Una de cada mil Una de cada mil

Historias de la Esclerosis Múltiple

Entradas etiquetadas como ‘esfuerzo’

¿Vivía antes en mi zona de confort?

pixabay.com

pixabay.com

Rotundamente sí. Antes, las actividades que hacía, las llevaba a cabo en el horario que mejor me convenía, gestionando la energía a mi conveniencia y yo misma me creía que no podía hacer más, que mi cuerpo no daba para más. Por ejemplo, cuando iba a la piscina, no hacía nada más durante el día; me ponía a escribir, lo hacía por la mañana y en silencio. Por las tardes, intentaba hacer tareas más mecánicas y descansaba. Me iba creando mis rutinas, que siempre me han ayudado a optimizar mis fuerzas y además, es un estilo de vida en el que siento cómoda.

Desde la llegada de Nora, todo ha cambiado. Mi horario depende del suyo, y mi descanso también. Una de las ventajas del biberón es que se puede compartir con el padre, eso me permite descansar y hacer alguna que otra tarea. Pero aún así, los días son un poco caóticos y vamos sobre la marcha. Algo que me parecía impensable hace unos meses.

Tampoco pensé que podía hacer ciertas actividades, fuera de mis horarios habituales. Varias tardes intenté escribir, recoger la cocina o hacer deporte. En cambio, ahora da igual el horario que lo acabo haciendo. Lo único que sigo haciendo por la mañana es andar, ahí sí que no noto posibilidades de cambio, aunque visto lo visto, nunca se sabe.

Esta nueva situación, me ha hecho pensar, sé que ahora estoy bien y que antes no lo estaba, pero también creo que me había vuelto cómoda, hacia lo que tenía que hacer sin grandes esfuerzos y sin exigirme cada día un poquito más. Conocía tan bien mi cuerpo que creía saber lo que daba de sí. Pero estaba equivocada. Con la adecuada motivación y un pequeño esfuerzo cada día, se pueden conseguir grandes logros y demostrarse a uno mismo, que sí, que se puede.

¿Tiene recompensa todo el esfuerzo?

Siempre había pensado que así era, que tarde o temprano el esfuerzo traía una recompensa. Era una premisa que hacia que mi motivación creciese y creciese, pensando que al final del camino iba a tener algo bueno (o tremendamente bueno), esperándome.

pixabay.com

pixabay.com

Luego hay veces que me ha quedado cierta sensación de vacío cuando lo he conseguido, con cara de sorprendida y preguntándome ¿y ya está?, ¿esto es todo?, ¿y ahora qué? El ejemplo que mejor recuerdo de haber pasado por esta sensación, fue cuando llegué a Santiago después de siete largos días de Camino. Me hizo mucha ilusión llegar con todas mis circunstancias en la mochila, pero disfruté más el resto de días viendo como me superaba a mi misma paso a paso, que cuando llegué a la Plaza de Obradoiro .

Otras veces (creo que son la mayoría), piensas que todo lo que estás haciendo no va a servir para nada, simplemente porque no ves resultados inmediatos, porque tardan más de lo que te habías propuesto, o porque como recompensa, no obtienes eso que te habías imaginado. En este punto, es donde empiezas a echar el freno, toda esa ilusión del principio comienza a desvanecerse. Lo que antes tenía cierta importancia, deja de tenerla, para finalmente decidir, que todo ese esfuerzo ya no merece la pena.

Algunos abogan por la perseverancia, la cabezonería o la fuerza de voluntad para seguir. Otros necesitan un parón, descansar y reflexionar para volver con más fuerza. Y los últimos, simplemente se dan por vencidos y abandonan.

Pero para mí, la mayor recompensa: soy yo. Haberlo hecho por y para mí, porque es lo que quiero, lo que necesito, sin importar si me va a gustar más o menos lo que me esté esperando al final del camino, o lo que voy a tardar en conseguirlo.

Volver

Uno de los grandes miedos que me ha perseguido durante estos años, ha sido el no poder volver a casa. Ir a algún sitio, a trabajar, algún concierto, salir por la noche o simplemente caminar y no poder volver por lo cansada que estás, porque te duelen las piernas o porque no te responden cuando intentas caminar. Lee el resto de la entrada »