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A nuestro querido idioma castellano le falta una nueva palabra que, si nos esforzamos, podemos elegir entre todos.

Sería hermana de reciclar y reutilizar, y vendría a completar el triunvirato british que tanto nos gusta predicar en este blog y en esta compañía: reuse, recycle & upcycle.

Porque como bien sabes si eres asiduo a nuestros contenidos, no es lo mismo reciclar que reutilizar. Pero la tercera palabra que buscamos es, sin duda, la más apasionante y retadora:
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Upcycling, transformar un objeto dándole un nuevo propósito, de igual o mayor utilidad y/o valor, siendo respetuosos con el Medio Ambiente.

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Es decir, reutilizar algo, dándole una segunda (o tercera, o cuarta…) vida, demostrando imaginación y maña.

Curiosamente, este término se parece una barbaridad a bicycle. Nada raro, puesto que significa dos ciclos, y estamos hablando aquí de darle muchos ciclos –de vida- a los objetos.
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Por eso hoy los amantes del reciclaje y de las bicis nos vamos a dar un pequeño festín de inspiración, repasando algunos buenos ejemplos de la unión de ambos.

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Agárrate al manillar, mete piñón pequeño y plato grande, y súbete a los pedales, que vamos a por todas:

– Este plato lo llamare «Contrarreloj». – Por que? – Piñón pequeño – Plato grande. – Brillante Ferrán, brillante. pic.twitter.com/brR1JVKukY

— EᏒᎥКᕱ լOᎵᕱϮEguᎥ (@ErikaLopategui) Mayo 18, 2015

 

(perdón por el chiste, no pude evitarlo) 😂
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Empezamos por una silla. O sillón. ¿Su material principal? Ruedas de bici.
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Esta pasada es obra de The Bike Furniture Design Studio que, como su nombre indica, no se dedica a curar jamones.

Suyas son también esta mesita de café, y esta mesa alta de madera y aluminio.

(Perro no incluido)

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Ojo con esta otra mecedora, porque si te enamoras lo pagarás caro: The Randonneur Chair es obra de Two Makers (firma bajo la cual se unieron Simon Taylor y Andrew McDonald para crear esta y otras maravillas).

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Estos dos locos de las bicis se inspiraron en los modelos clásicos de carreras, trabajando con el cuadro de una Reynolds 631 de la década de 1940, y la piel más exquisita de Brooks England.

Algunas de las fotos que ves de esta pieza son sobra de Capture Factory.
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Factura tu bici: nos vamos ahora de viaje por Centroeuropa.

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Aterrizamos en Bucarest, y entramos por la puerta, abierta desde 2012, del Bicicleta Bar. Así, como suena.
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Todo aquel que se emocione con las escapadas del Tour y los descensos del Giro, disfrutará como en junio de sus cafés y mojitos en un entorno repleto de homenajes al deporte de las dos ruedas:
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Ya lo ves: la bicicleta es tendencia, también en decoración. Pero este local lleva esa locura a todo el mobiliario, el diseño de su iluminación y todos los complementos que puedas imaginar.
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Sé lo que estás pensando: ¿Y las cadenas de bici? ¿Qué?

Pues también tienen hueco en casa. En concreto, sobre las paredes y bajo los techos. Reconvertidas en originales lámparas:

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Volvemos a casa. ¿Qué tal una mesa alta de cristal que puedas mover fácilmente?
Eso está hecho: ponle ruedas. Pero ruedas, RUEDAS.

Como a esta:
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Y si prefieres una mesita camarera, para ayudar con tus fiestas, cócteles o decorar tu jardín, o una terraza bien grande, pues… ¡más ruedas!
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¿Cansado? Vamos con la parte del cuerpo donde la espalda pierde su nombre:
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Este taburete es obra del brillante diseñador y recuperador de objetos Max McMurdo, en un estupendo y sencillo ejemplo de upcycling: sillín de bici, patas con un cómodo soporte en medio, y la envidia del salón de cualquier bike lover.

Por cierto, Max diseñó esta pieza en honor a Victoria Pendleton, ciclista británica de pista varias veces campeona olímpica y del mundo. Fuerte aplauso.
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Y por último, démosle la vuelta a todo esto y hagamos un burro ropero (imagen de Decoist):
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¿Qué te parece? ¿Verdad que dan ganas de salir a la calle a hacer kilómetros sobre los pedales?

Ya sabes lo que te decimos: sobre el asfalto, toneladas de cuidado; en casa, toneladas de imaginación.

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Por cierto, estamos sorteando este móvil y tú sin enterarte.

Solo tienes que:

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