Un cuento corriente Un cuento corriente

Se llama a la Economía (más aún en estos tiempos de crisis) la "ciencia lúgubre". Aquí trato de mostrar que además es una de nuestras mejores herramientas para lograr un mundo mejor

La sustancia del rescate a España es precisamente la presión

El Gobierno español, a través del ministro Luis de Guindos, ha negado este sábado que los socios europeos estén presionando a España para extender su programa de asistencia financiera (el conocido popularmente como rescate a la banca) una vez que expire, a finales de este año. El titular de Economía ha echado balones fuera y ha declarado que el Ejecutivo no tomará ninguna decisión al respecto hasta el mes de noviembre, tras negociar con el Eurogrupo.Troika

Precisamente este lunes, cuando comienza la cuarta visita de la Troika (FMI, Comisión Europea y BCE) para revisar el sistema financiero español, es cuando se hace visible una de las consecuencias primordiales que ha tenido el rescate: Que estamos sometidos, al menos en parte, a las decisiones de nuestros socios europeos. Ellos dictan ahora (disfrazado de recomendaciones) las líneas maestras de la política económica y el Ejecutivo las lleva a cabo aunque para ello tenga que contradecir su propio programa electoral.

Ahora que los hombres de negro regresan a España, merece la pena estar atentos a sus movimientos, sus comentarios y sus críticas al sistema financiero español. Y es que desde hace un año y medio son ellos los que han prescrito las recetas que ha tomado nuestra maltrecha economía.

Medidas como la creación del banco malo (el Sareb), la imposición de pérdidas a los dueños de participaciones preferentes y deuda subordinada, como la subida del IVA y la reforma laboral, han tenido su origen en informes como este del FMI, de junio de 2013. El próximo, informe, que se empezará a elaborar la próxima semana, será el que determine si se prolonga el tutelaje financiero a España o no.

4 comentarios

  1. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    La Troika y Bruselas son la patronal y los empresarios trajeados.por esa razón solo piden el atropello obrero y el empobrecimiento de los trabajadores y jamas piden la persecución de los grandes evasores fiscales,cobrarle mas a los que mas tienen o cualquier otro perjuicio a las clases altas.solo piden el recorte,el empobrecimiento y la devaluación de los trabajadores mientras los banqueros y los empresarios cada dia ganan mas y mas y mucho mucho mas.

    16 septiembre 2013 | 02:25

  2. José K. se ve a veces protagonista —que no galán— de estrambóticos filmes. Hoy imagina una mezcla imposible de neorrealismo y Apocalypse now. ¡Ama tanto a De Sica! ¡Tanto a Coppola! La escena arranca con una visión de sí mismo en camiseta de tirantes y pantalón de pijama durante el delicado ejercicio diario de colar el café con su obligada manga. Es entonces, ya ven en qué momento tan poco heroico, cuando llega el fin del mundo: un estruendo lo llena todo mientras un tornado de paredes, marcos de ventana, muebles, ollas, vuela a su alrededor en un batiburrillo que apenas en unas décimas de segundo pierden su consistencia para hacerse añicos indiferenciados. Incluso ve cómo su propio cuerpo desaparece —adiós, amigo— en diminutas partículas.

    Es un dron, atina a decirse en esa millonésima de segundo que aún guarda la capacidad de razonar previa a su total y definitiva desaparición. Alguna vez lo ha pensado al volver a casa: su edificio es una auténtica provocación, una muestra descarada de esos seres que solo sirven para retrasar el advenimiento, por fin, de la Santa Eficiencia Económica, a tus pies te veneramos. Merecedor, pues, de ese dron purificador. Porque hay que ver qué vecinos, todos ellos un lastre insostenible: jubilados y parados de larga duración viviendo de la sopa boba de muníficas pensiones, enfermos —caraduras, seguro— que gastan y gastan en medicinas; padres dependientes, suegros dependientes, hijos dependientes, hermanos dependientes, esposos dependientes, esposas dependientes. ¿Miran ellos acaso por el cumplimiento del déficit acordado con Bruselas? ¿Tienen alguna consideración hacia el equilibrio espiritual de, por ejemplo, Olli Rehn, comisario europeo que es de Asuntos Económicos y Monetarios, y al que unos cuantos desharrapados como los descritos más arriba no hacen otra cosa que dar disgustos?

    Por eso cree José K. que en Berlín, que es donde están las y los que mandan, ya se han cansado de soportarnos y han decidido inclinarse por la política de los drones. Es consciente nuestro hombre de que dicha estrategia no incluye esa destrucción entrevista en sus desvaríos cinematográficos, sino el disimulo de quienes ya superaron la frontera de la deshumanización. Esa es la manera en que han decidido organizar el mundo. A ciegas. Las leyes que se imponen, las disposiciones que se dictan, los recortes con los que se castiga, se hacen en función de cumplir unas magnitudes aleatorias fijadas por algún demente a una población que carece de rostro. No hay nombres, no hay personas, nadie sabe si eres viejo, joven, hombre, mujer, niño o niña. Los rostros de los ciudadanos no tienen cara, carecen de ojos y, por tanto, de mirada implorante. Deciden contra la masa, gobiernan contra la informidad de un conglomerado apenas diferente de un rebaño en la majada.

    Se dictan las normas desde Bruselas, o desde Berlín, y se eligen unos cuantos drones para llevarlas a cabo. ¿Es, pues, un dron Mariano Rajoy enviado por Angela Merkel?, se pregunta José K., un punto alterado por el descubrimiento. Refuerza su impresión el hecho de que el presidente habla lo mismo que cualquier dron que se precie: nada. Silencio. Actúa pero no explica. Golpea, pero no se disculpa. ¿Y pueden los drones tener otros dronitos y algunas dronitas? ¿Montoro, Báñez, Guindos, Wert, Mato?

    Conocemos la táctica de los drones: no ver a quien asesinas. No tener que registrar el gesto de angustia de esa madre a la que arrancas el futuro mientras mira a sus hijos en el momento en el que han de abandonar la casa que hasta hace unas horas era su hogar. O la de la anciana que se queda sin ayuda para la dependencia. ¿Demagogia? ¿Sensiblería? Sí, claro, pero cree José K. que aún es menos de la necesaria para compensar la desvergüenza de quienes adoptan los procedimientos de los drones: destruirlo todo sin que se te manchen las manos. Es la cobardía, dice nuestro hombre, vena hinchada, de quienes se ríen de sus ciudadanos, como este Gobierno dispuesto a aprobar una reforma de las hipotecas a sabiendas de que no resuelve absolutamente nada. O a esos directivos de un banco en ruinas —otros drones— que se embolsaron 68 millones de euros en cuatro años mientras la entidad por ellos saqueada —por iniquidad o inutilidad, tanto da— hacía perder miles de millones a accionistas y ahorradores. Obscenos.

    ¿Hay respuesta frente a tan sofisticados artefactos? ¿Alguna manera de responder a esa despersonalizada masificación del mal? ¿A ese cobarde ataque mortal contra una población carente de armas defensivas igual de sofisticadas y efectivas? Piensa José K. que a lo mejor la solución está, precisamente, en una sabia utilización de las diferencias numéricas. Nosotros somos muchos, muchísimos, y ellos, muy pocos. Los millones de ciudadanos deliberadamente despojados de individualidad, agredidos, violentados, maltratados, saben, o está a su alcance saberlo si reflexionan un momento, que apenas si son un puñado de millares de personas quienes alimentan a la bestia y organizan, dirigen, pagan y se benefician de los ataques de los salvajes drones. Hasta una lista por orden alfabético se podía hacer. Pepito, menganita, zutanito.

    ¿Escrache, dicen? A José K., quizá por su formación pequeñoburguesa —qué gusto recobrar aquel lenguaje: pequeño-burguesa; y hasta plusvalía— no le gustan ciertas prácticas. Sobre todo desde que tuvo que ver con sus propios ojos los actos de repudio cubanos. Nunca, nunca, tales desmanes, tal humillación de seres humanos y sus familiares. Aunque algunos sean culpables de procurarlos a millares. Pero, por favor, no tengan el descaro desde el partido hoy en el poder de dar lecciones de respeto, ellos que durante años se han servido del insulto y el menosprecio, incluso de las tácticas más infames para dañar a quienes entonces gobernaban, alzados y acompañados por una prensa sumisa a sus intereses, pero insultante, vociferante, infame, ignominiosa y mentirosa cuando se trata de atacar al otro. Y eso lo sabe muy bien José K. porque tiene un amigo dedicado —un loco, sin duda— a vigilar a semejantes fenómenos de la naturaleza, tal que los Hans o Koo-Koo de Tod Browning.

    Pero es evidente que la respuesta no puede ser otra que la de poner cara, ojos, pestañas, nariz, cejas, labios, mentón, carrillos y orejas a los responsables. Y nombre. Sobre todo nombre. Esos políticos, esos banqueros, esos corruptos. Sabemos cómo se llaman y qué cara tienen. Con eso es suficiente. Nos sobra saber dónde viven. Así que entre todos tendremos, se dice José K., acalorado ya a estas alturas o, por mejor decir, más cabreado que una mona, que hacerles saber a tales patricios que les conocemos, que sabemos quiénes son y que somos conscientes de sus desmanes, de su procacidad, de su impudicia. Habrá que repensar maneras, decidir nuevas estrategias. Entre otras cosas, se pone un poco pedante José K., recordar lo que señala el artículo 3 de la Ley Orgánica 9/1983: “1. Ninguna reunión estará sometida al régimen de previa autorización. 2. La autoridad gubernativa protegerá las reuniones y manifestaciones frente a quienes trataren de impedir, perturbar o menoscabar el lícito ejercicio de este derecho”. ¿Límites? Sí, pero no nos olvidemos de lo principal: no creamos a quien nos traiga la monserga de un mal entendido respeto al resultado de las urnas, traducido en que nadie puede decir ni mu entre votación y votación cada cuatro años. A depositar la papeleta y a callar. Pues no, en absoluto.

    El marcaje público, que no acoso —¿se entiende la diferencia?— al dron o hacedor de drones puede ser un buen inicio: ¿Dormirán intranquilas estas pobres criaturas? ¿Se les amargará la copa, el sarao, la cena con sus iguales? Pues qué le vamos a hacer: les toca apurar la parte alícuota del acíbar que les corresponde por haber amargado la vida a esos millones de ciudadanos de los que desconocen sus nombres, ni saben dónde viven —o vivían—, ni de qué trabajan —o trabajaban—.

    Tan distinguidas personalidades no querrán, además, que sus víctimas les vitoreen: si oyen un grito resonante, lo más probable es que sea un insulto.

    Natural, razona sentencioso José K.

    José María Izquierdo
    8 ABR 2013

    16 septiembre 2013 | 10:11

  3. Dice ser LINCE 1

    ¡Qué miedo!. Si alguien de este Gobierno dice que «no va a haber extensión del programa de ayuda financiera», o sea, del rescate que dicen que no sido rescate, y del cual, el propio Gobierno reconoce que los ciudadanos ya hemos perdido 30.000 millones de euros, podemos echarnos a temblar, porque este Gobierno ha demostrado que no respeta a la ciudadanía, ni se respeta a sí mismo. No iba a haber copago, no se iban a traspasar las «líneas rojas» de la sanidad, de la educación, de las pensiones….¡¡¡EMBUSTEROS, EMBUSTEROS, EMBUSTEROS!!!

    16 septiembre 2013 | 14:42

  4. Dice ser Sin duda

    Como comprenderéis estas palabras del gobierno son para que el populacho se calle la bocota. Ellos cogerán la ayuda probablemente por que así benefician a sus bancos y sus empresas, y por que avalamos y pagamos nosotros. Me diréis que los bancos devolverán el dinero, pero.. ¿cuanto y a quien?

    16 septiembre 2013 | 16:07

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