Los catalanes están citados para votar el domingo su nuevo Estatuto de autonomía. Deciden algo que les afecta, también al resto de los ciudadanos españoles, aunque éstos últimos se pronuncian sólo por boca de sus representantes en el Parlamento, se han pronunciado ya. Un proceso asimétrico que abre más foso entre las distintas comunidades, con perjuicio para todos.
El precedente de la votación del domingo se remonta al 27 de octubre de 1979, cuando con la Constitución recién estrenada, se ratificó el Estatuto Catalán hoy en vigor. Entonces el 60% de los catalanes fueron a votar; se consideró una participación baja, casi un fracaso, explicado por el hecho de que era entre semana (entonces no se votaba en domingo), que el tiempo no acompañó, y que el resultado era evidente, ya que casi nadie se oponía. Los votos afirmativos alcanzaron el 88%. De manera que el 88 del 60 proporcionó un voto favorable de más del 50% de los votos posibles. El Estatuto vasco tuvo semejante audiencia y el gallego un escandaloso desinterés, con particpación en to9rno al 30%.
Para el domingo las encuestas otorgan entre el 50 y el 60% de participación y entre el 70% y el 75% de votos favorables. En ningún caso el SI alcanzará la mitad de los votantes potenciales y el NO quedará por debajo del 20%, menos que los votantes cosechados por PP y ERC (los dos paladines actuales del voto negativo) en las últimas citas electorales.
De este referéndum todos los partidos políticos van a salor regular tirando a mal. Los votantes andan distantes de los militancias y, más aun, de los dirigentes. Un divorcio que debería preocupar y ocupar a los líderes políticos, cada día más subidos al monte y más distintos y distantes de la realidad.
AMEN, Urbaneja, aunque me cueste reconocerlo,….AMEN
30 noviembre -0001 | 00:00
Primer artículo de Federico Jiménez Losantos en Libertad Digital, web q nació el 8 de Marzo de 2000«Libertad y política»»Este primer número de «Libertad Digital» sale a la luz, es decir, a la red, en la recta final de una campaña electoral que, desde el punto de vista liberal y ciudadano, está resultando una verdadera estafa. Enfrascados en una discusión meramente administrativa y en un recuento de promesas aritméticas, si algo brilla por su ausencia en el debate a propósito de la campaña es precisamente la política. Ni la situación calamitosa de la Justicia, ni el desastre de la Educación, ni la menguante libertad periodística, ni la concentración bancaria, ni las gravísimas amenazas para la Nación y la Constitución han merecido a los candidatos la décima parte de interés que una subida de mil pesetas a los pensionistas. Tal parece que PP y PSOE, con el apéndice de IU, quieren convencernos de que es posible una campaña electoral sin debate de ideas. Lo negamos. En una sociedad democrática, sin ideas no hay política. Y sin ideas y sin política no puede haber libertad.»
12 junio 2006 | 22:42
Curiosa semejanza eh?por eso me ha gustado el de Urbaneja…;-)
13 junio 2006 | 11:31