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Entradas etiquetadas como ‘universidad’

¿Se ha hecho incompatible estudiar y trabajar a la vez?

Por Paula González Núñez

No se qué clase de estilo de vida llevarán las personas que deciden todo esto, pero desde luego está claro que no tuvieron la necesidad de trabajar mientras estudiaban una carrera.

También puede ser que crean que todos en esta sociedad podemos permitirnos el lujo de dedicarnos cien por cien a los estudios porque por las mañanas tenemos el almuerzo preparado y al llegar de la universidad el plato de comida en la mesa. Pues bien, están muy equivocados. Porque somos muchos los que tenemos que ir de bólido los 7 días de la semana de un trabajo a otro para sacar algo de dinero y podernos pagar la carrera.

Imagen de archivo de una biblioteca. (20M)

Imagen de archivo de una biblioteca. (20M)

No entiendo cómo pueden ponernos tantos obstáculos para impedir que estudiemos y trabajemos a la vez. Seminarios obligatorios, clases con control de asistencia, etc.

Entiendo es algo serio y requiere un seguimiento, pero la flexibilidad en este sentido debería ser algo primordial.

No puede ser que no pueda aprobar una asignatura por haber faltado dos días y el profesor no haya podido concretar otra fecha para hacer alguna tutoría.

Tampoco entiendo, y esto es lo que más me indigna, cómo pagamos un dineral por cada asignatura a la que estamos obligados a ir y luego el profesor no se presenta varias veces consecutivas.

De verdad creo que es algo que debería cambiar, porque mucha gente muy válida está dejando de estudiar por falta de motivación y recursos.

Más impedimentos a las ayudas económicas de las becas Erasmus

Por Teresa González Míguez

La nueva orden ( ECD/527/2014), publicada en el BOE el  1 de abril, por la que se establecen las bases reguladoras de la convocatoria de ayudas Erasmus, financiadas por el Ministerio de Educación, recorta todavía más las ayudas económicas, exigiendo un nivel B2 de idioma a todos los alumnos, acreditado mediante escuelas oficiales de idiomas, no reconociendo los certificados expedidos por las propias Universidades, que a su vez dependen del Ministerio.

Estudiantes españoles en Hungría en una protesta por los recortes que sufre la educación en España. (ARCHIVO - EFE / Marcelo Nagy)

Estudiantes protestan por los recortes. (ARCHIVO – EFE)

Sin embargo las Universidades para conceder la beca de movilidad han exigido un nivel B2 para Inglés y un nivel B1 para el restos de lenguas, lo que el Ministerio no acepta ni siquiera para los Grados bilingües, estando autorizados por él mismo.

Todo ello nos lleva a que el objetivo es limitar las ayudas económicas todavía más, sin tener en cuenta que el fin principal de las becas Erasmus es perfeccionar el idioma del país donde se van a cursar los estudios.

Mi querida universidad, ¿dónde está el apoyo a las personas que padecemos discapacidad?

Por Olga Vigar

Aula de una Universidad. (ARCHIVO)

Aula de una Universidad. (ARCHIVO)

El pasado 25 de enero tenía que realizar una prueba de valoración en la facultad de Filosofía. Ese día yo me encontraba en la cama debido a un brote por una enfermedad crónica que padezco. Cuando me recupero me pongo en contacto con la universidad explicando el motivo por el cual no pude asistir a esa prueba y me piden un justificante del sábado día 25 en el que conste que no podía desplazarme hasta la universidad para realizar el examen. Les comento que no puedo justificarlo puesto que un sábado el médico especialista que me trata no trabaja (obviamente). Les envío un informe clínico que detalla mi enfermedad en el que se puede observar que padezco brotes con regularidad que me causan limitaciones físicas pero esto no les vale. Que haya superado con una nota de 8 todas las Pacs [evaluaciones continuas] que he realizado en todo el curso tampoco les vale. Lo único que sí les vale es repetir la asignatura y volver a pagar. ¡Esto sí que les vale!

Querida Universidad Oberta de Cataluña: ¿Dónde está el apoyo a las personas con discapacidad que tenemos limitaciones? ¿Dónde está la flexibilidad de una universidad que se las da de progresista y moderna? Pero… ¿qué derechos tiene aquí el estudiante? De verdad, cambien el nombre de Universidad Oberta (UOC) por el de Universidad Tancada (UTC), que creo es mucho más acertado.

¿Quién es el culpable?

Por Sergio López Ruz

Mi madre siempre había mantenido la esperanza de que los políticos arreglaran los problemas actuales; hoy, como si la televisión escuchara sus enfados, arremete con cierta ira contra toda la clase política en general. Y yo opino que, en parte, tiene razón.

Mi madre, una profesional de la docencia, trabaja, mejor dicho, trabajaba en una universidad pública; ahora, a pesar de la famosa estabilidad laboral, se ha convertido en una víctima de los políticos, aunque estos, desviando responsabilidades, la presenten como una víctima de la crisis económica. Con ánimo de atenuar la crisis alguien decidió, vía decretazo, disminuirle el sueldo y, con el objetivo de bajar el déficit español, otro alguien ha decidido suprimir su puesto de trabajo.Docencia

Lo más grave de todo es que una parte de la sociedad ve a mi madre como parte de esa deuda que se ha venido encima y no como una víctima más de quienes sufren la crisis. Su bajada salarial se aplaudió y su despido se justificó. Ante tal situación no es de extrañar rabia de mi madre ante la pantalla del televisor.

Oigo decir a mi madre que el desprecio de la profesión de empleado público lo riegan los políticos cuando acceden al poder. Argumenta que están tan acostumbrados a promocionar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran y que, en muchos casos los ven como burócratas que ponen objeciones a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes del pueblo.

El otro día pille a mi madre reivindicando sus derechos al gobierno, muy de moda últimamente por culpa del famoso caso de corrupción, pero el señor presidente no la oía. La causa no era solo porque estuviera al otro lado del televisor.

Becas de excelencia en la Comunidad de Madrid: Sobresaliente en injusticia

Por Irene Ortiz de Saracho

Una de las expresiones más utilizadas últimamente al hablar de educación es la “búsqueda de la excelencia”. Esfuerzo y trabajo duro para intentar lograr el máximo rendimiento académico. Concretamente, “aprovechamiento académico excelente”, como reza la convocatoria de las Becas de Excelencia de la Comunidad de Madrid para este curso 2013/2014.

Así que aquí estoy, decidida a enviar mi solicitud para estas becas, tras obtener una media de 8.94 en el segundo curso de mis estudios de ingeniería en la Universidad  Politécnica de Madrid –la mínima nota exigida en estudios relacionados con ingeniería es un 8-. Imaginen mi cara de sorpresa al ver que, tras rellenar todo el formulario, no puedo continuar con el proceso por no haber sido beneficiaria de la beca en mi año de ingreso a la universidad. Error informático, seguro. Intentémoslo otra vez. Pero no, la triste realidad es que la Comunidad de Madrid ha decidido incluir este año un punto más en el artículo 8 de la convocatoria, restringiendo la concesión de becas. Además, no crean ustedes que lo han anunciado a bombo y platillo, por supuesto que no. En el resumen que aparece en la página web de las Becas de Excelencia ni se menciona, sino que hay que sumergirse en la convocatoria del BOCM para encontrarlo.oficina

Esto me lleva a plantearme el uso demagógico que se está dando a la palabra ‘excelencia’, reflejado en la convocatoria de unas becas cuyo único criterio de concesión deberían ser los resultados académicos del curso previo. Por lo visto, la excelencia debe ser algún tipo de aura que alumnos en mi situación no poseemos. ¿Acaso no se puede haber hecho una prueba de selectividad simplemente buena y ahora tener un excelente rendimiento universitario? ¿Dónde está la valoración de mi esfuerzo y trabajo duro a lo largo de este año?  Con la inclusión de nuevos criterios como este, arbitrarios e injustos, e incorporados casi como “letra pequeña” sólo puedo sentirme engañada. Atrapada en un sistema que abusa de las grandes palabras porque quedan muy bien en los discursos pero que a la hora de la verdad no sabe lo que significan.

Hace algunas semanas reflexionaba en voz alta con mi familia sobre qué debía pensar el Gobierno de este país sobre el triste hecho de que estuviera invirtiendo en formar a excelentes profesionales que casi con total seguridad acabarían ejerciendo en el extranjero. La clásica “fuga de cerebros”. Pero no se preocupen, ahora sé la respuesta: no les importa en absoluto.

La educación universitaria vista por una madre

Por Alicia Pinillos

Solo soy la madre de uno de los miles de estudiantes que tiene la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

Cuando mi hija comenzó los estudios de Grado en Derecho, le aconsejé que lo hiciera en la UCM, pensando en el prestigio de la Universidad y en una buena formación.

Desde el primer momento, durante la matrícula, ya se vió que el personal no estaba precisamente motivado y dispuesto a ayudar a los nuevos alumnos, pero bueno, eso es algo con lo que cuentas. Le dices a tu hija: “cariño esto no es el colegio, esto es la administración pública, vete acostumbrando”.

Pero eso era solo la punta del iceberg. A cada paso que daba se encontraba con más obstáculos, no hay interés formativo, académico, administrativo ni humano. Ellos quieren formarse, pero todo son zancadillas. Para no hacer esta carta un diario interminable, intentaré hacer un resumen de lo que cualquier estudiante se encuentra durante sus estudios en la citada universidad:

Matrícula anual: te asignan un día determinado y si no has tenido suerte de ser de los primeros, te quedan disponibles los grupos y profesores que no quiere nadie, y ¡no se confundan¡, no es que busquen los que aprueban sin corregir, buscan los que aparecen por clase, los que explican aunque sea algo, los que no se buscan sustitutos de todo el cuatrimestre, los que al corregir sean correctos, etc.Universidad Complutense de Madrid

– Asignaturas que se solapan, ¿cómo puede ser que quien realiza los grupos no se dé cuenta de que un alumno no puede estar en dos clases a la vez? Y tampoco tienes ningún interlocutor válido al que dirigirte. Si además tenemos en cuenta el sistema Bolonia, pasan lista y la asistencia puntúa.

– Los profesores son de la antigua escuela, pero en el peor de los sentidos:

Por ejemplo, el profesor dice: “suspendida por no entregar los trabajos». «Pero si están entregados, los hicimos durante las clases a las que tiene constancia que asistí”, respondió la alumna. Mi lectura: se han perdido pero no lo voy a admitir. Venga te apruebo pero que no se entere nadie.

Otro ejemplo, en una revisión de examen un alumno: «perdone, ¿puede indicarme en qué ha fallado para haberme suspendido?”. “¡Das demasiada información!”, contestó el profesor.

– Los profesores no merecen llevar ese nombre, solo quieren vender su libro, imprescindible si quieres aprobar. Se buscan sustitutos, tienen otras ocupaciones, no explican las cosas, no corrigen de manera coherente, no motivan porque ellos ya no se acuerdan de qué es eso, llegan tarde a clase o directamente no van y tampoco avisan, no está interesados en la formación, explicación de la materia o cualquier otra tarea que un buen profesional tendría en cuenta. Muchos se limitan a indicar un tema del que deberán hacer una exposición, sin explicación previa ni posterior, ¿dónde está ahí la enseñanza?

– Muchos tienen otras ocupaciones (remuneradas o no) que les ocupa su maravilloso tiempo, por lo que no aparecen y siempre hay sustitutos inexpertos en su lugar.

Para colmo de males la universidad pública ya no merece llamarse así, el recorte en las becas y las subidas de tasas, invitan a todo aquel que pueda a irse a una privada. Por desgracia pertenecemos a esa clase media en vías de extinción, con trabajos mal pagados que solo permiten sobrevivir.

A todo esto se le podrían sumar mil historias y detalles más, pero sólo quiero añadir una, como ya he dicho según Bolonia, el alumno debe estar siempre en clase, así que no tienen la opción de estudio/trabajo para colaborar en el pago de las asequibles tasas, que nos subirán un 20 % este año.

Por todo y más, no puedo dejar de dar las gracias a nuestros gobernantes.

Muchas gracias señores, ya les queda poco para que solo sus hijos y los hijos de sus amigos sean los únicos que campen por las universidades españolas.

Subida de precios en las universidades de Madrid

Por Soledad Miguel

Acaban de publicar en las universidades públicas los precios para estudios universitarios de 2013/2014. Estoy indignada y harta de tantas mentiras. Veo en los medios de comunicación que las matrículas han subido un 20% de media y me gustaría saber de donde se sacan esa media. Nadie se molesta en ver los precios del año anterior para ver cuanto han subido en realidad.

univTengo una hija que este año se matricula en segundo de Grado y con respecto al año pasado pago un 27% más siendo en primera matrícula. Para segundas y sucesivas matrículas han subido un 33%. Que alguien me explique la media del 20%. Los rectores ante la opinión pública se muestran indignados y en contra de la subida pero lo cierto es que su actuación no corresponde con lo que dicen. En el BOCM donde se publican los precios públicos se indica «hasta x euros» con lo que pueden poner el precio que consideren pero se limitan a poner el precio límite y no se complican. Lo único que demuestran es que les importa más su cargo que el facilitar la formación a una generación que no tiene ningún futuro.

Parece que estudiar en Madrid sólo es para privilegiados, puesto que en varias comunidades (Andalucia, Castilla y Leon y alguna más el precio de los créditos solo han subido el IPC) ¿Por qué en Madrid no se puede hacer eso?

Basta ya de manipular y engañar a la ciudadanía.

Mi preparación, mi futuro: pronto cumpliré 24 años y ya tengo miedo de cumplir 25

Por Marta Pizarro

En unos días cumpliré 24 años, es una cifra que me aterra y, lejos de lo que podáis creer, mis motivos no se basan en si ya empezaran a salirme arrugas o si me tengo que comenzar a cuidar. Me aterra porque tengo 24 años y no he pisado un lugar de trabajo acorde con lo que estoy preparada. El pasado año me licencié en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Granada. Durante mis cinco años de carrera los tres últimos estuve apuntada al portal de prácticas Icaro, del cual únicamente recibí una llamada para una entrevista de trabajo en junio del último año; afortunadamente conseguí el trabajo, pero esa llamada llegó demasiado tarde, ya tenía decido pasar un año en extranjero.

Me encantaría deciros que la Universidad de Cambridge me ofreció una beca de estudios o que me fui a estudiar un Máster de Relaciones Internacionales. Pero no, lamentablemente ese tipo de opciones no son posibles para una persona que es normal, que tiene una familia de ingresos normales y con un expediente académico normal. Me fui a trabajar de ‘aupair’ para aprender inglés, pensado que así sería más competitiva en el mercado laboral español.

Estando en Londres, envié cerca de 100 currículum para hacer prácticas en Inglaterra, pero solo recibí cartas de no sigues en los procesos, a veces ni respuestas; una vez me llamaron y a los dos minutos de conversación, con tono burlón, me dijeron que mi idioma no era suficiente. Conseguí una entrevista de trabajo en otra empresa pero competir con candidatos nativos fue, por supuesto, una batalla perdida desde el principio.

Así que tomé la opción de intentarlo de nuevo en España, al menos el año de Inglaterra ha supuesto conseguir un nivel de inglés elevado debido a que he estado estudiando concienzudamente en academias y haciendo exámenes de inglés oficiales. Comencé siendo estricta y buscando en aquellos puesto que realmente me gustaban, y recibí una llamada casi inesperada, una buena empresa en Madrid se había fijado en mí; tras una entrevista telefónica me aseguraron que se pondrían en contacto conmigo para concretar la personal. Ilusa de mí, nunca me llamaron, demasiado bonito para ser real, pensé; supongo que la idea de que estuviese en Londres pareció demasiado complicada a pesar de mi insistencia en que podría estar en Madrid al día siguiente.

¿Y sabéis qué es lo que me encuentro?:Biblioteca

– Curriculos y cartas de recomendación sin respuesta.

– Páginas corporativas de empresas multinacionales con programas para recién licenciados pero sin un botón donde ponga “solicitar”; a veces los hay pero casualmente todos dan error o están fuera de servicio temporalmente o no funcionan con Google Chrome.

– En páginas de búsqueda de empleo veo cómo mis candidaturas se rechazan continuamente sin ni siquiera haber leído mi curriculum cumpliendo con los requisitos de la oferta.

– Anuncios en la sección de “no experiencia” y cuando lees los requerimientos básicos te piden de seis [meses] a un año de prácticas.

Empresas donde lo único que les importa es el número que está al final de tu expediente.

– Ofertas de recién licenciados donde exigen un Máster en algo. Máster, otro gran dilema: ¿tengo que estudiar un Máster? Sé que lo tengo que hacer si quiero competir en este mercado laboral, de otra manera me volveré obsoleta, pero en qué, si no he trabajado nunca no sé qué es lo que me gusta realmente, y ¿cómo? ¿Con qué dinero lo pago? No puedo hacerles soportar a mis padres un pago mensual de 700 euros. La opción más razonable sería trabajar, por supuesto, -camarera, limpiadora, si los hay-, ahorrar durante un año, otro año más estudiando, dos, y me pondría en 26 años, licenciada con inglés y con un Máster de 7.000 euros, que puede servir o no, pero sin haber pisado una oficina en mi vida.

Esta es mi situación, y lamentablemente la de la mayoría de los jóvenes españoles. Y detrás de esos números y estadísticas existen personas que no pueden continuar con sus vidas, que nos tenemos que resignar a vivir con nuestros padres y a pedirles los viernes 20 euros para tomarnos una coca-cola con nuestros amigos.

Yo hay días que me levanto ilusionada y otros que no paro de llorar porque no sé qué voy hacer, esta situación me está consumiendo y sé que no es mi culpa, que nos ha tocado vivir un tiempo difícil, que no es que no valga o que no sirva para trabajar en lo que me gusta, pero no puedo evitar cargar con ella, y constantemente me cuestiono cada una de las decisiones que tomé y por qué  estoy en este punto donde no hay retorno y donde no hay futuro. En unos días tendré 24 años y tengo miedo a cumplir 25 y encontrarme en la misma situación.

 

Un consejo para Wert: «váyase antes»

Por Francisco Javier España

WertTodavía guardo aquella enciclopedia que con tanto esfuerzo compraron mis padres a principios de los sesenta, la Espasa Calpe. Recuerdo el día en el que un dicharachero vendedor, convencía aviesamente a mis padres de que aquellas páginas representaban la cultura y que la inversión, aunque desproporcionada para la época, merecía la pena.

Por el camino, películas de Marisol acompañada de estudiantes universitarios con jersey de cuello de pico, representando la verdadera realidad de entonces, cuando la cultura, la de verdad, la que se enseñaba en las universidades, solo estaba al alcance de lo que luego se denominó, “gente pija”.

Señor Wert, usted va a lograr que volvamos a los estereotipos del pasado pretendiendo que la cultura se pague a precio de mercado, por eso ahora, en vez de vendedores de enciclopedias, estamos siendo bombardeados con publicidad de universidades privadas que prometen títulos de todo tipo. Eso sí, previo pago y para los de siempre, los que no llegan a final de mes, los que están atrapados en la miseria y confiaban en la universidad pública para subir un escalón en la competitiva escalera de la vida, pues a endeudarse o arruinarse en el intento.

Señor ministro de Cultura, su irrupción en la cultura nacional huele a la naftalina sectaria del pasado, pero no se apure porque al igual que las caras enciclopedias gráficas han desaparecido ante la irrupción de las enciclopedias virtuales, su ministerio va a ser el primero en desaparecer. Acépteme un consejo, váyase usted antes.

 

Los estudios de Rosell

Por José Antonio Pozo Maqueda

Juan RosellPreguntado en televisión sobre si había sido un buen estudiante —con motivo del polémico “6,5” del ministro Wert (de nota media para la concesión de las becas)— el presidente de la patronal española, Juan Rosell contestó que antes de entrar en la universidad no demasiado, pero que después cursó dos carreras universitarias.

Pues bien, que yo sepa el señor Rosell es solo ingeniero industrial por la Universidad Politécnica de Barcelona. Posteriormente se matriculó en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid donde no obtuvo la licenciatura. También resulta curioso que en la biografía de una conocida página de la red aparezca como ingeniero industrial y periodista.