Comenzó un sábado del mes de diciembre de 2008, empecé a sentir mareos, náuseas e inestabilidad muy leve, pero hacían que me sintiera mal durante todo el fin de semana. Llegó el lunes y seguía sin encontrarme bien. Se lo comenté a mi madre y me dijo que me fuera al ambulatorio a ver a mi médico de cabecera. Tras la consulta, la doctora no tenía claro el diagnóstico y me dijo “Parece un cuadro de vértigos pero no te voy a mandar medicación ya que no tengo claro que lo sea” y me mandó a casa.
Al día siguiente fui a trabajar y al llegar a la oficina me desplomé en el suelo. Urgentemente me fui al hospital, nuevas pruebas, mismo diagnóstico: vértigos. En ese momento sí me dieron medicación para ello y me pasé toda una semana en casa medicándome hasta que mi cuerpo dijo basta y empezó resistirse a la medicación y expulsarla.
Ese mismo día me fui a urgencias de un hospital de Barcelona, pero tenía un nuevo síntoma: veía doble. Tras otra sobrecarga intravenosa de medicamentos para vértigos y una reacción a los mismos, decidieron ingresarme por miedo a que esa reacción se repitiera.
Pasé el fin de semana en el hospital ingresada y fue el lunes cuando comenzaron a hacerme pruebas. La Resonancia magnética craneal fue la primera de muchas, pero el resultado era claro: “hemos visto unas placas en el cerebro”, a mí aquello me sonaba a chino pero mi madre tenía una amiga con EM y preguntó directamente “¿puede ser EM?”, el médico dijo que sí. Fue un shock. El resto de pruebas confirmaron el diagnóstico: Esclerosis Múltiple. Tenía 24 años, y desde entonces convivo con la EM, adaptándome a ella e intentando que afecte lo menos posible a mi vida.
Lorena.
Parece que hablo yo misma, la misma experiencia. Primero me dijeron que era un cuadro de ansiedad, después los vertigos y al cabo de 5 días y de ingresarme en el hospital, comenzaron a hablar de lesión cerebral… nadie delante de mí, pronunció la EM, como causante, fuí yo quien lo verbalicé y su respuesta, siempre recuerrente, tienes una enfermedad sabemos el nombre y estamos buscando el apellido. Ayer hizo un año del diagnostico definitivo, y aunque haya pasado por la negación, la irá, la pena… creo que ahora es cuando he aceptado y hemos aprendido a convivir la una con la otra. Simplemente mirando al frente, disfrutando del momento, riendome cuando me tengo que reir, y descansando, cuando mi cuerpo dice «Hoy no puedo más».
05 junio 2014 | 10:38
Hola! Yo también pasé por muchas fases, aunque me salté algunas. No creas que siempre he estado tan alegre como ahora desde el diagnóstico. He pasado años muy malos y no me importa reconocerlo. De hecho, creo que haber pasado por todas esas fases me ha servido para darme cuenta de cómo no quiero estar y poner todo lo que está en mi mano para intentar estar bien. Seguro que a partir de ahora las cosas van mejor, poco a poco, pero a mejor. Es muy importante descansar cuando el cuerpo te lo pide, eso me costó más de un disgusto aprenderlo. Así que sigue mirando hace delante, que todo va a ir bien 😉
Besotes!
09 junio 2014 | 16:58
Espero que lo lleves de la mejor manera posible. Tu testimonio me hace pensar en que esta enfermedad es tan imprecisa y caprichosa que da para mil historias diferentes.
05 junio 2014 | 11:13
¡Mucho ánimo!
Y gracias por contar tu historia, al menos para mi es importante.
05 junio 2014 | 11:31