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Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

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El colectivo de inspectores del Banco de España sale en defensa de los dos peritos del caso Bankia

La Asociación de Inspectores del Banco de España acaba de remitirme un comunicado (ver más abajo) en el que muestra un rotundo apoyo a los dos peritos designados para dar su opinión independiente en el caso Bankia, y que la pasada semana remitieron sus informes de conclusiones al juez que instruye el caso, Fernando Andreu. El colectivo de inspectores bancarios sale en defensa de dos de sus compañeros ante «las muchas referencias informativas»  que se han emitido desde entonces, y que a su juicio «directa o indirectamente intentan cuestionar la profesionalidad y el buen trabajo por ellos realizado».

asociacion inspectores BdE apoya a los peritos

 

En mi blog he escrito dos post (aquí y aquí) analizando, de forma crítica, los informes. Con ello no he querido en ningún caso cuestionar la profesionalidad de los mismos. Más bien plantear, como posteriormente también han mostrado otros medios y analistas, las tremendas implicaciones que tendría para el conjunto del sector financiero que todas las conclusiones de los peritos fueran ciertas. Como ya he comentado, de los informes se deducen actuaciones delictivas y dejaciones del deber tan graves que creo que es un deber profesional mantener un espíritu crítico respecto a los mismos. En ningún caso eso supone un menoscabo a la profesionalidad de los mismos.

Esta carta se une a un torrente de reacciones que se ha desatado desde que la semana pasada se conociesen las conclusiones de los peritos. Este mismo jueves, la Comisión Ejecutiva del Banco de España (sus máximos responsables) ha emitido un comunicado en el que especifica que su actividad se ciñe exclusivamente a controlar a las entidades financieras «a partir de la información elaborada por estas y teniendo en cuenta los datos económicos disponibles». Vamos, que según esta justificación los inspectores empotrados (trabajan in situ en las entidades) lo están por vaciar espacio de la sede del supervisor, porque legalmente no eran capaces de indagar y conocer la realidad de un banco o caja por sí mismos.

La cúpula del Banco de España añade además que cualquier decisión de gestión de una entidad supervisada por él (por ejemplo: una salida a Bolsa, o una fusión) es «exclusiva responsabilidad de los órganos de administración y dirección de las entidades». Consideran también que todas las actuaciones del BdE en relación al grupo BFA-Bankia durante los años 2011 y 2012 «se ajustaron en todo momento a criterios estrictamente profesionales, respetándose la normativa vigente y los procedimientos establecidos», concluyen.

Es decir: que si la salida a Bolsa de Bankia o la fusión de Caja Madrid con Bancaja fueron decisiones erróneas, el Banco de España no tuvo ninguna responsabilidad en ellas. Que todo fue cosa de la dirección y los consejeros. Entiendo que la institución se quiera proteger a sí misma, pero resulta que lo que ya sabemos niega esta supuesta pureza de la Comisión Ejecutiva del BdE. Su labor, por acción u omisión, fue clave tanto para sacar las acciones de Bankia al mercado como para crear la cuarta mayor entidad financiera del país (ahora nacionalizada).

Lo que los peritos «olvidan»: El Banco de España avaló tanto el nacimiento como la salida a Bolsa de Bankia

Hay dos grandes ausentes en los informes que los peritos designados por el Banco de España para dar una opinión experta e independiente sobre las distintas cuestiones que se han ido planteando alrededor del llamado caso Bankia (y que juzga la salida a Bolsa, la venta de preferentes y los salarios de sus responsables, entre otras cosas). En las más de 400 hojas de ambos documentos, apenas aparece una sola crítica ni a la labor del supervisor bancario (el propio BdE) ni a la de los respectivos gobiernos centrales (los ministros Salgado y De Guindos, entre otros) y autonómicos. A mi me llama especialmente la atención, ya que son las dos instituciones públicas con más poder en el sector financiero, especialmente tras la creación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancario (FROB).

Banco de España

Banco de España

Especialmente llamativa es la ausencia de toda crítica explícita a la labor de inspección y tutelaje llevada a cabo por el Banco de España, toda vez que la institución gobernada entonces por Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) tenía una presencia constante tanto en Bankia como en su matriz (BFA), así como en las antiguas siete cajas que dieron como resultado en esta entidad. Y es que la inclusión de Bancaja en el SIP que resultó en BFA (y que, según detallan los peritos, es la fuente de los principales quebrantos contables por su sobreexposición inmobiliaria) fue una decisión impulsada activamente por el BdE y con el visto bueno de la Dirección General de Supervisión, tal como ya informó este periodista en su momento. Tanto que el propio subgobernador, Francisco Javier Aríztegui, puso su despacho a disposición de los dos presidentes (Rodrigo Rato y José Luis Olivas) para que llegaran allí mismo a un acuerdo preliminar para fusionarse.

Pero es que la implicación directa del Banco de España no acaba aquí. Y es que entre marzo de 2009 y septiembre de 2010 el supervisor bancario llevó a cabo inspecciones específicas en Caja Madrid, y entre septiembre de 2009 y abril de 2010 en Bancaja, con el fin de llevar un control exhaustivo de los quebrantos, los saneamientos, el control del riesgos, las refinanciaciones, la morosidad y las pérdidas esperadas de las entidades. A estas revisiones específicas de la Dirección General de Supervisión del BdE hay que sumar, además, la plantilla de inspectores empotrados en las propias cajas, con acceso a todas las carteras crediticias y a toda la información.

Estas visitas de inspección dieron como resultado sendas cartas remitidas a Rato y Olivas (y a las que ha tenido acceso este periodista) en las que el Banco de España no solo autoriza la fusión de ambas entidades, sino que condiciona su viabilidad a la solicitud de una ayuda de 4.465 millones de euros al FROB (ayuda que se daría en forma de participaciones preferentes que se tendrían que pagar a un 8% de interés). Con esa inyección pública, y según los cálculos del BdE, Caja Madrid haría un saneamiento de sus balances de 3.613 millones de euros, «cifra que absorbe tanto los deterioros pendientes cifrados en la última inspección como la pérdida esperada de 2.641 millones de euros evaluada en el Plan de Integración en un escenario temporal de dos años». Es decir, que el supervisor, tras un proceso de análisis específico, validaba las cuentas y la viabilidad de BFA para los próximos dos años.

Otro tanto hizo el Banco de España tras su inspección a Bancaja. En una carta remitida a su presidente el 14 de diciembre de 2010, la Dirección General de Inspección constata los problemas de la caja («elevada morosidad, con probabilidad de incrementarse por la concentración en el sector promotor-inmobiliario, desequilibrada estructura financiera e importantes necesidades de saneamientos adicionales…»), pero también los acota: Tras revisar dos de cada diez activos en poder de la caja valenciana, se calculan unas pérdidas esperadas en los próximos dos años de hasta 3.249 millones de euros, y se cuantifican los ajustes pendientes en el grupo inmobiliario en 195 millones de euros (ver imagen inferior). Buena parte de estas pérdidas se cubrirían con los fondos públicos procedentes del FROB y con las sinergias y ajustes surgidos a raíz de la integración de las siete cajas en BFA-Bankia.

conclusiones bde bancaja

¿Qué quiere decir todo esto? Que fue el BdE uno de los organismos que, en medio de la vorágine de aquellos días avaló la fusión que acabaría resultando en un monstruo financiero incontrolable, y visó unas cuentas y unas previsiones que contemplaban unos escenarios de pérdidas concretos. Como ya he explicado en otro post anterior, misteriosamente o no, la morosidad de Bancaja no afloró en toda su magnitud hasta que la fusión ya estaba consumada: Desde la integración, y hasta dos meses antes de la nacionalización, siete de cada 10 euros de nueva morosidad procedían de la caja valenciana. No parece una cifra normal, toda vez que el porcentaje de volumen de activos de Bancaja en el conjunto de BFA-Bankia no llegaba ni a un tercio.

No es por defender a los anteriores gestores de BFA-Bankia, pero… ¿No tiene ninguna responsabilidad de esto el Banco de España, que fue quien impulsó la inclusión de Bancaja en el SIP de Caja Madrid? ¿Acaso no es conocido que Caja Madrid fue prácticamente obligado (aunque es verdad que siempre tienes la opción de decir que no y renunciar) a admitir la integración de Bancaja a instancia del BdE y de los gobiernos central y autonómicos? ¿Cómo es posible que fallaran tanto los métodos de detección de agujeros contables durante todo un año de inspección y dos peritos pongan en la picota la actuación del supervisor durante el tutelaje de la creación de BFA? Echo en falta estos análisis en los informes de los peritos, la verdad…

Los peritos del BdE apuntan a una conspiración masiva para salvar a BFA-Bankia

Los que seguimos el caso Bankia esperábamos este día como agua de mayo. El informe de los peritos designados por el Banco de España (dos inspectores) estaba llamado a aportar una visión técnica, rigurosa e independiente de la salida a Bolsa de la entidad, de las formulaciones de cuentas, de la concesión de créditos y refinanciaciones, de la política de remuneraciones a consejeros y ejecutivos y hasta de las llamadas tarjetas B. Una pieza que puede ser clave para continuar la instrucción de uno de los casos judiciales más largos, complejos y polémicos de la historia de España.

Bankia

Bankia

Pues bien. He podido leer y revisar ya una buena parte de los dos informes entregados por el Banco de España a la Audiencia Nacional (son más de 400 páginas, sigo en ello), y puedo decir que si bien apunta a cosas gravísimas (falseamiento de cuentas, mala contabilización de carteras de créditos, cobros indebidos…) hay una idea subyacente que realmente me parece perturbadora y que supondría un escándalo de proporciones épicas: Que hubo una conjura masiva para salvar a Bankia.

Y es que para que todo lo que se dice en estos dos informes sea cierto (una estafa que acabó afectando a cientos de miles de accionistas y preferentistas que no conocían el verdadero estado de las cuentas) hace falta que colaboraran o, como mínimo, no hicieran bien su trabajo, los siguientes:

1) Al menos tres direcciones ejecutivas de Bancaja, Caja Madrid, BFA y Bankia, que siguiendo esta tesis habrían ocultado las verdaderas pérdidas de la entidad (falseando cuentas a sabiendas o no) y habrían tratado de recapitalizarla mediante acciones y preferentes mostrando una imagen demasiado optimista de la entidad. También estarían implicados en esta enmienda a la totalidad los consejeros, en la medida que habrían firmado las cuentas falseadas sabiendo o no que eran contrarias a la realidad.

2) Cientos (¿miles?) de empleados de la caja, de departamentos técnicos como Riesgos, Contabilidad o Auditoría, que habrían colaborado por acción u omisión en la elaboración de estas cuentas incorrectas. Además, súmenles otros miles de directores de zona, oficina y empleados de las sucursales, que habrían vendido a costa de lo que fuera productos que resultaron ser tóxicos para el inversor.

3) El socio auditor de Deloitte (Francisco Celma) y su equipo, que según los peritos habrían colaborado necesariamente en la ratificación de una imagen no real tanto de Caja Madrid y Bancaja, como después de BFA y Bankia. Su labor habría sido imprescindible, según esta tesis, para suscribir tanto las cuentas anuales e intermedias, como los estados contables, como la sostenibilidad a medio y largo plazo del SIP que supuso la creación de BFA-Bankia.

4) Los inspectores, que ocupaban una planta en la sede central de Bankia, y el comité ejecutivo del Banco de España, que pese a que sus compañeros peritos no lo dicen, tendrían que haber: 1) o bien colaborado en la ocultación del verdadero estado contable de la entidad, escamoteando en sus informes de inspección la situación real de los balances, 2) o bien no fueron capaces de detectar estos problemas, lo que directamente les sitúa como unos incompetentes, toda vez que los equipos de inspección tienen capacidad de revisar todas y cada una de las operaciones que se efectúan en un banco del tamaño de BFA-Bankia.

5) Los funcionarios de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que de forma similar al Banco de España, dieron su visto bueno a los documentos oficiales emitidos por BFA-Bankia antes y después de la salida a Bolsa. Especialmente críticos son los peritos con el folleto de salida, ya que se supone que ha de contemplar todos los riesgos para que los posibles inversores cuenten con una idea veraz del estado del banco.

6) Cientos de compañías privadas que, de forma secreta y a espaldas del mercado, habrían aceptado las presiones de BFA y del Gobierno (sí, el Gobierno, que consideraba esta operación una cuestión «de Estado») para adquirir acciones de Bankia a sabiendas de que eran una bacalada. De esta forma, habrían aceptado un precio por acción no ajustado a mercado que mandara una señal equivocada a los inversores minoritarios y extranjeros, para posteriormente venderlo pocos meses después (algunos incluso días, como la Cámara de Comercio de Madrid).

7) Un puñado de consultoras, bancos de inversión y asesoras externas que habrían colaborado de forma activa en la creación del SIP que resultó en BFA-Bankia, así como en la preparación de la salida a Bolsa. Hablamos de multinacionales como Price Waterhouse Coopers (PwC), Analistas Financieros (AFI), JP Morgan, Lazard, Deutsche Bank, UBS, Merrill Lynch, Barclays, BNP Paribas…

8) Decenas de testigos que han comparecido ya ante el juez Andreu y han mostrado, aun con matices, su conformidad con las cuentas de BFA-Bankia, así como la legalidad de las mismas. Otro inspector, hace apenas unos meses, declaró en sede judicial (no olvidemos que estaba obligado a decir la verdad) que las cuentas eran «coherentes con lo que sabía el supervisor en ese momento».

La lista podría añadir más posibles participantes en la conspiración para salvar a Bankia. ¿Es posible y verosímil esta opción? No soy quién para valorarlo, ya que para eso está el juez. Personalmente soy de los que cree que las explicaciones más sencillas suelen ser las más próximas a la verdad, y en ese sentido me cuesta asumir (tal vez es que no quiero asumirlo, que no puedo) que hayan podido participar tantas personas en una operación que ha acabado con los ahorros de cientos de miles de pequeños inversores, así como con el mayor rescate financiero de la historia de EspañaNo quiero creerlo, es demasiado duro.

Documento: El acta de Caja Madrid que dio luz verde a las tarjetas ‘B’ en 1988

En el plazo de una semana, la Audiencia Nacional ha rechazado sendos recursos presentados por los expresidentes de Caja Madrid y Bankia, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, imputados por el escándalo de las tarjetas ‘B’ de la entidad. Si la semana pasada era Blesa al que le mantenían la fianza civil de 16 millones de euros, este lunes la Sala ha ratificado la del exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el argumento de que hay «sólidos indicios» que apuntarían a un presunto delito de administración deseal.

Los magistrados se amparan en sendas actas del 20 de junio de 1994 y del 30 de octubre de 1995, «citadas por el Ministerio Fiscal», para argumentar que ambos exdirigentes no gozaban de una «habilitación legal de los órganos directivos» para poder distribuir las famosas tarjetas. Por el momento no se conoce públicamente el contenido de esas actas, en la medida que son secretas. Sin embargo, un acta anterior, de 1988, demuestra que sí se dieron poderes legales al presidente de entonces (Jaime Terceiro) y a los posteriores para distribuir entre los consejeros un medio de pago (entonces aún por definir) que supusiera «un sistema de compensación de los gastos en que se pueda incurrir por ejercicio de la función». Vamos, las que vienen siendo las famosas tarjetas black.

Tal como muestra el documento al que ha tenido acceso en exclusiva este periodista (ver imagen inferior) en la reunión del Consejo de Administración de Caja Madrid celebrada el 24 de mayo de 1988, los consejeros allí reunidos dieron su visto bueno por unanimidad a que el entonces presidente (Terceiro), a propuesta suya, desarrollara un «sistema de compensación de gastos a vocales del Consejo de Administración y miembros de la Comisión de Control» y él mismo fijara las cuantías máximas a percibir por cada uno. Éste fue el momento en el que se dio luz verde a lo que posteriormente serían las tarjetas, y el consejo ya entonces daba plenos poderes al presidente de la caja para determinar cantidades y otros aspectos retributivos de los consejeros.

acta tarjetas caja madrid

Desde un principio no se plantearon como una tarjeta para gastos de representación, sino como un método para compensar los gastos de los consejeros ante la evidencia de que las dientas que por entonces cobraban eran inadecuadas y «no comparables, bajo ninguna premisa, con las de otras entidades, cajas o bancos. Es preciso dignificar la función de consejero también en materia de compensación de los esfuerzos y dedicación de la entidad, cubriendo al menos los costes en que se incurre por el ejercicio de su función», tal como señala el acta.

Es decir, que parece que desde un primer momento las tarjetas estaban contempladas como un sistema retributivo adicional destinado a ser discrecional y compensar las bajas remuneraciones que, comparativamente, percibían los consejeros de la caja madrileña, según sostenía el presidente de la caja de entonces. Y es que la figura del consejero por entonces solo percibía dietas de un máximo de 25.000 pesetas y un seguro de salud y de vida.

A falta de que conozcamos el contenido de las actas de 1994 y 1995 lo que demuestra este documento es que el consejo de administración sí que había dado un mandato claro a sus presidentes para definir un sistema retributivo que se sumara a las dietas y que, por lo que parece, era distinto (más amplio) a un mero sistema de gastos de representación, como se desprende del auto judicial y la Fiscalía. ¿Era este sistema extendible a los directivos de la caja? ¿Estaba bien contabilizado en el balance de la entidad? ¿Por qué no se practicaron las debidas retenciones si así se debía hacer? Quedan aún tantas cuestiones por conocer…

España ha ayudado con más de 107.000 millones de euros a su sistema financiero ¿Mucho o poco comparado con el resto?

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) acaba de publicar su informe anual sobre ayudas públicas. Se trata de un análisis sintético de las distintas garantías, subvenciones, subsidios, etc, aportados por los contribuyentes en beneficio de determinados sectores económicos. Como cada año desde el inicio de la crisis, es el sector financiero el más beneficiado por las ayudas.

Según muestra la CNMC (ver gráfico inferior), las entidades financieras españolas se beneficiaron hasta finales de 2012 (últimos datos disponibles) de un montante total de ayudas de 107.453 millones de euros (excluidas las garantías), divididas entre inyecciones directas de capital (59.743 millones), rescates de activos deteriorados (28.395 millones) y otras medidas de liquidez (19.315 millones). No todo van a ser malas noticias, y tal y como resaltan desde Competencia, todos estos préstamos y rescates hasta el momento han supuesto unos ingresos para el erario público de 3.160 millones en concepto de comisiones y otros pagos.

ayudas publicas españa

Pues eso, que 107.000 millones de euros del contribuyente en ayudas económicas directas al sector financiero, según la CNMC. Esta cifra viene a sumarse al batiburrillo de cifras que desde el inicio de la reestructuración del sistema financiero español venimos sufriendo. En un post anterior, aludía a un estudio de Funcas que cifraba el rescate en el entorno de los 55.000 millones de euros. En otro post mío, la patronal bancaria AEB, por su parte, hacía su propio cálculo (77.800 millones de euros), mientras que el Tribunal de Cuentas (107.900 millones) se aproximaba mucho a la cifra publicada por Competencia este viernes. La mía, en base a cálculos propios, estaba más en el entorno de los 159.000 millones.

¿Es mucho o es poco lo que nos hemos gastado los contribuyentes en rescatar al sistema financiero? Desde luego la cantidad, equivalente a un 10% de nuestro PIB (aproximadamente) es un montón de dinero. Mucho. Pero partiendo de la base de que cualquier dinero que se emplee en reparar los excesos cometidos por empresas privadas es algo que se debe hacer lo mínimo posible y tapándose las fosas nasales, lo cierto es que en perspectiva comparada las cifras parecen no demasiado altas en relación con otros páises de nuestro entorno (ver gráfico).

ayudas banca europea

Así, el gasto en recapitalizar entidades en problemas representaba, a inicios de 2013, un 5,7% del PIB de España. Y hay que sumar otro 2,7% en rescatar activos deteriorados y otro 5,4% en «otras medidas de liquidez». En suma, un 13,8% del PIB español empleado en auxiliar a su sector financiero. Holanda, con un adelanto de un año y medio, también abordó su propia recapitalización de su banca, empresa en le que se gastó un 14,4% de su PIB (54.257 millones de euros). Similares cifras muestra el Reino Unido, que entre 2008 y 2011 empleó una cantidad equivalente al 13,1% de su PIB en rescatar a la banca de City (156.108 millones).

Capítulo aparte merecen casos como el de Irlanda (522,6% de su PIB empleado primordialmente en librar del ladrillo a sus bancos), Grecia (28,3%) y Chipre (47,9%), que prácticamente entraron en bancarrota como estados por el hecho de tener que garantizar la solvencia de sus bancos.

En esencia, ningún país quiere emplear el dinero público en rescatar a sus sistema financiero. Es algo antiestético, difícil de entender por la ciudadanía y muy costoso. Pero descontado eso, lo cierto es que el agujero tapado en la banca española se mueve dentro de unos estándares razonables en comparación a lo que ha ocurrido en el entorno europeo desde que se desató la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos, allá por 2007. No convendría olvidarlo.

La deuda pública española y los bancos, ese enorme círculo ¿virtuoso o vicioso?

Desde que el Banco Central Europeo, a la vista de la crisis financiera allá por 2011, decidió abrir el grifo de la barra libre de liquidez (los famosos LTRO y otras medidas) se puso en marcha una suerte de círculo aparentemente virtuoso que funcionaba básicamente así: 1) Los bancos, ante una situación de mercado interbancario seco, lograban acceder a liquidez ilimitada para poder realizar sus operativas y no entrar en una crisis de solvencia. 2) En la medida que la liquidez abría un abanico de posibilidades de inversión para las entidades éstas se dedicaron masivamente a invertir en aquello que más rentaba en plena crisis del euro y con prima de riesgo de la periferia disparada: La deuda soberana. Así se estiló durante años el llamado Carry Trade, una operación por la que los bancos captan dinero al 1% (por ejemplo) y adquirían deuda pública al 4%. Un 3% de beneficio sin apenas riesgo. 3) Los estados de la periferia europea, necesitados de endeudarse y con todas las sospechas sobre ellos, conseguían financiarse. No olvidemos que en aquellos momentos la aversión era prácticamente total.

Pues bien. La crisis desde entonces ha mutado. Las perspectivas de ruptura del euro prácticamente se han vuelto marginales y la prima de riesgo se ha rebajado a niveles más asumibles. Así, para entidades como BFA-Bankia, por ejemplo, que adquirió cantidades enormes de deuda española, han aflorado tantos beneficios que incluso podrían devolver todas las inyecciones de capital público que les han dado solo con las plusvalías de la misma. ¿Todos contentos entonces? No tan deprisa.

Tal como señala la agencia crediticia Fitch en un reciente informe especial sobre la banca europea, existen bastantes posibilidades de que el nuevo supervisor bancario europeo (el BCE) limite el porcentaje máximo de deuda soberana en los balance de las entidades financieras. Es algo que recomiendan los acuerdos de Basilea, que son de obligado cumplimiento para los países presentes allí. Y España, en este contexto, sería uno de los países más perjudicados.

Las cifras de Fitch son tremendas: La banca española tiene una exposición total a la deuda pública de más de 282.000 millones de euros. En el caso de que el BCE impusiera una limitación en los balances del 25% de exposición sobre el total de activos, tendría que deshacerse de más de 206.000 millones de euros de la misma (ver gráfico). Una barbaridad de dinero que supondría automáticamente un aumento de la prima de riesgo y un desplome de los bonos europeos, en especial los españoles. En total, para toda la zona euro habría que recolocar entre otros inversores otros 1,1 billones de euros. ¿Hay demanda en el mundo para tal cantidad de bonos europeos?

fitch deuda soberana

 

En el caso de la deuda española que debería de recolocarse, equivaldría a un 20% del PIB. Es decir, una mostruosa cantidad que desplomaría los mercados de deuda. Y es que el sesgo de los bancos españoles (y no solo éstos, Italia otro tanto de lo mismo) ha sido comprar masivamente deuda de España (ver gráfico inferior), tanto que su exposición supera con creces el 100% del capital conjunto de la banca. Por un lado porque daba una jugosa rentabilidad y por otro lado para cumplir este pacto tácito de financiar indirectamente a los Gobiernos por medio de la liquidez del BCE.

deuda soberana fitch

 

Por el momento, y a pesar de las recomendaciones de Basilea, no parece plausible emprender este proceso de desinversión masivo de deuda soberana. Ni parece que haya consenso ni parece que haya necesidad inmediata, si bien es cierto que el riesgo soberano y el bancario seguirán ligados mientras los balances de las entidades estén tan repletos de bonos europeos. Parece que la coyuntura permitiría, por lo tanto, ir previendo un proceso lento y modulado del desapalancamiento.

En resumen, una vez más lo que vemos es que las decisiones tomadas por los reguladores y las autoridades en un momento dado suponen una solución en un plazo corto, pero pueden tener consecuencias aún más graves en un plazo medio o largo. Lo que se presentaba como un círculo virtuoso corre el riesgo de convertirse en uno vicioso. Esperemos que no sea el caso de los bancos de la periferia europea. Hasta ahora la deuda soberana ha sido considerada un activo seguro y libre de riesgo, y salvo en el caso de Grecia no se ha contemplado seriamente un impago en la zona euro. Pero el precedente ya existe y los niveles de deuda seguirán creciendo por lo menos unos años. Si las dudas sobre la sostenibilidad de la misma volvieran tanto los bancos como los estados europeos se verán de nuevo en el ojo del huracán.

El sistema bancario español, el más concentrado de Europa

Las fusiones, privatizaciones y absorciones llevadas a cabo en el sistema financiero español desde el inicio de la crisis han dado como resultado que España goce ahora del sistema financiero más concentrado de entre los principales países europeos. Es decir, de los que tienen un menor número de entidades distintas en relación al tamaño del sector. Es una de las principales conclusiones que se extrae del último informe de situación de la banca, publicado este viernes por el equipo de análisis de BBVA.

En opinión de los analistas del banco, el grado de concentración en los principales países europeos (España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido) es «muy bajo», y no afecta esencialmente a la competencia. Basándose en uno de los índices de cálculo del número efectivo de competidores (el método Herfindahl-Hirschman), desde BBVA Research atribuyen a España un nivel de 832,7, solo por debajo de Italia (848,8), y muy por debajo de Francia (499,7) y Alemania (363,7).

Más deprimente es el índice basado en cuota de mercado de las principales entidades (ver gráfico inferior). Ahí, España se erige como la auténtica reina de la concentración, con un porcentaje del 57,4%, por encima incluso de Italia (51,5%) y de Reino Unido (52%). Este proceso de aglutinación de poder entre los grandes bancos «se ha acelerado en España durante la crisis, a diferencia de los demás sistemas bancarios estudiados», reconocen desde la entidad.

ratio concentracion

 

¿Y tiene repercusiones en la competencia esta creciente concentración? Desde BBVA Research aseguran que NO hay relación directa, basándose en la «literatura especializada», y que si hubiera algún impacto, en todo caso será «positivo». En su opinión «el reducido nivel de concentración calculado en todos los países estudiados nos lleva a pensar que la concentración bancaria en los principales sistemas financieros de Europa no es un obstáculo para la competencia entre las entidades (…) y que, en caso de existir una relación, la reducida concentración bancaria debería favorecer la existencia de una elevada competencia«, aseguran. No explican el mecanismo por el cual esto ocurriría.

No todos los especialistas piensan lo mismo. En un reciente informe publicado por el Banco de España, se constata que las empresas y familias españolas tienen una mayor dificultad para acceder al crédito y a préstamos respecto de los ciudadanos europeos debido sobre todo a la actual concentración del sistema financiero español.

¿Mi opinión? Hace algo menos de 30 años, el mercado bancario español era esencialmente un oligopolio en el que los precios del crédito y del dinero venían fijados por lo que determinaban los siete mayores banqueros de España en las conocidas comidas que celebraban en el madrileño restaurante L’hardy. Era todo menos un mercado libre, y si se logró romper esta injusticia fue por la la apertura del mercado a las cajas de ahorros y por la decisión de Emilio Botín de lanzar ofertas agresivas para ganar cuota de mercado. Creo que en un mercado en el que participan 20 entidades distintas es más complicado que estos acuerdos vuelvan a repetirse. En un mercado en el que apenas juegan una docena de actores (media docena si contamos a los verdaderamente grandes: Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Popular) es mucho más fácil ponerse de acuerdo, aunque tu intención inicial pueda no serlo. Como no quiero ser completamente negativo, creo que la unión bancaria puede sernos de gran utilidad, toda vez que en teoría será más fácil para las entidades extranjeras implantarse y competir en España.

Os iremos contando, sea lo que sea…

Cuando la contabilidad y la supervisión bancaria no van de la mano: Un ejemplo con las cuentas de BFA-Bankia

Hoy os propongo un artículo algo técnico, pero espero que interesante: Las entidades financieras tienen que regirse por varios niveles distintos de regulación y legislación para atenerse al marco legal vigente. Así, hay una normativa de ámbito estatal, otra de ámbito autonómico, está la regulación de Consumo, la macroprudencial del Banco de España (aquella destinada a proteger el sistema financiero) y las reglas internacionales de contabilidad (conocidas popularmente como NIIF), entre otras.

Torre Bankia

Torre Bankia

Voy en este post a poner de manifiesto algo que me ha llamado la atención después de ver los resultados de los test de estrés a la banca y ante las evidencias que personas expertas en contabilidad bancaria llevan denunciando desde hace tiempo: que a lo largo de la crisis económica la regulación macroprudencial bancaria y la de contabilidad internacional no solo no han ido de la mano, sino que una (la primera) ha ido en perjuicio de la otra. Y ningún ejemplo como el de BFA-Bankia sirve para ilustrar este encontronazo entre legalidades. Por ello, recapitulemos:

  • El Banco de España y el Ministerio de Economía obligan a «aflorar pérdidas». A lo largo de 2012, con la llegada de Luis de Guindos a Economía, se aprueban sendos decretos referidos al sector financiero (conocidos como Guindos I y II). El objetivo indisimulado de los mismos es hacer aflorar las supuestas verdaderas pérdidas que el ladrillo ha ocasionado a las entidades financieras españolas. En esencia, esta nueva normativa (aprobada por el Gobierno pero llevada a la práctica por el BdE) obligaba a cajas y bancos a provisionar un alto porcentaje de cada inversión inmobiliaria. Es decir, que por ejemplo para un crédito de 100 millones concedido a una promotora, la entidad tendría que reservar (con cargo a resultados) unos 60 millones de dinero líquido con el fin de protegerse ante un hipotético impago y poder tapar rápidamente el agujero. En este contexto, y merced a las nuevas circulares, BFA-Bankia presentó unas millonarias pérdidas en el ejercicio 2011 y otras aún mayores en el 2012, en este caso más o menos en consonancia con el conjunto del sector. De esas pérdidas afloradas se derivaron las ayudas públicas, que en el caso de BFA-Bankia supusieron una inyección de más de 22.300 millones de euros y por tanto la nacionalización de la hasta entonces segunda caja de ahorros del país.
  • Las pérdidas se han de referir al año en que se producen. Tal como me hacen saber fuentes conocedoras de la normativa vigente en contabilidad financiera, cuando se publican unas cuentas anuales o trimestrales, las llamadas «pérdidas por deterioro de inversiones crediticias indican las pérdidas que se han producido durante el año de esas inversiones, que generalmente va (y debe ir) ligado al deterioro de las condiciones económicas y por tanto de la morosidad y deterioro financiero de los prestatarios». Es decir, que más allá de que podamos sospechar que tal o cual cartera de créditos vaya a entrar en fallidos, la normativa internacional contable (vigente para la banca) obliga a contabilizar esas pérdidas solo en el caso de que efectivamente se hayan producido.
  • La reversión de pérdidas. La banca española presenta en sus notas públicas la cuenta «Pérdida por deterioro de activos financieros (NETO)». Este concepto se forma por el resultante entre los deterioros del año y la resta de aquellos que se han revertido, por pérdidas anotadas finalmente no se han producido, por ejemplo. Esta reversión de deterioros, conocida como «liberación de provisiones» en el mundo bancario puede llevar, si es mal empleada, a lo que los contables denominan en su argot «prudencia mala», algo expresamente prohibido por la regulación contable internacional. ¿En qué consiste? En resumen, en hacer una anotación excesiva y deliberada de deterioros durante un ejercicio con el objetivo de que, una vez cubiertos (provisionados), se puedan gestionar y/o manipular en ejercicios futuros, haciendo reversiones de deterioros que permitan aumentar los beneficios en la cuenta de resultados. Tal como me aseguran expertos en contabilidad bancaria, «no existe ningún banco en el mundo en el que de forma realista pueda ocurrir que la reversión del deterioro de ejercicios anteriores (es decir, un ingreso) pueda alcanzar cifras muy significativas comparadas con el deterioro del ejercicio (un gasto), salvo que se estimasen esos deterioros en el pasado haciendo unas predicciones de escenarios totalmente irreales, lo que llevaría a sospechar en una infravaloración deliberada de los activos en esos ejercicios».
  • La reversión de las grandes entidades en 2013. Si entendemos que a todas las entidades se les aplicaron los decretos Guindos I y II de la misma forma, las cifras de reversiones de los deterioros pueden ser una buena muestra, y es razonable pensar que más o menos las cifras sean similares en proporción al tamaño del balance de cada entidad. Pues bien, en el caso del Banco Santander la reversión en 2013 fue de 5.400 millones de euros sobre un balance crediticio total de 600.000 millones (ratio 111:1). En el caso del BBVA, la reversión fue de 4.800 millones para una inversión crediticia de 350.000 millones (ratio 73:1). ¿Y el Grupo Bankia? Pues se han revertido 4.930 millones sobre un total de 120.000 millones en créditos concedidos (ratio 25:1). Es decir, que la tasa de reversión (es decir, de créditos que por arte contable a posteriori resultan no ser tóxicos) de Bankia es entre tres y cuatro veces más grande que el de las dos principales entidades financieras españolas. «Con una reversión de pérdidas más lógica o al menos con una lógica similar a sus competidores Bankia tendría pérdidas como resultado del ejercicio 2013 y 2014 y, por supuesto, ese exceso de deterioros reconocidos en años anteriores no hubiera dado lugar a esas pérdidas en 2011 y 2012», señalan expertos en contabilidad bancaria a este periodista, que además califican de «insulto a la lógica y a las normas contables» que se esté reduciendo el deterioro reconocido en aquellos años con mayor morosidad de la historia.
  • ¿Hubo en BFA-Bankia esa «prudencia mala»? No soy quién para decirlo, pero es lo que sospechan estas fuentes conocedoras de la normativa bancaria: A instancia de un Ministerio de Economía muy interesado en mandar una señal contundente a los mercados internacionales, se habría obligado a hacer un lavado de cara profundo a la entidad que por aquel entonces era foco de todas las dudas. Es decir, recapitalizarla tanto que fuera fácil posteriormente hacer aflorar provisiones (es decir, ingresos) en ejercicios posteriores. Esta teoría sería coherente con la declaración del propio Goirigolzarri. El ahora presidente reconoció en sede judicial haber pedido una ayuda económica mucho mayor que su predecesor (Rodrigo Rato) porque prefería «empezar de cero», con una caja que no despertara la más mínima duda. El Gobierno le había prometido apoyo incondicional a su llegada, y se cubrió, lógicamente, las espaldas. También avala esta tesis el hecho de que los resultados de Bankia fueron a mejores en 2013, año en el que se registró la peor morosidad de los últimos 50 años en España, lo que hace difícil de entender que en el pasado ejercicio hayan mejorado inesperadamente las condiciones crediticias de los prestatarios.
  • El crédito de Izquierda Unida como ejemplo. Hace unos meses, el diario El Mundo titulaba que Bankia tenía provisionado al 100% un crédito concedido a Izquierda Unida por unos 2,87 millones de euros. Pese a que el enfoque del compañero y gran periodista Carlos Segovia parece insinuar que existía una excesiva alegría a la hora de conceder financiación a las formaciones políticas, lo cierto es que ese crédito estaba al corriente de pago y garantizado por la propia sede de la formación política, situada en la calle Olimpo, pero la dirección del banco le da prácticamente la condición de perdido al 100%, toda vez que la provisión es total. «Necesariamente, si haces eso, todo lo que recibas de ese préstamo en años posteriores se reconocerá como ingreso/beneficio sin serlo en realidad en ese momento desde el punto de vista económico y contable», recalcan estas fuentes.
  • BFA-Bankia en el test de estrés. A raíz de las pruebas de resistencia a la banca, se conocieron los resultados de BFA-Bankia, que aprobó con holgura los test. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri presentó en el escenario más adverso posible e imaginable por los supervisores un exceso de capital (es decir, un dinero destinado a tapar posibles agujeros por encima del mínimo legal) de 4.773 millones de euros.
  • El margen bruto que cae. El margen bruto, un indicador que te muestra el margen de negocio que obtiene una entidad con su actividad normal, ha caído en Bankia entre 2011 y 2014, a pesar de que la entidad, en ese periodo, ha ido de las pérdidas a unos beneficios cada vez mayores. Antes que nada quiero alabar que la nueva dirección ha emprendido medidas muy necesarias en la antigua Caja Madrid, como es el aumento de la eficiencia, el cierre de oficinas no rentables. Además, no me queda sino reconocer que Bruselas ha obligado a los nuevos gestores a deshacerse de todos los negocios no «core» del banco (participadas, etc), que hasta ahora suponían una fuente jugosa de ingresos vía dividendos y puestas en equivalencia. Con este escenario tan duro, la dirección ha conseguido volver a beneficios y aumentarlos en 2014 respecto a 2013. En este contexto, las reversiones del deterioro han jugado un papel más que esencial.

Todos los bancos españoles ‘aprueban’, pero no todos están igual de sanos, ni mucho menos

Tras más de un año de preparación, por fin conocemos los resultados de los test de estrés a la banca europea. En España, la gran noticia ha sido que ninguna entidad ha suspendido y no tendrá que haber ni recapitalizaciones forzosas ni, por supuesto, más dinero público para incrementar la solvencia de las mismas. En su conjunto, el sistema financiero español tiene un exceso/margen de capital regulatorio de 56.046 millones de euros, frente a las 25 entidades europeas que han suspendido, que necesitarán conseguir más de 25.000 millones de euros para recuperar una solvencia mínima.  sistema financiero español

Todas las entidades han aprobado, como se preveía. No es de extrañar, toda vez que a finales de 2012 ya se llevó a cabo una prueba por prácticamente el mismo equipo auditor (con Oliver Wyman a la cabeza) y de ahí se extrajeron en su momento necesidades de capital de más de 50.000 millones de euros. Pero aunque los datos son positivos en su conjunto, no lo son tanto para las entidades más débiles. Y es que no es lo mismo aprobar con un 10, que con un 5.

Liberbank, raspado raspado. La más raspada ha sido, como se esperaba, Liberbank. La entidad resultante de la fusión de Cajastur, Caja Cantabria y otras, ha logrado un capital regulatorio del 5,62% (apenas 12 centésimas por encima del límite mínimo). Tan justo ha estado el suficiente que en un principio Liberbank no había pasado la prueba, pero como los resultados son referidos a 2013 le han dado tiempo para captar el capital necesario antes de la publicación de los resultados.

El trío de los sietes: El siguiente más débil ha sido Banco Popular, que ha obtenido un CET1 de 7,56 en el escenario estresado. Tras el banco presidido por Ángel Ron, se sitúan Ibercaja y Cajamar, con 7,82 y 7,99 respectivamente. Han pasado las pruebas, pero están lejos de estar en una posición cómoda. Como ya hemos visto en los años previos, aquellas entidades que aprueban raspados los exámenes, acaban pagándolo caro si el entorno macroeconómico se tuerce. Y es precisamente este el escenario en el que corremos el riesgo de entrar, con la recesión francesa e italiana.

Las matrículas de honor. En el otro lado del espectro, está la gran caja vasca (Kutxabank, con un 11,82 de capital regulatorio), el pequeño Bankinter (10,80) la nacionalizada y saneada BFA-Bankia (con un 10,30).

El resto, en tierra tranquila. Las otras ocho entidades supervisadas por BCE, EBA y auditores (BBVA, Santander, Sabadell, Caixabank, Catalunya Banc, BMN, Novagalicia y Unicaja) pasan todas, con más holgura el examen, con ratios de solvencia de entre el 8% y el 9,3%. No son la Champions League que dijo en su momento ZP, pero están mejor que la media europea, sin duda.

En resumen, los resultados son buenos y merecen reconocimiento. Pero también toca reconocer que sin el aval público esta banca nuestra jamás habría aprobado el examen. Tal como se encargó de recordarme el inspector de Hacienda y economista Francisco de la Torre, los activos fiscales diferidos (DTA en inglés) han jugado un papel imprescindible para que las entidades hayan sido bastante solventes. Y, como ya explicamos en su momento en este blog, los DTA han supuesto todo un rescate público para la banca privada.

¿Por qué sometemos a los bancos europeos a ‘pruebas de estrés’?

Este domingo el Banco Central Europeo (BCE), en colaboración con la Autoridad Bancaria Europea (EBA), presentan al mediodía los resultados de las conocidas como Evaluaciones Globales (Comprehensive Assesment) al sector financiero europeo. En resumen, son dos trabajos que se complementan: Por un lado una evaluación de gran parte de los activos de las 130 principales entidades bancarias de la zona euro: Inspectores y auditores revisan si las distintas carteras de créditos y las inversiones que tienen contabilizadas las entidades están valoradas de forma adecuada según un estándar común.  eba1

Por otro lado, y aún más morboso a nivel periodístico están los llamados test de estrés. No son sino ejercicios simulados que indicarían el comportamiento que cada una de las cajas o bancos tendría en distintos escenarios económicos hipotéticos (por ejemplo: con un paro del 31%, o con una recesión de dos años más). A partir de estos escenarios, y de los umbrales mínimos fijados por el BCE, las entidades que suspendan tendrán que recapitalizarse, tanto si es con fondos privados como públicos.

Pero… ¿Qué es lo que mide un test de estrés? ¿Cuál es su lógica? Creo que para explicarlo lo más sencillo posible tenemos primero que imaginarnos que un banco no es una institución en la que hay depositados los ahorros de la gente. O al menos no es solo eso. Imagínenese un banco como un inmenso balance contable y una cuenta de resultados, en el que los distintos valores anotados (deuda pública, créditos, acciones…) se comportan y evolucionan de una manera dinámica, condicionando así el negocio de un banco. Una entidad bancaria ganará dinero (mucho dinero) en función de que todas o una buena parte de las distintas variables se comporten de una forma positiva.

En la medida de que los bancos son «grandes balances andantes» (los activos y pasivos tienen que neutralizarse necesariamente uno a otro), el llamado capital regulatorio juega un papel esencial en todo banco. ¿Qué es el capital regulatorio? Así a lo bruto diremos que es el dinero más líquido, y más fácilmente utilizable para tapar aagujeros por una entidad financiera. Normalmente el capital de un banco lo formaba sólamente el accionariado del mismo, y era esa parte de la entidad que primero absorbía pérdidas en el caso de que se presentaran en alguna de las carteras que forman el balance. Pero desde hace décadas, el considerado capital regulatorio (es decir, el mínimo exigible por la regulación), se ha vuelto mucho más complejo: CoCos, preferentes, subordinadas… muchos de los productos financieros más complejos han sido comercializados con alegría durante estos últimos años precisamente porque a efectos legales computaban como capital. Todo un lío que solo los técnicos son capaces de comprender.

Pues bien, los test de estrés, tratan de conocer cómo, en función de distintos escenarios, cada entidad financiera de las 131 más grandes de la zona euro respondería en forma de consumo de su propio capital. Se trata de simular el peor escenario posible: mucho paro, lo que conlleva morosidad en las hipotecas, por ejemplo. O una recesión de dos años, lo que conlleva una mayor morosidad en los créditos o la deuda corporativa, así como un creciente riesgo en la deuda pública. En todos estos escenarios, todos los bancos tendrían que «cubrir» con su propio capital los agujeros que se fueran creando. Pero no es para todos igual, ya que cada entidad tiene una cartera diversificada de distinta manera. Así, unas consumirán más capital que otras, y la finalidad de las pruebas de resistencia es conocer cuáles no aguantarían en los peores escenarios, con el fin de que precisamente se refuercen.

Espero que haya quedado un poco más claro…