Cuando tus ventanas y paredes lloran: cómo prevenir las humedades por condensación

El episodio natural que estás presenciando en tu ventana, en tu puerta, en el cuarto de baño o en la cocina se produce cuando el vapor de agua existente en el aire se condensa y las gotas se hacen visibles (y palpables), mojando paredes y marcos de carpintería.

Es propio del invierno porque sucede cuando la temperatura interior de la casa es muy superior a la exterior, y cuando esta está por debajo del punto del rocío del aire que está en contacto con ella.

Los puntos en que sucede esta condensación (marcos de ventanas, alicatados y cristales, sobre todo), son superficies no absorbentes, y esta humedad termina produciendo hongos, manchas negras de moho y el consiguiente olor a humedad.

Además de echar a perder la pintura y otros materiales de tu hogar, esta humedad es muy perjudicial para tu salud y la de toda la familia, convirtiéndose en un peligroso caldo de cultivo de enfermedades respiratorias, sobre todo para asmáticos, niños y mayores.

Para evitar estos problemas, toma buena nota de las causas comunes de humedades por condensación.

Nuestro propio uso del agua

Especialmente del agua caliente, cuando nos duchamos, cocinamos, secamos la ropa en el interior…

Incluso el mero hecho de respirar ya está produciendo condensación. Para que te hagas una idea, una familia de cuatro personas origina más de 8 litros de agua al día. Sorprendente, ¿verdad?

El aislamiento de tu casa

Para combatir dicha condensación, es importantísimo que la casa esté construida y rematada por materiales que ejerzan como barreras del vapor, combinadas con una buena ventilación. Las ventanas con doble acristalamiento, por ejemplo, funcionan de esa manera (pero no pierdas de vista otros elementos domésticos muy fundamentales para aislar, como puertas, paredes, etc.).

La ventilación

Ventilar la casa correctamente es, tal vez, la clave más importante para vencer la batalla al agua de aire condensada.

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Consejos para no propiciar la aparición de condensaciones

  • No seques la ropa en los radiadores, pues convertirá su humedad directamente en vapor.
  • Sécala en el exterior siempre que sea posible y, si has de hacerlo dentro, que sea en habitaciones bien ventiladas.
  • Ventila baño y cocina correctamente cuando te duches o cocines, para evitar que el vapor se concentre en un solo punto pequeño (especialmente, abre las ventanas una vez hayas terminado).
  • En el caso de la cocina, usa siempre la campana extractora para gestionar mejor ese torrente de vapor que, de lo contrario, puede empapar paulatinamente y echar a perder tu mobiliario.
  • Separa los muebles de paredes y ventanas para evitar que la humedad producida les perjudique.
  • Mantén la calefacción a bajo nivel durante largo tiempo para que todas las superficies de la casa tengan una temperatura mínima agradable que no atraiga esa condensación. Los cambios bruscos en la temperatura, derivados de un golpe exagerado de calefacción, son causas muy habituales de condensación en distintas partes de la casa.

¿Quieres más información sobre humedades y consejos de nuestros profesionales para enfrentarte con éxito a ellas?

Lee el post cómo prevenir, detectar y tratar las humedades y filtraciones en tu hogar.

Y si, para algunas de tus paredes, la condensación de tus ventanas ya ha causado estragos, es importante que revises, con la ayuda de profesionales, todas las humedades. Es importante localizarlas, de esta manera puedes conocer el lugar en el que se debe realizar un estudio de las paredes y contemplar la posibilidad de ponerse manos a la obra con dicha reparación.

No olvides que puedes contar con la ayuda de nuestros profesionales fontaneros y expertos en carpintería metálica cualquier día de la semana y a cualquier hora.

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