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Entradas etiquetadas como ‘sobresueldos’

El plan de transparencia del Gobierno no es suficiente

Por Celia Torija Maíllo

Con un año de retraso sobre el calendario previsto y bastante más tarde que el resto de países europeos, el plan de transparencia del Gobierno por fin ve la luz en forma de página web. El sitio hace públicos datos sobre empresas que reciben ayudas públicas, o, dicho de otro modo, el ciudadano sabe adónde van a parar sus impuestos.

La ley de transparencia (GTRES)

La ley de transparencia (GTRES)

Evidentemente es un primer paso, un signo de acercamiento al ciudadano que agradecemos, pero llega muy tarde para una sociedad harta de corrupción y de escándalos. Por ello queremos decirles: gracias, pero no es suficiente.

Conocer el salario bruto de un ministro o del presidente del Gobierno está bien como chascarrillo durante el café, pero lo que realmente demanda la sociedad es el fin de la corrupción, del despilfarro, de los sueldos en B, de las tarjetas black y un largo etcétera de despropósitos que nos han convertido en ciudadanos más informados, más conscientes de que vivimos en democracia y más exigentes con aquellos a los que votamos.

Lo que éramos y lo que somos

Por Ángel Villegas Bravo

No eramos un país rico, ni desarrollado; éramos un país entrampado. No teníamos piso, ni apartamento en la playa, ni chalé en la sierra, ni todoterreno, ni ordenador personal, ni plasma, ni móvil de última generación; teníamos deudas. No teníamos inversiones en sellos valiosos, ni preferentes; teníamos humo. No jugábamos en la Champions de la economía; jugábamos en regional. No teníamos gobernantes al servicio del pueblo; teníamos incompetentes, aprovechados, recalificadores de terrenos, constructores ávidos de ganancias fáciles, especuladores, financieros irresponsables.59609

Ahora, en cambio, seguimos teniendo las deudas, más aún que antes, porque estamos gastando millones a mansalva en rescatar bancos, en tapar los agujeros de los tramposos, de los que, a pesar de la crisis, son más ricos que antes, de los que se han llevado los millones a paraísos fiscales, lo que nos han costado los trajes, los bolsos de lujo, los relojes caros, los viajes gratis, los sobresueldos (en blanco o en negro, me da lo mismo).

Y, además, somos un país en el que las condiciones laborales y los sueldos son peores, en el que la sanidad pública se vende al capital privado para que hagan el negocio que ya no pueden hacer con la construcción de viviendas. Somos un país en el que miles de jóvenes han tenido que dejar los estudios porque no se pueden pagar la Universidad; somos un país en el que la Justicia ha sido encarecida y puesta fuera del alcance de gran parte de la ciudadanía.

No se ha reducido el paro, hay comedores sociales rebosantes y niños mal nutridos. Hay muchos profesores, médicos y enfermeras despedidos. Y sigue habiendo una Justicia lenta, mediatizada por el Gobierno; e indultos incomprensibles, cargos de confianza nombrados a dedo y que cobran unos sueldos sustanciosos; y empresarios que piden, cada vez más: despidos más baratos (todavía) y contratos más precarios. Y palabras vanas, luces al final del túnel (un final que nunca se alcanza) y mentiras, muchas mentiras.

Triste balada del PP

Por Francisco Pineda Zamorano

Mariano Rajoy comparecerá el próximo jueves día 1 de agosto ante el Congreso, pero en el Senado por obras del primero. Lo hará no solo ante los parlamentarios sino, sobre todo, ante la opinión pública que espera del presidente una explicación suficientemente convincente de los escándalos que salpican la financiación del Partido Popular.

La ‘agosticidad’ se ha puesto de moda en el funcionamiento político español y, aunque la mitad de los españoles estén saliendo de vacaciones y la otra mitad regresando, no había otro día en el calendario para que Rajoy nos contara la verdad, toda la verdad.

La mayoría de los españoles tienen dudas muy serias sobre las derivas del caso Bárcenas y lo que implica de supuesta financiación ilegal, sobresueldos, sobres y otras zarandajas. En un momento de austeridad y de cinturón apretado, la relevancia de los hechos crea mayor indignación en el común de los mortales que apenas llega a fin de mes.

Rajoy no va desvelar nada que no sepamos ya. Lo va a resumir en que un delincuente (Bárcenas), ha robado al partido 48 millones de euros que se sepan y que nunca y bajo ningún concepto él ha recibido sobresueldos ni sobres ‘en B’.65484

Echará en cara a la oposición que hayan intentado aprovechar las declaraciones del delincuente para acosar y derribar un Gobierno con mayoría absoluta y luego contará el cuento de la lechera de que España no va bien pero va mejor y que a finales de año comenzaremos a salir de la recesión económica.

La apuesta del PP es pasar por encima de la comparecencia con la táctica del aburrimiento de las masas y del resto de los grupos parlamentarios. Su intervención será larga y quizás algo más lenta y pesada que de costumbre para que los que sigan el discurso por radio o televisión desistan de quedarse hasta el fin porque la playa espera.

El presidente tiene en su palabra recuperar la estima de la población por la política, recuperar el reconocimiento incluso de su propia presidencia. Pero mucho me temo que continúa sin aprender la lección y se aferrará a las verdades a medias y las mentiras a media jornada.

Los españoles no nos merecemos esto. Ya nos han engañado hasta la extenuación con su programa electoral y las acciones de reformas y recortes que han emprendido desde diciembre de 2011. Ahora volverán a hacerlo tomándonos el pelo de la más que evidente irregularidad en la financiación y contabilidad del partido. Saben que más mayoría absoluta no tendrán y se esforzarán por no perder demasiados votos más. Una vergüenza.

La honradez de Rajoy

Por Ángel Villegas Bravo

He oído en repetidas ocasiones y a distintos periodistas, comentaristas, tertulianos y políticos de la oposición, y en relación al nauseabundo ‘caso Gürtel-Bárcenas-PP’, que Mariano Rajoy es un tipo honrado. No diré yo que el presidente del Gobierno no lo sea pero, francamente, no consigo entender en qué se basan los que tal afirman.

Dejemos de lado si él o algunos de los dirigentes del Partido Popular cobraron, o no, sobresueldos; obviemos si el dinero era, o no, negro; RAjoyignoremos, también, el «horror» de Rajoy a pronunciar siquiera el nombre de Bárcenas; corramos un tupido velo sobre la defensa a ultranza que hizo en su momento del extesorero y sobre el tiempo en que este siguió cobrando del partido, cuando decían que ya no estaba en él; y para no partirnos de risa (o de indignación) no nos acordemos de la indemnización en diferido o simulada.

Capítulo aparte merece el desprecio o falta de respeto del presidente con toda la ciudadanía negándose a dar explicaciones sobre caso tan indecente. Todo lo anterior no implica falta de honradez, pero tampoco contribuye, en absoluto, a suponer la honradez de nadie y, desde luego, lo que si supone es una falta de ética considerable y un descrédito y hasta falta de legitimidad para seguir ejerciendo como presidente de un pueblo al que ignora y al que parece considerar muy poco. Empezando por sus propios militantes y votantes.