La semana pasada visité a un cliente que, hablando en plata, la había liado parda. Esto sucede cuando se produce una avería en casa y su habitante intenta repararla sin el tiempo, las herramientas o los conocimientos necesarios. Y entonces, incluso una reforma inocente, se puede convertir en un pequeño desastre que resultará más costoso y problemático de reparar que antes.
Ya sabéis que me encanta compartir trucos e ideas con vosotros, y animaros a realizar tareas del hogar y a desarrollar vuestro lado manitas hasta el nivel maestro. Pero hoy me he propuesto hacer una llamada a la responsabilidad pensando en aquel cliente y en tantos otros a los que ha pillado el famoso toro de Manolete.
Y ojo, que lo de empeorar una avería y termine saliendo más cara que antes puede llegar a ser lo mejor que puede pasar. Porque otros riesgos más importantes de encarar una reparación sin los recursos, la preparación o el cuidado suficiente, son aquellos que pueden hacer peligrar la propia salud. Y aquí, amigos, ya toca ponernos muy serios.
Por eso vamos a dedicar los 2 minutos que se tarda en leer esta entrada a reflexionar acerca de estos 3 factores que nos ayudarán a determinar si somos aptos para afrontar esa próxima reparación, reforma o intervención de cualquier tipo en nuestra casa:
-¿Tengo la habilidad suficiente como manitas?
-¿Tengo las herramientas adecuadas y el material de seguridad necesario?
-¿Tengo el tiempo suficiente para afrontar esto?
Nociones básicas, capacidad de aprendizaje y fuerza de voluntad completan el pack para afrontar con ciertas garantías cualquier tarea doméstica de una cierta dificultad.
Ahora: si no eres un manitas experto, evita los trabajos difíciles y peligrosos, ya que aparte de estar jugándote tu salud, te estarás exponiendo a un arreglo aún más caro. Y sobre todo piénsalo dos veces antes de:
– Instalar Cableado Eléctrico.
– Hacer arreglos de fontanería que impliquen abrir calas (agujeros) en casa.
– Hacer arreglos en tejados altos y/o inclinados.
– Realizar trabajos que requieran montar andamios.
– Meterte en zonas oscuras cómo sótanos.
– Cualquier tarea de la que no estés 100% seguro de poder llevar a cabo.
Se realista con tus habilidades y no comiences trabajos que no serás capaz de terminar, y piensa siempre en el nivel de acabado. Construir un armario de cocina, por ejemplo, requiere un nivel de habilidad y una precisión altos, y lo mejor para ello es que contrates a un profesional de ebanistería.
Las herramientas son otro factor decisivo para tu seguridad y la de tu hogar. ¿Cuentas con las adecuadas para este trabajo? Y más importante aún: ¿tienes la experiencia y las medidas de seguridad adecuadas como para manejarlas sin riesgos? Taladros, máquinas de corte o jardinería… son instrumentos que te pueden dar un disgusto si no te andas con cuidado, así como una instalación eléctrica.
Con el tiempo sucede igual: ¿Puedes dedicarle el que necesita en el momento en que lo necesita? Los trabajos de pintura, por ejemplo, tienen tiempos muy precisos y entre unas capas y otras hay que darles el margen de secado que necesitan, ya que al no hacerlo el resultado final podría ser desastroso.
Tiempo, habilidad y herramientas. El trío anti-calavera. ¿Los tienes? ¿SEGURO? Pues entonces y solo entonces… ¡A por esa intervención que te está esperando en casa!