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Historias de la Esclerosis Múltiple

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La incomodidad del roce de las sábanas al dormir

pixabay.com

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El calor se acentúa el dolor y la sensibilidad en las piernas -gracias al fenómeno de Uthoff– y con ellos, el roce de las sabanas en las extremidades es demoledor. Me molesta tanto, que muchos días no he podido dormir debido a esa sensación tan extraña que recorren mis piernas.

Hace años que no puedo dormir con mantas, es como si tuviera una losa encima de mis piernas, me duelen y pesan tanto que me cuesta un verdadero esfuerzo moverlas dentro la cama. Siento como si estuviesen atadas y me doliesen por tenerlas quietas. Pero no es así. Intento moverlas, pero me cuesta más, la manta se convierte en una auténtica prisión para mi movilidad.

Por esta razón, los edredones nórdicos son la mejor solución, son más ligeros y no suelo notar esa presión sobre mis piernas. Pero tiene que estar suelto, no remetido bajo el colchón, ya que entonces vuelvo a tener esa sensación de pesadez, poco movimiento y ese dolor por el roce de la sábana. Así que cuando hago la cama, mi lado está suelto, y si duermo fuera, lo primero que hago al llegar es soltar todas las sabanas.

Prefiero que el pantalón del pijama sea largo, me protege de cualquier tipo de roce, pero en verano, estoy condenada a que mis piernas toquen las sábanas y lo hagan en la peor época, cuando más me duelen y más sensibles están

Los pies fríos vuelven a incomodarme ahora que hace más fresquito, otra vez sufriendo ese frío y ya estoy tapándome con todo tipo de ropa para intentar entrar en calor.

Últimamente estoy algo más delicada con el tema de la sensibilidad y comodidad, no sé porqué pero llevo unos meses con problemas como este o como el de los zapatos.

Pies fríos

Algo que ha vuelto a aparecer después del embarazo y que es un signo de la esclerosis múltiple, son los pies fríos. Desconozco si tiene alguna explicación médica (quizá alguien nos lo pueda aclarar), pero varios pacientes con los que he coincidido, también mostraban esta circunstancia en sus pies.

No es que sea una tragedia tener los pies bajo cero durante todo el día, desde luego tenemos síntomas mucho peores, pero estás incómodo porque acabas destemplado y con una sensibilidad un tanto extraña, y por muchos calcetines que te pongas no hay manera de que se calienten. Es una sensación muy rara, es como si los pies estuviesen rellenos de cubitos de hielo.

Esta particularidad se lleva aún peor, si coincide con los momentos después de la inyección, en que por unas horas te encuentras con un leve malestar generalizado. Varias veces he acabado helada (y casi tiritando) al juntarse estas dos eventualidades, y cuesta volver a coger calor. También resulta molesto, cuando estoy de pie o haciendo deporte, es como si los tuviese entumecidos y necesitasen un poco más de esfuerzo para moverse.

Después de muchos años, no he encontrado ningún truco efectivo, salvo lo típico: esperar a que por obra y gracia llegue un momento que se calienten a base de ponerme mantas y mantas encima, o pegarme una ducha bien caliente.

Flickr/Olivia

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¿Y vosotros sufrís también este frío helador en los pies? ¿Tenéis algún método para que entren en calor?

Re-adaptación

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