Uno de los grandes miedos que me ha perseguido durante estos años, ha sido el no poder volver a casa. Ir a algún sitio, a trabajar, algún concierto, salir por la noche o simplemente caminar y no poder volver por lo cansada que estás, porque te duelen las piernas o porque no te responden cuando intentas caminar.
Estar muchas horas fuera de casa es un gran esfuerzo. Es habitual (y recomendable) hacer pequeños descansos cada cierto tiempo, procuro hacerlos en casa pero según las circunstancias no siempre es posible.
Un ejemplo, es el día de evaluación, es decir, el día que los profesores nos reunimos para poner las notas. Ese día, lo paso íntegramente fuera de casa, suelo salir a las diez de la mañana y llegar a casa a las ocho de la noche. Es un día especial y afortunadamente es solo uno por evaluación, pero por muchos descansos que haga, desgasta estar fuera de casa tanto tiempo y mi cuerpo se resiente.
Me agobia pensar que ese día voy a estar tan cansada que no voy a poder ni conducir de vuelta a casa o que mis piernas van a estar tan doloridas que no voy a poder ni llegar al coche. Empiezo a imaginarme que tendré que pedir ayuda para volver a casa, entonces me pondré histérica y empezaré a llorar, como si estuviera indefensa y no tuviese otras soluciones para volver.
Según han ido pasando los años, he ido cogiendo experiencia sobre cómo reacciona mi cuerpo, y en consecuencia, ese miedo ha ido decreciendo. Además, planifico las salidas largas, los períodos y los lugares en los que puedo descansar. Aunque lo más importante es que, nunca he dejado de ir a un sitio por este miedo y nunca lo haré.
1decada1000.
Puff ni me hables de eso, Paula!!! Un día tuve que coger un taxi para recorrer un paseo que me hubiera llevado 5 minutos andando… Te imaginas la cara del taxista jajaja. Pero te prometo que no podía con mi alma!!!! Bueno, qué te voy a contar a ti, verdad? 🙂
Muacka!!!
20 febrero 2013 | 12:23
Afortunadamente, de momento siempre he conseguido volver a casa, pero es algo que tengo ahí y que me agobia cuando paso tiempo fuera de casa. Lo mejor, es que encontraste una solución rápidamente y te fuiste a casa, aunque el taxista flipase, yo no estoy tan segura que llegado ese momento fuese tan resolutiva como tu…
20 febrero 2013 | 13:24
Ola
27 febrero 2013 | 22:39
Hola! 🙂
28 febrero 2013 | 11:07