"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

A golpe de regularización

El Partido Popular, sin demérito de la insistencia en la incompetencia del gobierno, inicia esa etapa de propuestas que anunció Rajoy a la vuelta de su veraneo atlántico. Respecto a la inmigración propone medidas tan sensatas como urgentes: más recursos, más gestión, unificación de competencias… y alguna más discutible, como la prohibición legal de regularizaciones extraordinarias.

En teoría las regularizaciones tienen efectos perversos como el llamado efecto llamada, y acreditan el fracaso de la política aplicada. Pero pueden ser la única enmienda posible. De hecho las regularizaciones aplicadas durante los últimos seis años por gobiernos populares y socialistas (que han otorgado un tercio de los permiso de residencia y trabajo que están en vigor) fueron en cada caso la única salida ante una situación límite.

Conviene reparar en los números y tener muy en cuenta las posibilidades. En materia de expulsiones de inmigrantes no registrados (intencionadamente evito el concepto de ilegales) hay límites, pueden repatriase unas decenas de miles de personas al año, con alto coste y muchas dificultades; pero no es posible expulsar a cientos de miles de inmigrantes. Cuando esa bolsa de residentes sin permiso de residencia (muchos de ellos censados pero instalados en la zona negra del mercado de trabajo) la regularización extraordinaria es inevitable, es un mal menor.

Porque la única alternativa efectiva a las regularizaciones extraordinarias es una política eficaz para evitar las entradas no deseadas. Lo cual es fácil de decir y muy difícil de aplicar. Países tan exigentes como Estados Unidos y Rusia (las dos sociedades que más inmigrantes reciben) no consiguen taponar sus fronteras, ni repatriara los que se cuelan.

De las propuestas del PP la más evidente es que gestionar la inmigración requiere muchos más recursos, mucho más estudio, más especialistas, más propuestas… Por ejemplo, la renovación de los permisos de residencia requiere de la administración un despliegue mayor de recursos que la inercia administrativa no es capaz de poner en marcha.

La inmigración no es materia para que los partidos se sacudan la badana, ninguno anda fino en la materia; más les vale cooperar y avanzar en soluciones realistas que desgastarse unos a otros para decepción y desesperación de los ciudadanos que acabarán votando a los demagogos.

2 comentarios

  1. Dice ser merce

    No hay que ser muy inteligente para decir que el problema de la inmigración necesita más recursos…Que digan también de dónde los sacarían. Yo propongo que lo saquen de gastos más inútiles e innecesarios, como el financiamiento de la Iglesia católica.

    12 septiembre 2006 | 10:01

  2. Dice ser andros

    bien por el artículo y bien por merce.propongo otro sistema que, éste sí puede frenar la avalancha de ilegales (toca donde más duele a todo el mundo mundial y habla el idioma internacional: el bolsillo): un impuesto a tod@ inmigrante (impuesto de extranjería=IE) con y sin papeles. me explico;toda persona que se incorpore al mercado laboral legal (con papeles), pagará un impuesto anual (x) en concepto de extranjero (IE), durante los , por ejemplo 10 primeros años, o lo que es igual,pagará, por los servicios que use (porcentaje distinto según los años de estancia/laboral), así el primer año, pagará la totalidad de los servicios utilizados, por él/ella o sus familiares, y para los que nunca a cotizado(sanidad,educación,tec.). el segundo año, un 90% del costo del servicio o servicios empleados. el tercer año, el 80% y así sucesivamente, hasta llegar a la gratuidad al año 11 (o el que se rregule) de cotización.en cuanto a los ilegales…. impuesto si se quieren empadronar. impuesto por utilizar un servicio público….enfín cobrarles por todo lo que usan y/o abusan sin tener derecho alguno.claro que todo esto debería de complementarse con fuertes medidas de inspección/sanción a empresas y empresarios acogedores de el elevadísimo porcentaje de trabajadores en condiciones de irregularidad.Además de ésta manera, se calmaría un poco, la sensación que la mayoría de ciudadanos de éste país tenemos de que se no está quitando «algo nuestro» por «alguién» que viene de «no se donde» sin haber sido invitado.pero no hay voluntad política, ni hay «güevos»salú.

    12 septiembre 2006 | 15:45

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