Trabajo tres días, lunes, martes y miércoles. Es una suerte, tener un trabajo con estas características. Soy consciente. Pero quizá no sea suficiente. Pueden que sean los horarios, mi nivel de exigencia, el estrés que me impongo,o a saber el qué, pero no encuentro un equilibro entre mi salud y el trabajo. En el post Una vida laboral cualquiera, os conté mi historia con el mundo laboral.
Será que el último brote me ha dejado físicamente mermada, que mi vista no es como la de antes, que no aguanto tanto tiempo de pie pero los miércoles cuando llego a casa, estoy realmente cansada. El mal humor me invade, no me gusta estar así, tan casada, tan echa polvo y todo por llevar tres días trabajando.
A los tres días laborables, se añaden dos o tres días más, de intenso descanso. Días en los que intento recuperarme del cansancio, de los calambres y de algunas sensaciones molestas, como el quemazón que atormentan mis piernas.
Intento ir a nadar dos días a la semana. Una fisioterapeuta, me enseñó a hacer unos ejercicios específicos en el agua para fortalecer las piernas, y los hago. También los fines de semana salgo a caminar por lo menos una hora. Sigo poniendo empeño en cuidarme, pero sin conseguir los resultados de antes. Siento que mi cuerpo está en huelga, que no me hace caso, que lo que antes funcionaba, ahora no funciona. A veces, es desesperante no obtener resultados. Muy desesperante.
Quiero pensar que necesito más tiempo, más días de piscina y de caminar, más días para amoldarme a una rutina. Más días. Sólo un poco más de tiempo, y todo volverá a ser como antes del brote.
Quiero pensar que el esfuerzo de ir a nadar o caminar se verá de algún modo recompensado, igual ya lo está haciendo y no me estoy dando cuenta, quién sabe. No me rindo, ni me rendiré. Lo prometo. Ya sabéis que el espíritu unadecadamil sigue en mí.
Ole tus huevos cariño, no te rindas.Tienes los cojones como el caballo de Espartero.Un beso.
24 noviembre 2012 | 11:36
Se puede decir más alto pero no tan claro!!! Jajajajaja, muchas gracias por un comentario tan expresivo, me ha encantado! Un beso
24 noviembre 2012 | 11:49
Es muy lento pero verás q te encontrarás mejor. A mí me costó después
de un brote en octubre y hasta ahora no he visto los frutos.
La rehabilitación siempre es muuuuuuy lentaaaa! Pero si somos
constantes al final da resultado. Cuando ya lo daba todo por
perdido fue cuando ya no estaba tan debilucha. Bueno, cuando lo
consigas, vete a celebrarlo para que te acuerdes de los buenos
momentos cuando no estamos tan bién. Animoooo! Y suerte!!
12 febrero 2013 | 23:03
Hola Cristina, muchas gracias por contar tu experiencia. A veces soy un poco impaciente, al principio me recuperaba tan rápido de todo y notaba tan fuerte mi cuerpo, que todo lo que ha venido después, lo comparo con aquellos días. No dejaré nunca de moverme, ni el deporte, es algo que considero importante en esta enfermedad y que me hace sentir genial. Cuando salgo de la piscina parece que soy Rocky Balboa 🙂 Un saludo!
14 febrero 2013 | 11:00
Enhorabuena por ese ánimo Cristina.
Ha sido un estímulo leer los testimonios de alguien tan valiente como tu.
Un abrazo.
21 febrero 2013 | 13:50
Cristina? Me llamo Paula 😉
Me alegro que te guste el blog y cualquier sugerencia no dudes en decírmela! Un saludo.
21 febrero 2013 | 20:03