La Asociación de Inspectores del Banco de España acaba de remitirme un comunicado (ver más abajo) en el que muestra un rotundo apoyo a los dos peritos designados para dar su opinión independiente en el caso Bankia, y que la pasada semana remitieron sus informes de conclusiones al juez que instruye el caso, Fernando Andreu. El colectivo de inspectores bancarios sale en defensa de dos de sus compañeros ante «las muchas referencias informativas» que se han emitido desde entonces, y que a su juicio «directa o indirectamente intentan cuestionar la profesionalidad y el buen trabajo por ellos realizado».
En mi blog he escrito dos post (aquí y aquí) analizando, de forma crítica, los informes. Con ello no he querido en ningún caso cuestionar la profesionalidad de los mismos. Más bien plantear, como posteriormente también han mostrado otros medios y analistas, las tremendas implicaciones que tendría para el conjunto del sector financiero que todas las conclusiones de los peritos fueran ciertas. Como ya he comentado, de los informes se deducen actuaciones delictivas y dejaciones del deber tan graves que creo que es un deber profesional mantener un espíritu crítico respecto a los mismos. En ningún caso eso supone un menoscabo a la profesionalidad de los mismos.
Esta carta se une a un torrente de reacciones que se ha desatado desde que la semana pasada se conociesen las conclusiones de los peritos. Este mismo jueves, la Comisión Ejecutiva del Banco de España (sus máximos responsables) ha emitido un comunicado en el que especifica que su actividad se ciñe exclusivamente a controlar a las entidades financieras «a partir de la información elaborada por estas y teniendo en cuenta los datos económicos disponibles». Vamos, que según esta justificación los inspectores empotrados (trabajan in situ en las entidades) lo están por vaciar espacio de la sede del supervisor, porque legalmente no eran capaces de indagar y conocer la realidad de un banco o caja por sí mismos.
La cúpula del Banco de España añade además que cualquier decisión de gestión de una entidad supervisada por él (por ejemplo: una salida a Bolsa, o una fusión) es «exclusiva responsabilidad de los órganos de administración y dirección de las entidades». Consideran también que todas las actuaciones del BdE en relación al grupo BFA-Bankia durante los años 2011 y 2012 «se ajustaron en todo momento a criterios estrictamente profesionales, respetándose la normativa vigente y los procedimientos establecidos», concluyen.
Es decir: que si la salida a Bolsa de Bankia o la fusión de Caja Madrid con Bancaja fueron decisiones erróneas, el Banco de España no tuvo ninguna responsabilidad en ellas. Que todo fue cosa de la dirección y los consejeros. Entiendo que la institución se quiera proteger a sí misma, pero resulta que lo que ya sabemos niega esta supuesta pureza de la Comisión Ejecutiva del BdE. Su labor, por acción u omisión, fue clave tanto para sacar las acciones de Bankia al mercado como para crear la cuarta mayor entidad financiera del país (ahora nacionalizada).