"El deseado bien último se alcanza mejor mediante el libre comercio de ideas".(1919) Juez O. Wendell Holmes del Tribunal Supremo de EE UU

Señorías, les espero a las ocho

El pleno del Congreso del próximo jueves empezará a las ocho de la mañana. Así lo ha dispuesto el presidente, con permiso de la mesa, y con la excusa de que hay mucho tajo y no conviene trasnochar. El presidente Marín milita entre los que defienden una “normalización” de horarios que conduzca a que la jornada empiece antes y acabe antes. Al fondo de esa pretensión está el desiderátum de la conciliación de la vida laboral y profesional, el derrumbe de ese barrera visible de unas jornadas prolongadas hasta el fin del día que no suelen concluir ni en más ni en mejor trabajo, pero si en permanencia traducida a apariencia de dedicación. Se prolonga la jornada a falta de otras cosas que hacer.

La lógica laboral española en algunos sectores (los jefes, sobre todo) tiende a iniciar tarde la jornada, entre las nueve y las diez de la mañana y a una interrupción larga para el almuerzo, desde las dos y media hasta las cinco, para reiniciar la jornada avanzada la tarde y prolongar hasta la noche.

La jornada en otros países, más eficientes y productivas, gira en torno a comenzar pronto, antes de las ocho de la mañana, una interrupción breve en el tiempo y poco copiosa en el alimento (entre las 12,30 y las 14) para acabar a media tarde, en torno a las seis. Diez horas de espacio para el trabajo, que ya son horas y que aprovechadas dan mucho de si.

La convocatoria del Congreso a las ocho de la mañana, aunque sea ocasional o excepcional, es un gesto. Más aun si a las siete de la tarde empiezan a apagar las luces y dan por concluida la sesión, después de un buen trabajo. Además, a los periodistas no facilitarían un poco más la vida y el cierre.

4 comentarios

  1. Dice ser Goliat

    Aunque tampoco en esta ocasión se dé Ud. por aludido, le voy a enmendar la plana una vez más. Dice que «La jornada en otros países, más eficientes y productivas, gira en torno a comenzar pronto, antes de las ocho (…) para acabar a media tarde, en torno a las seis. Diez horas de espacio para el trabajo, que ya son horas y que aprovechadas dan mucho de si.» ¿Vale, y todo eso a cambio de cuánto? ¿De lo mismo que aquí? ¡Tururú!Los horarios, señor Urbaneja, son sólo una parte de las condiciones laborales. El sueldo que viene en la nómina de cada mes es otra parte. Cuando equiparen aquí los salarios a los de esos países del norte de Europa a los que veladamente se refiere, estaremos dispuestos a trabajar más y mejor, pero mientras tanto de lo que se trata es de pasar las ocho horas de rigor en la oficina, en el tajo, o en el almacén… trabajando lo menos posible (excepto en el caso de ciertos adictos al trabajo, que eso no lo trata la Seguridad Social, ja, ja, que risa tía Felisa).Los precios aquí ya están igualados a los de esos países, y si no todos sí cada vez más. Le pongo ejemplos: vivienda, combustible, alimentos frescos, precio del dinero, transporte, calzado y vestido, educación y sanidad privadas… Los que no están ya al mismo nivel, se aproximan cada día más a los mismos niveles medios del Benelux, de Escandinavia, Austria, Alemania y similares. Nos vendieron la moto introduciendo a la mujer en la vida laboral para que la unidad familiar pudiera vivir mejor, y hoy en día es ya necesario para poder llegar a fin de mes que trabajen fuera de casa él y ella, asumiendo con ello mayores costes para las economías domésticas en transporte, alimentación, vestido y calzado, y educación… Por lo que yo sé a las empresas españolas no les va tan mal. ¿Nos han tomado el pelo, entonces?Lo de los horarios laborales está dentro del subconsciente de los trabajadores de este país, y ni Marín con sus buenas intenciones ni Ud. con su postura del lado de la empresa van a influir en ello. Aquí, cuanto menos se pueda trabajar, mejor. Un amigo mío decía que por lo que le pagaban, bastante hacía con ir a la oficina, que si querían que además trabajase, le tendrían que pagar mucho más. Y no sólo lo decía, sino que además actuaba en consecuencia. Sin llegar a esos extremos, parte de razón no le faltaba. Fíjese, los empresarios harían mejor en adoptar aquí también la jornada de 35 horas porque, de media, únicamente les traería como consecuencia un ahorro en costes de energía.Piénselo, ¿qué mas da salir del trabajo a las seis que a las siete? ¿Que ventaja tiene trabajar de 8 a 6, respecto de trabajar de 9 a 7? ¿Y encima malcomer de una a dos? Ni de coña. No se cansen con la cantinela de la productividad y la eficiencia de los trabajadores, y la conciliación de la vida laboral y profesional… Dóblennos el sueldo y verán cómo sabemos trabajar mejor que en esos países fríos e inhóspitos. Sus beneficios empresariales les dan para eso y mucho más. Ya están tardando sus señorías en volverse a subir el sueldo y alegar que en Europa los parlamentarios cobran mucho más. ¿Y no es cierto?

    29 marzo 2006 | 11:35

  2. Dice ser Mk

    Ummm… Goliat, uno de los dos no ha entendido el comentario de Urbaneja :-?Lo que yo he leído dice que aquí se trabajan muchas mas horas que en el resto de Europa, y se produce menos… Lo de las 10 horas incluye la pausa para comer.En cuato a lo que dices sobre los sueldos, precios y demas, toda la razón llevas, pero creo que por ahí no iban los tiros.Un saludo,Mk.

    29 marzo 2006 | 14:56

  3. Dice ser Goliat

    Igual me he expresado un poco atropelladamente por la vehemencia del discurso improvisado, Mk. La cuestión podría ser: ¿Qué más me da trabajar media hora más o menos, empezando antes o empezando después, si no pienso producir más mientras no me paguen mucho más? Diez horas, menos hora y media para comer, me quedan ocho horas y media diarias, y eso dejando para comer una hora escasa mientras no pongan el tobogan de mi despacho a la mesa del restaurante y me apunten en cuenta lo que deba. ¿Dónde está la mejora? Ah, sí, que soy más productivo para la empresa… Ya.Ni aunque me pongan una jornada de 35 horas semanales pienso producir más si no se revisan los niveles salariales. Ya sé que el comentario de Urbaneja no iba por ahí, él sólo reflejaba las preocupaciones empresariales de la productividad y la eficiencia de los trabajadores, y la conciliación de la vida laboral y familiar, ahora que ya tienen a toda la familia trabajando «a mitad de precio». Pero es un enfoque falaz. Y eso es lo que le decía en mi comentario: que no se crean que nos van a vender otra moto. Los trabajadores no queremos migajas en forma de media hora más para disfrutar de los hijos al llegar a casa, a cambio de dejarlos dormidos cuando sales para el trabajo aún de noche.A ver quién me da éste dato: en qué porcentaje de familias con hijos trabajan el padre y la madre en países como Suecia, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Álemania o Austria, y en qué porcentaje en España. Sólo nos fijamos en los datos de desempleo, pero no se tienen en cuenta las personas que no desean trabajar en esos países para poder tener una verdadera familia. Allí pueden permitirselo con unos sueldos dignos. ¿Aquí también? Para ajustarme más a lo que decía Urbaneja, concluyo: si yo fuera uno de los parlamentarios españoles, en primer lugar no iría mañana a las ocho (total, si no hay nada que votar hasta media mañana), y por supuesto pediría un aumento de sueldo en cuanto se confirme que me van a hacer madrugar más que cuando «juré mi último contrato».

    29 marzo 2006 | 17:27

  4. Dice ser Privilegiando

    Sus Señorías ( con perdón) esta semana han aprobado en el Congreso que los diputados que ejerzan (estén sentados tocando botones cuando les digan) once años o más, tengan derecho, o sea, COBREN LA CANTIDAD MAYOR QUE SE OTORGUE COMO PENSION en nuestro país, nación ,estado , nación de naciones ( táchese lo que no proceda).Siempre fuimos un país….. de casta, perdón ,quise decir de CASTAS, algunas de ellas bastande privilegiadas en relación con los que formamos parte del bulgo, que no debemos quejarnos ya que las autoridades se emplean a fondo para que tengamos pan y circo (¡Que buenos son y que ganas tengo que haya elecciones para poder votar otra vez !)

    29 marzo 2006 | 23:39

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