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Entradas etiquetadas como ‘sobres’

El pobre, más pobre y el rico, más rico

Por J. Fdez. del Pozo

Una pareja de jubilados, sentados en un vagón de tren. (EFE)

Una pareja de jubilados, sentados en un vagón de tren. (EFE)

Acabo de recibir una carta del Ministerio de Asuntos Sociales diciéndome que en 2014 mi pensión de jubilado se aumenta cinco euros al mes y me descuentan un 19%.

Si esta irrisoria subida vale para que las pensiones más bajas aumenten más, no tengo más remedio que conformarme. La banca con ganancias superiores a años anteriores; aparecen nuevos millonarios; me suben la luz y los impuestos; pretenden quitarme los beneficios de la seguridad social médica; tengo que pagar por las medicinas que me recetan… Me imagino que el dinero de los sobres a los miembros del Partido Popular, proviene de los recortes a los jubilados.

Señor Mariano Rajoy, usted y su Gobierno están haciendo que el pobre sea más pobre y el rico sea más rico. Me imagino que esta desvergüenza no les afecta. Confiese ya que su amigos de la Iglesia no tendrán problemas para absolverles.

 

Tiro por elevación en el caso de los ERES

Por Francisco Javier España Moscoso

El arrojo de la jueza Alaya en el caso de los ERES solo es comparable con la dedicación que los medios afines están dando a las filtraciones que van saliendo del juzgado de instrucción nº 6 de Sevilla. Creo recordar que todo empezó cuando el que fuera chofer del ex director general de Trabajo y Seguridad Social de la Junta de Andalucía, Juan Francisco Trujillo, explicaba ante la jueza, en un gesto inusitado de arrepentimiento, lo malísimo que habían sido él y su jefe, algo que en su momento dio buen resultado, las elecciones andaluzas estaban al caer y todos conocemos los malos resultados del PSOE. En el ambiente quedó la sensación de que el fin de aquel montaje no era purgar la culpa, sino otro.

Jueza AlayaPero en esa estética judicial calcada de otros famosos procesos no podían faltar los “sobres”. Pues sí, parece que el señor Lanzas, apodado por la Guardia Civil con el alias de “el conseguidor” y que según la propia jueza es el meollo del proceso, entregaba “sobres” a políticos con el fin de ver satisfechos sus deseos.

Señora Alaya: Una vez que han saltado a escena los “sobres” ya solo falta esperar que aparezca una libreta manuscrita (de puño y letra del sr. Lanzas) con los nombres de determinados políticos andaluces del PSOE, por supuesto, como receptores de dichos sobres para que la instrucción le quede redonda y, de paso, se tapen algunas cosillas que están molestando en la Audiencia nacional. Creo que en esta caza se está utilizando eso que llaman tiro por elevación y no se está reparando en gastos. Ya veremos como acaba todo, pero a simple vista, hay cosas que me cuesta creer.

Si se lleva bien, la caja B no se detecta

Por S. del Río

¿Cómo se puede investigar una caja B si no está registrada en la contabilidad oficial? Veamos, la caja B la lleva siempre un alto responsable de la empresa, organización, etc. y no está en el ordenador ni en los libros oficiales, naturalmente. Una libreta o, más sofisticado, un libro de diario y otro de mayor son suficientes y se guardan en el cajón de un despacho o en la propia casa; ahí se van anotando tanto las entradas como las salidas de efectivos, no se firma nada, no se pide nada, así que eso de pedir una auditoría para aclararlo es una tomadura de pelo hacia los ciudadanos que no saben de contabilidad y un insulto hacia los que sabemos algo.

Aunque haya unas anotaciones en unos libros, al no ser oficiales se puede alegar que eran para enseñar o cualquier otra excusa. También se puede dar el caso de que se «fabriquen» para un caso determinado, aunque viendo el modelo, tinta y tipo de escritura se pueden analizar y calcular la antigüedad. Hay otro tipo de contabilidad B, la más “usada” y se genera «engordando» los costes; se pueden hacer de mil maneras y difícilmente detectables, esos sobrecostes se llevan a una libreta u otro sistema fuera de la contabilidad y se emplean para pagar sobresueldos, premios y «favores» a quien corresponda. Así que no vengan con que las cuentas están auditadas, pues la caja B si se lleva bien no se detecta.

 

Quemados por la corrupción

Por Beatriz Cabello

«Corrupción: uno tras otro»

Cierto o no, me resulta indiferente. Solo sé que una vez más un presunto caso de corrupción vuelve a salir a escena en los medios de comunicación de un país inestable, de un país por el que muy pocos apuestan, ni siquiera sus jóvenes que día tras día marchan lejos de él. Triste pero cierto, en éste instante pocos sueños se pueden cumplir aquí en España y si no, vayan a los aeropuertos, existen más lágrimas de tristeza que de alegría, y es que en el país más soleado de Europa, en el que todo ha ido bien, ahora sólo aparecen nubarrones.  Me da igual que vengan por la derecha o por la izquierda. Lo que me da rabia es ver cómo las mentiras y las injusticias se adueñan de España, transmitiendo al exterior una imagen injusta, una imagen que nosotros no la creamos, nos la crean los trajes, los maletines en las gasolineras, los eres falsos… Me da lástima tanta avaricia, cuando muchos lo único que desean es despertar al día siguiente y poder trabajar, para que a sus hijos no les falte nada. Ojalá todos fuéramos conscientes de esta situación, incluidos los que gobiernan España como si se tratase de un monopolio y tal vez así nos vaya a todos un poco mejor.

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Por Luis Fernando Crespo Zorita

«Ética a demanda o cómo banalizar la corrupción«
Venga de donde venga el dinero que se repartían los gerifaltes del PP, no cabe duda de que el objetivo último de los donantes es interferir en el funcionamiento ordinario de las Administraciones en las que gobierna dicho Partido, buscando ventajas competitivas o una situación de privilegio para sus negocios frente a otros competidores o frente a la propia Administración. De tal forma que en las Administraciones españolas para corromperse no resulta indispensable quererlo o tener una voluntad deliberada de cometer este delito. La corrupción se produce sin la presencia de la inteligencia y de la voluntad de los implicados, simplemente, sin esfuerzo, casi apaciblemente, basta con presentarse y asumirse como un engranaje del sistema, estando además satisfecho de ser un buen engranaje. Es lo que nos han confirmado las sentencias  como la de Camps, el barullo de la Gürtel y Barcenas, el feo asunto de los ERES, Nóos, las ya casi olvidadas Filesa, Naseiro…

Todos los responsables cuando son sometidos al juicio de la opinión pública banalizan la corrupción en general para relativizar la suya propia, pero en realidad esto exige aberrar de la conciencia moral mínima exigible a cualquier ser humano, creándose la ilusión de que el corrupto controla el proceso completo: sintiéndose invulnerable  por su pericia para conjurar los riesgos, porque las consecuencias son intrascendentes, o porque no hay víctimas identificables;  y además, al ser descubierto, creerse un ser superior, uno de los miembros más valiosos del grupo, que no puede ser objeto de juicio o crítica por otros, que son inferiores. La falta de motivación para cumplir la legalidad se transforma en indiferencia afectiva hacia los demás, la ética pública se amolda a las exigencias del implicado y los más débiles, los administrados, solo somos meros espectadores. En sentido contrario, para mantenerse al margen de la corrupción sí resulta imprescindible una actitud proactiva, en defensa de la legalidad, por parte de los empleados públicos que no queremos participar en esa actividad deplorable.

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Por Pedro Serrano Martínez

«Recuperar la dignidad«

Quién nos protegerá de ta93994nta indecencia. Quién nos rescatará de esta ciénaga apestosa de corruptos y corruptores. Quién destruirá las cloacas que discurren bajo la aparente normalidad democrática, política e institucional. Quién nos salvará de tanta iniquidad, quién. Solo nosotros podremos salvarnos a nosotros mismos. Nosotros, los ciudadanos de bien somos mayoría y podemos desenmascararlos, arrancarlos del mundo de privilegios que han creado a su medida.

No será fácil expulsar a estos nuevos fariseos del templo, pero estoy seguro de que toda la rabia e indignación acumulada de cuantos nos sentimos afrentados y escarnecidos, logrará hacer frente a tanta rapiña, desgobierno e impunidad. Es hora de arrebatar a estos indecentes, inmorales y aprovechados el espacio mediático y político que están ocupando para dárselo al verdadero protagonista: el pueblo. Es la hora del clamor popular y del compromiso. Es hora de poner orden y recuperar la dignidad de este país vapuleado por la ineptitud y el latrocinio.

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Por J. V. S. P.

«Dimisión ya»

Los últimos acontecimientos, que enfangan a la cúpula del PP, constituye el escándalo de corrupción más grande de la historia de la democracia española. Jamás un presidente del gobierno ha tenido más motivos para dimitir y con él todos sus palmeros. No pueden continuar gobernando un país una banda de impresentables, corruptos y especualdores de lo ajeno. Mientras  nuestros jóvenes son ninguneados y despreciados, nuestros niños olvidados y nuestros impuestos despilfarrados, estos corruptos tratan de repartir sus miserias hacia todos los lados, buscando complots donde no los hay.

Nadie va en contra del PP, solo ellos mismos y sus amigos los banquero-empresarios, esos que han estado décadas dándoles bajo cuerda sobres, para que estos despreciables llevaran a España a la situción en la que se encuentra ahora. El pueblo español no puede, ni debe caer en la trampa de los corruptos. Los culpables son ellos y nadie más. No es el gobierno anterior, no son los sindicatos, no son los medios de comunicación. Son exclusibamente ellos, y solo ellos.  Dimisión ya.

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Por María de María

«Se puede decir más fuerte pero no más claro»

Ladrones. Sinvergüenzas. Ya no caben paliativos. Estamos hasta las mismísimas narices de ver cómo nuestros políticos se han creído que dedicarse a la política es igual a robar,  a disfrutar de privilegios, a recibir dineros negros, a permitir el tráfico de influencias, a colocar personas a dedo en las administraciones, a privatizar sectores esenciales para el conjunto de la sociedad y pasar el negocio a empresas de amigos o familiares, a recortar y deshacer las leyes que reconocían derecho subjetivos como la dependencia, insultar a los ciudadanos que dicen verdades como puños o proponer reformas que amordazan y meten miedo. No, no somos una sociedad tolerante con la corrupción, el fraude y el engaño. No, no queremos más incompetentes sinvergüenzas que vivan a nuestra costa, pero no renegamos de la democracia. Quién busque soluciones de otro tipo, que sepa que se quedará solo.