesor de Filosofía de la Universidad española apoyó la candidatura de Ortega al premio Nobel. ¿Cuántos españoles medianamente cultos conocen esta información? Nos tememos que muy pocos.Se trata de la misma España y de la misma Universidad que no dejaron sitio a Julián Marías en el Alma Máter, a pesar de su conservadurismo, pues era discípulo de Ortega, y no se decantaba por aquel escolasticismo mohoso que se revivió en la Universidad española a partir de la posguerra. Una España cuya prensa no se hacía eco de los enormes reconocimientos que Ortega tenía en Europa y en los Estados Unidos durante los últimos años de su vida.Paulino Garagorri fue un orteguiano en tiempos difíciles. Un hombre cuya elegancia abominaba de los brazos en alto y de la filosofía de los tonsurados a los que se refería el maestro Ortega en su libro inacabado sobre Leibniz.Orteguiano en tiempos difíciles. Discreto y elegante a lo largo de toda su vida. Ortega fue su circunstancia vital y profesional.Sirva este artículo de recordatorio y desquite hacia una figura muy relevante dentro del orteguismo, un orteguismo que tiene mucho que decir en la España de hoy, que vuelve la espalda a todo lo que no sea pensamiento blando, a todo lo que no sea fárrago de encargo, a todo lo que no sea, en materia de pensamiento, efímero e inconsistente.

    16 julio 2007 | 16:20

  9. Dice ser runescape money

    Asier, no runescape money critiques lo que haces, runescape gold bocazas falto de credibilidad runescape money es ofensivo runescape gold y facilón, wow power leveling ?que quiere wow powerleveling decir bocazas Warcraft Power Leveling , donde Warcraft PowerLeveling está la medida de la boca para llegar a bocazas… buy runescape gold ? ?Como medir la credibilidad? buy runescape money ?Credibilidad ante quien? Y en cuanto a las fuentes ?quien es el paisano? ?de que me conoce, yo dejé mi Burgos natal a los 17 a?os, ?dew que me concoe? más datos amigo. Pero no pretendo tener razón, trataré evitar ser bocazas. La credibilidad es materia más complicada. Animo Asier

    27 noviembre 2007 | 05:55

Los comentarios están cerrados.