Que un equipo español gane un campeonato mundial relevante llama la atención. No es frecuente que un país intermedio anote su nombre en la lista de los campeones. Pude ocurrir como resultado extravagante, con cierto contenido épico y como excepción. En épocas anteriores lo primero, lo épico, solía explicar algún esporádico éxito español; que se atribuía a la furia nacional, aliñada con atributos machistas aplicados al juego para compensar que los otros eran más altos, más fuertes, más veloces… en resumen, que llegaban mejor comidos y preparados.
Desde hace unos años es frecuente que equipos o deportistas españoles ocupen el primer plano. El pasado año, por ejemplo, España ganó el mundial de balonmano y también jockey y fútbol sala. Sin olvidar los éxitos de Alonso y Nadal. Antes, en 1992, en los Juegos Olímpicos de Barcelona conocieron el mejor papel de los equipos españoles en la alta competición. Desde entonces la progresión es evidente, los españoles cuentan en no pocos deportes y obtienen excelentes resultados, mejores de los que corresponden al peso relativo del país en el mundo.
El éxito del equipo de baloncesto ayer en Japón forma parte de esta historia como uno de los ejemplos más sonoros. Fue un triunfo rotundo, de la cruz a la raya, en absoluto fruto de la casualidad o la épica. España formaba parte de los favoritos antes de empezar el campeonato y reforzó esa condición en las fases preliminares. Es el fruto de un buen trabajo continuado desde hace años y de la confluencia de varios factores: una excelente generación de jugadores, un buen entrenador, un entorno pacífico… en resumen más efecto de la lógica que de la épica.
De la normalidad y espíritu ganador de este grupo de deportistas se pueden sacar conclusiones para otros órdenes de la vida nacional. Para empezar el curso me quedo con esa imagen y con la del congreso mundial de cardiologos en Barcelona. Mejoran la autoestima.
Vaya que si mejora la autoestima!El trabajo bien hecho siempre da resultados. El éxito de la selección de baloncesto marca un camino a seguir.Sr. Urbaneja, me alegro que haya vuelto y espero volver a escucharle esta noche (supongo) en la Brújula de la Economía. Es un lujo poder aprender todas las noches de sus conocimientos y de los de sus compañeros. Creo que usted es de los economistas que mejor se explican, especialmente en temas bancarios y financieros.Saludos
30 noviembre -0001 | 00:00
Señor Urbaneja, qué gusto, sabe usted de todo, como Antonio Casado (el de las «baras» de medir). Ahora todos ustedes también saben de baloncesto. ¿De qué toca hablar mañana?
30 noviembre -0001 | 00:00
A poldec. gracias por tu amable comentario. Estaré esta noche en la Brujula a las 21,15 como en temporadas pasadas. La radio se ha puesto un tanto radical y se oyen machadas asombrosas. A mi me gustaría más sosiego y más humor, pero… Habré que sobrevivir a este curso que viene duro, aunque no más que otros pasados.
04 septiembre 2006 | 19:59
Me parece interesante el comentario, es bueno para abrir boca, pero la realidad nacional e internacional está cargada de temas importantes y determinantes para el futuro de España y del mundo, al menos en los próximos años. Habrá que entrar en harina ¿no?. Y sin miedo, llamando al pan ,pan y al vino, vino. Con interés por analizar certeramente los temas, sin miedos injustificados ni contemporizaciones que siembren más confusión que otra cosa. Vamos, sin srevidumbre al Poder ni concesiones a una oposición plana y poco imaginativa. Sin confundir discrepancia con crispación y sin necesidad de alinearse siempre en uno de esos dos bandos que artificial e interesadamente han establecidod algunos para simplificar absurdamente la compleja realidad. Y sin escapismos, ya que , a veces, cuando hay que cantar las cuarenta a quienes deciden insensateces, aparecen como muy atractivos los Cerros de Úbeda y hay comentaristas que viajan demasiado a esos parajes para no incomodar con argumentos valientes a quienes merecen un repaso de vez en cuando.Bienvenido a la realidad. La pista de aterrizaje está preparada. Conviene tomar pronto tierra para no andar volando angelicalmente por encima de los acontecimientos reales que requieren nuestra atención y toma de postura.
04 septiembre 2006 | 20:02