Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

España se presenta en Bruselas con un documento de una página para explicar las inversiones que pide que le financien

Na, si es que en el fondo nos sobra el dinero. Tanto que amablemente nos apartamos para no pedir lo nuestro como es debido.

Lo que comentan compañeros corresponsales en Bruselas como Pablo R. Suanzes (de El Mundo), Bea Navarro (de La Vanguardia) o analistas como Álvaro Millán es tremendo: Las autoridades españolas han entregado un «dossier» de apenas una hoja (ver más abajo) para desglosar los proyectos de inversión por los que solicitarán casi 53.000 millones de euros a la Comisión Europea, dentro del conocido como Plan Juncker, que pretende movilizar 315.000 millones de euros públicos y privados para aumentar la demanda y la competitividad del continente.

Y es tremendo porque por alguna extraña razón (que aún falta por aclararse) nos hemos pegado un aparente tiro al pie: Mientras el resto de países emplea decenas de páginas para especificar y enumerar los proyectos mediante los cuales pretende recabar estos medios económicos escasos, en España nos hemos limitado a enumerarlos bajo epígrafes muy generales, tales como «formación profesional: 2.074 millones de euros» o «Eficiencia energética: 10.683 millones de euros».

inversiones españa ue

Vamos, lo que se dice un alarde de concreción y economía lingüística. Suanzes habla en su información de un «error administrativo» que podría no haber dado luz verde al envío de otro documento —ése sí— con epígrafes detallados de cada uno de los proyectos de inversión a realizar en España. Espero que el error sea en este caso subsanable, porque si no la cagada puede ser histórica y antológica. Sería injustificable que, optando a un total de 52.971 millones de euros en financiación para infraestructuras y otras inversiones, finalmente no pudiéramos competir por ellos en igualdad de condiciones porque no hemos enviado correctamente la documentación.

Eso es ya lo que nos faltaría.

7 comentarios

  1. Dice ser Sicólogo Astrál

    ¿Y cuantos recortes,atropellos obreros y abandonos de enfermos nos va a costár todo ese dinero de Bruselas? Bruselas le va a decir al PP: ¿quereis mas dinero? pues ya podeis empezár a jodér a la población con mas recortes «reformas» lo llaman ellos los canallas ricos de Bruselas.

    09 diciembre 2014 | 14:58

  2. Dice ser nadie

    Y los gastos de corrupción por qué no los desglosan también?

    09 diciembre 2014 | 15:16

  3. Dice ser duca

    Estilo redaccion mariano rajoy

    La profe, mariano, hazme una redaccion de la relacion con tus padres

    Rajoy: amo a mis papas, fin

    Estoy sudando ( de tanto reirme ) barbaridades, pero no tanto como Mariano Rajoy haciendo un examen de ortografia

    Asi va el pais, pena mundial namber uan

    09 diciembre 2014 | 16:23

  4. Dice ser Yomismo

    Sospecho que la forma que se repartirán esas ayudas poco o nada tienen que ver con esos informes. Vamos, que no es mas que un trámite.

    09 diciembre 2014 | 16:23

  5. «En el verano de 2012, Forbes colocó al empresario gallego Amancio Ortega como propietario de una de las tres mayores fortunas del mundo. La noticia fue motivo de orgullo para muchos españoles y españolas, que justifican la buena estrella del señor Ortega repitiendo la letanía que han leído en alguno de los periódicos: se trata de un “empresario hecho a sí mismo” que recoge los frutos de haber trabajado mucho durante décadas. Pero los medios mayoritarios olvidan a las costureras gallegas que durante décadas han levantado las marcas de Inditex trabajando muy duro a cambio de salarios más bien modestos. Estas obreras, que muchas veces trabajaban en su propio domicilio y fuera de la legalidad, se han ido quedando sin empleo a medida que Zara, Bershka, Stradi­varius y el resto de marcas de este grupo empresarial han subcontratado talleres en países que ofrecían unas condiciones “óptimas para la industria de la confección”.

    En los últimos cinco años, los casos de explotación laboral, persecución sindical y vulneración de la libertad de asociación se han sucedido en Bangladesh y Camboya. Estos países pagan los salarios más bajos del mundo: en Bangla­desh el salario medio de una obrera de la confección se sitúa alrededor de los 34 euros mensuales, en Camboya ronda los 60. Aunque estas cifras se ajustan a la ley, apenas llegan para cubrir los costes de una nutrición digna. Y no se acaba aquí la lista de denuncias: talleres clandestinos en São Paulo con trabajo esclavo, trabajadoras de la confección explotadas en Tánger, condiciones al límite de la legalidad para las personas que trabajan en las tiendas del Grupo Inditex. Ante esta realidad, resulta evidente que la fortuna de Ortega se forja a costa de la precarización y el empobrecimiento de miles de personas trabajadoras.

    Gobiernos, empresas y medios de comunicación nos han hecho creer que la internacionalización de las empresas españolas conlleva el desarrollo de las economías de los países receptores, ayudando a incrementar el nivel de vida de las personas que allí viven. Incluso se ha aprovechado la desarticulación de las políticas públicas de “ayuda al desarrollo” para impulsar a las transnacionales como actores de cooperación. Según su teoría, en los países empobrecidos las multinacionales van a generar un crecimiento económico que a su vez va a originar mayores tasas de empleo, transferencia tecnológica, desarrollo del tejido local e ingresos para el Estado a través del pago de impuestos. En la práctica, las empresas transnacionales vulneran de forma sistemática los derechos humanos, y son uno de los principales responsables del empobrecimiento de millones de personas en el mundo. De ello dan cuenta los relatores especiales de Naciones Unidas en derechos de los pueblos indígenas, vivienda, salud, alimentación o medio ambiente, así como la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos (Madrid, 2010) que hace referencia a las operaciones en América Latina de empresas españolas como Agbar, BBVA, San­tan­der, Endesa, Gas Natural Fenosa, Repsol y Telefónica.

    Peso en Latinoamérica

    Los resultados operativos de dichas corporaciones tienen una alta dependencia de la región latinoamericana: los de Telefónica dependen en un 60% de América Latina; el BBVA recibe de esa región más de la mitad de lo que gana. Las compañías del Ibex-35 son las que en plena crisis, en 2011, tributaron de media el 11,6% de sus beneficios y “recomiendan” a los diferentes gobiernos españoles el rescate de la banca, las reformas laborales y de pensiones, la privatización de la sanidad y la fractura del sistema educativo.
    Detrás de esta actitud irresponsable se debe señalar a sus propietarios, los accionistas. En 2010, el Banco Santander tenía como principales propietarios a grupos financieros de origen estadounidense y europeos que sumaban un 51,35% de las acciones. La familia Botín posee un 0,8% del capital social del banco y, de facto, Emilio Botín actúa como representante de los intereses de dichos capitales internacionales. Tomando como referencia la estructura accionarial de los diez valores más importantes del Ibex-35, vemos que como mínimo un 24% de su capital es propiedad de entidades financieras internacionales no españolas. En el capitalismo español, el poder está concentrado en muy pocas manos: 47 personas españolas (cinco mujeres y 42 hombres) controlan el 21,2% del poder de decisión de los consejos de administración de las empresas del Ibex-35. El presidente de La Caixa, Isidre Fainé, es consejero de cuatro de las empresas participadas por la entidad: Telefónica, Repsol, Agbar y Abertis.

    La acumulación de capital por parte de grandes grupos empresariales o de personas de un determinado país no tiene nada que ver con el bienestar de la ciudadanía. Más bien facilita una concentración de poder que permite a las élites globales controlar los espacios de decisión política y los medios de desinformación de masas, presentándose como filántropos benefactores hechos a sí mismos mientras siguen enriqueciéndose sin límite a costa del empobrecimiento y la explotación de miles de obreras y obreros en el Estado español y en el mundo».

    por Jesús Carrión, Albert Sales i Campos
    25/11/13
    diagonalperiodico.net

    10 diciembre 2014 | 10:13

  6. Dice ser Joselito

    Espero que lo denieguen. Y además, por motivos de desconfianza hacia las gestiones de fondos europeos por parte del Gobierno Español. Demasiado chorizo en España…

    10 diciembre 2014 | 10:18

  7. Dice ser Un curioso

    Veo mal, o el epígrafe 4 está mal sumado, los desgloses no suman el total de epígrafe, sino mucho menos.
    ¿En el ministerio de economía no saben sumar?

    Eso explicaría sus apreciaciones sobre la salida de la crisis. Como hay comida para ellos, ya todos comen…

    11 diciembre 2014 | 10:16

Los comentarios están cerrados.