Estos días, estoy experimentando un pequeño bajón, las hormonas dicen. Desde que estoy embarazada, en mi cabeza revolotean ciertas preocupaciones que antes no estaban, ni siquiera cuando me lo planteé. Me inquietan ciertas circunstancias que antes también tenía, pero que ahora las proyecto de una manera cada vez más negativa. Se trata de algo tan común como mi aportación económica y mi mochila (o cargas físicas) para trabajar.
Actualmente estoy en paro, pero soy informática y profesora interina. Aunque he trabajado los últimos años, casi siempre ha sido a media jornada y veo que mis expectativas de futuro siempre van a ser esas. Mi cabeza se bloquea y piensa que nunca voy a poder aspirar a algo mejor porque, entre las características del trabajo y mis circunstancias físicas, mi cuerpo no da más de sí. Para colmo, la experiencia lo corrobora, casi todos mis brotes han aparecido en periodos de estrés, o bien antes, o bien después.
A lo largo de todos estos años de diagnóstico, el tema del trabajo siempre ha sido mi mayor preocupación, siempre suele estar en la órbita de mi cabeza. Quiero trabajar, pero sin que me cueste la salud, y a veces, no es tan fácil conseguirlo. Quizá algún día, mi cuerpo espabile porque ganas nunca van a faltar, pero estoy en ese círculo de negatividad en este tema y lo veo bastante improbable.
Tampoco creo que lo mejor sea dejar de trabajar, seguramente lo haga hasta que mi cuerpo me lo permita, pero si que necesito quitarme esa carga que me he auto-impuesto de que nunca voy a poder progresar porque la esclerosis múltiple es un impedimento y a mi el cuerpo, no me da.