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Entradas etiquetadas como ‘sanidad’

Todavía hay personas que ayudan a los demás

Por Enrique Jiménez Martín

Tren de Renfe (Archivo).

Tren de Renfe (Archivo).

Soy un trabajador de Renfe que el pasado 5 de mayo a mediodía tuvo un pequeño/gran incidente en la vía 9 de la estación de Atocha Cercanías, y que sólo sé por referencia de lo que he oído y me han contado que durante más o menos cinco minutos de mi vida me quedé inconsciente.

Estas letras son de agradecimiento a esas personas anónimas que sin temer por su seguridad, bajaron a la vía a rescatarme. Esto demuestra que en estos tiempos de egoísmos, todavía hay personas que ayudan al prójimo sin importar qué tipo de razones.

Así mismo, hago extensiva esta misiva al personal sanitario, vigilantes de Renfe y miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que se volcaron en todo momento por atenderme.

Gracias de todo corazón.

Ni el déficit, ni la deuda

Por Enrique Chicote Serna

El ministro de Economía, Luis de Guindos (Europa Press).

El ministro de Economía, Luis de Guindos (Emilio Naranjo/EFE).

Durante estos últimos años de gobierno conservador hemos venido escuchando machaconamente que si se quería salir de la crisis era fundamental reducir la deuda pública y controlar el déficit presupuestario.

Para conseguir estos dos objetivos, se recortaron los gastos en sanidad, educación, servicios sociales, investigación y desarrollo y se subieron los impuestos, particularmente el IVA. Ahora, cuando ha finalizado con creces la legislatura, vemos cuáles han sido los resultados: España es uno de los países más endeudados del mundo (1,8 billones de euros; casi el 100 % del PIB), con un déficit en las cuentas públicas que supera casi en un punto porcentual el comprometido con Bruselas.

Para salir de esta situación, Luis de Guindos deposita sus esperanzas en el crecimiento económico. ¿Cuál? ¿El basado en salarios muy bajos que impiden tirar con fuerza de la demanda interna, a la vez que aportan cotizaciones  mucho menores a la Seguridad Social provocando un aumento del déficit?

 

Quiero ir a la cárcel, hay médico gratis

Por Marga Alconchel

Una noticia humana sobresale en toda la vorágine de titulares repetidos entre política y masacres terroristas. Según The Financial Times, hace años que en Japón los ancianos cometen pequeños robos para que les lleven a la cárcel. No son grandes cosas, no hay violencia. Simplemente es la causa que necesitan para que les lleven a la cárcel, donde tienen asistencia médica gratuita. La noticia parecería casi una broma si no escondiera una realidad detrás: el 40% de los mayores de 60 años viven solos, los ingresos son bajos y el país es caro.
 
Más de la tercera parte de los hurtos (el 35%) son reincidentes, y no poco: en 2013 el 40% de ellos robaron más de seis veces. Comparado con 1991, una época de bonanza económica, han aumentado un 460%.
 
Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Imagen del interior de una cárcel (ACN).

Es un síntoma de una sociedad (la moderna) en la que se estima que hacia 2060 casi la mitad de su población tendrá más de 60 años. Los estándares de vida actuales, los sistemas laborales y la poca protección a las capas no productivas de la sociedad (niños y mayores) están empujando a muchas personas a buscar soluciones desesperadas.

 
Porque ha de ser desesperante que la única solución para tener techo y comida cuando se han cumplido 60 años sea estar en la cárcel. Puede parecer una peculiaridad de la sociedad nipona, pero es un síntoma de lo que puede ocurrir en cualquier lugar.
 
La obsesión por hacer negocio con lo que sea, convirtiendo la salud en un producto más, es contraproducente. No sólo a nivel humano, por el desasosiego y el desamparo. No sólo a nivel social, por el abandono descarnado sobre aquellas personas que trabajaron durante décadas en la creación del status que tenemos todos. También a nivel poblacional: un colectivo empobrecido y enfermo consolida una sociedad y un país empobrecido y enfermo.
 
Los hospitales y la asistencia médica en sí misma, tiene un costo elevado. Las industrias farmacéuticas invierten muchísimos recursos en conseguir fórmulas y productos que mejoren la salud. Las empresas que fabrican maquinaria médica también han de pagar salarios e impuestos. Todo ese coste ha de ser cubierto, lógicamente. Pero hay un punto en que deja de ser beneficio razonable para entrar en usura.
 
No se puede etiquetar la salud, que no deja de ser vida, como un negocio. Un Estado debe proteger la vida de sus ciudadanos, porque ellos son la razón de ser de un Estado. Ningún país existiría, por definición, si no tuviera personas. Por tanto, las personas son lo principal, y han de estar protegidas por las instituciones a las que entregan sus impuestos y en las que delegan la gestión de las cuestiones públicas.
 
Los presupuestos han de contemplar el gasto sanitario como un coste de mantenimiento del país, no como un gasto por culpa de los enfermos. Gastar (invertir) en la salud de la población implica, en poco tiempo, que las cifras se reduzcan porque la población está sana. Mercadear con la salud, privatizar lo que se levantó con el dinero de todos, cerrar hospitales…  es poner el primer motivo para que nuestros mayores (que no son de Japón) empiecen a robar manzanas en los mercados.

Nos pueden dejar sin casa, sin derechos laborales, sin una sanidad digna… pero es otro cantar si nos tocan el fútbol

Por Juan Ponce Rojas

Selección española.

Retransmisión, en pantalla gigante, de la final del Mundial de 2010 en Barcelona. (ARCHIVO)

Quiero con estas palabras definir de como nos va en esta España nuestra.

Nos puede tocar que nos dejen sin casa después de toda una vida luchando por ella. Que nos traslademos a los años 70 con la precariedad de los derechos de los trabajadores. Que nos dejen sin una sanidad digna y nos dejen morir en la sala de espera por falta de recursos o personal.

Que los bancos nos roben con sus elevados intereses. Que tengamos como país una vergüenza en toda Europa por su corrupta clase política

Pero es otro cantar si tocan el fútbol; con este si nos lanzamos a la calle a decir «todos somos la Roja». ¡Así nos va!

Viviríamos en ‘jauja’ si se cumplieran todas las promesas electorales

Por María Olga Santisteban Otegui

Se dice que se puede vivir en «jauja» en un país soberbio e imaginario donde fluye la felicidad, donde todos y cada uno de nosotros viviríamos sin miedo a enfrentarnos a nuestras obligaciones y preocupaciones de cada día. Esto parece ser que sucedería si se cumpliesen todas y cada una de las promesas que escuchamos decir estos días a los políticos, ya sean «viejos» o «nuevos», en esta interminable pelea electoral.

Imagen del debate a cuatro el pasado 7 de diciembre (GTRES).

Tenemos tanto donde escoger como en un mercado del alfombras persa, desde las ya repetidas hasta la saciedad promesas de creación masiva de empleo, de un futuro maravilloso para nuestra juventud, mejor educación y sanidad pública y de calidad, lucha contra las desigualdades y un larguísimo e interminable etcétera.

Sería interesante que ya por ley u otro mecanismo oficial, los partidos políticos se viesen obligados a cumplir mínimamente sus programas electorales, y que los ciudadanos no nos sintiésemos estafados después de éstas o aquellas elecciones. No nos olvidemos también de que tenemos ahí siempre a la vieja Europa vigilante, así que, que nadie se pase de la raya prometiendo,  porque luego hay que rendirle cuentas.

A partir del día 21 de diciembre,  ¿seguirá habiendo el mismo número de parados? ¿Podrán regresar los miles de emigrantes que se fueron en busca de un porvenir que aquí no tenían? ¿Se resolverán acaso todos y cada uno de los grandes retos que han prometido solucionar? En definitiva, ¿viviremos en ese ‘país de jauja’ maravilloso y feliz? ¿O nos daremos de nuevo de bruces con la dura y para algunos triste realidad?

Los recortes también pasan factura en el 112 de Madrid

Por Laura Muñiz Pacios

Manifestación por la Sanidad en Madrid (EFE).

Manifestación por la Sanidad en Madrid (EFE).

Soy una nefróloga que trabaja en un centro concertado de hemodiálisis. Cuando un paciente presenta una situación grave que requiere valoración en la urgencia del hospital, he de llamar al 112 o 061 para su traslado, así que he podido comprobar cómo cada vez funciona peor.

Hace poco una paciente ha presentado un sangrado digestivo. Tras realizar una analítica he comprobado que estaba más anémica y que además tenía las plaquetas muy bajas, por lo que podía agravarse. Como la paciente estaba estable, han decidido enviarme una «ambulancia convencional».
Les especifico que está en diálisis, y ahí es donde deben recogerla. Esto quiere decir que no va acompañada por ningún personal sanitario durante el traslado. El otro tipo es la UVI móvil para pacientes muy graves y no hay punto medio.
Pues bien, tras dos horas y media esperando, y después de haberla reclamado varias veces, me han dicho que ha habido un error y se han llevado a otra paciente de la clínica al hospital. De diálisis no se habían llevado a ninguna paciente, así que imagino que sería de otro lugar de la clínica. Me han ofrecido comenzar el proceso de nuevo y solicitar una nueva ambulancia, sin pedir disculpas, ni asumir en ningún momento ninguna responsabilidad por su parte. Durante todo este tiempo la paciente quizá haya continuado con un sangrado interno.
¿De verdad este es el SUMMA 112 del que tanto se enorgullecen? No dudo de sus profesionales, pero si continúa recortándose y sobrecargando el servicio pronto no será ni la sombra de lo que fue.

Carta a los políticos que están en campaña

Por Jaime Pinto Rodríguez

Señores políticos:

Perdonen si me siento como un tonto, pero cada vez que llegan las elecciones pienso que me están vendiendo una moto que no funciona. Hace cuatro años Mariano Rajoy me mintió, como supongo que mintió a mucha gente, prometiendo muchas cosas que al final no cumplió. Me siento traicionado, y siento que este tipo de personas ha traicionado la confianza que podamos tener en cualquier político; y digo bien, en cualquier político,  de izquierdas, de derechas o de centro.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (EFE/J.M. García)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (EFE/J.M. García)

Si este país sigue funcionando, si sigue avanzando pase lo que pase, es gracias a todos los ciudadanos que lo componen y  que día a día se levantan para ir a trabajar, ganen o no ganen dinero, a estudiar, a soñar o a buscar la mejor manera de sacar un resquicio de esperanza para seguir adelante, cueste lo que cueste.

Por favor, dejen de engañarme; ni los vascos antes, ni los catalanes ahora, son mis enemigos. Mis enemigos son la desesperanza, los mentirosos, los ladrones y todos aquellos que minan con su desden y su falta de escrúpulos el futuro de todos nosotros.

Señores políticos, si de verdad quieren hacer algo por todos nosotros, dejen de soltar falsas promesas, cuentos imposibles de cumplir, de construir mesas de cuatro patas, cada una de diferente tamaño. Sean responsables ahora. Hagan pactos ahora que aún no se sabe quién va a ganar. Firmen para que las palabras no se las lleve el viento. Formen alianzas, no para ganar las elecciones, sino para que este país gane de verdad. Pacten por la sanidad, la educación y la justicia.

Dejen de meter políticos o parásitos en la administración y engordarla, porque son estos los que hacen que la administración deje de funcionar. Ayuden ahora y después para que nos sintamos orgullosos de pertenecer a esta gran nación, que es grande por sus gentes y no por sus dirigentes.

 

Demasiada carne

Por M. S. Capdevila

Son muchos los alimentos que, en distinto grado y según su dosis y modo de preparación, producen cáncer. El reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud no ha hecho sino concretar más algunos aspectos suyos en lo relativo a la carne, rompiendo –y eso es muy importante- el muro de intereses que intentaban disimularlo.

245863-620-465La industria cárnica ha cuadriplicado su producción en cincuenta años, a costa de “cultivar” una carne con productos muy perjudiciales para la salud, tanto respecto al cáncer como a otras enfermedades. Ha propagado la idea insana de que hay que comer carne en cantidades antes impensables.

Esto produce una erosión acelerada de los suelos, obliga a labrar otros nuevos y desgasta nuestra única Tierra. Un mismo terreno produce de diez a veinte veces más proteínas vegetales que animales.  La cría de ganado consume la mitad de los cereales y agua del mundo. Una dieta a base de carne cuesta el triple. También agrava la desnutrición de una gran parte de la humanidad.

De ahí que por mi salud, por mi economía, por mi planeta y por solidaridad con los demás y también con los animales  -criados en forma bárbara para el matadero- procuro, desde que fui tomando conciencia de estos hechos, consumir menos carne que la que mi ambiente me habían inducido a comer y que de tantas maneras nos perjudica, directa o indirectamente, a todos.

Tres años sin reconstrucción de mama en el Doce de Octubre

Por Gema Lanciego Garrido

Un equipo del Servicio de cirugía plástica realizando una intervención.

Cirujanos plásticos en una intervención. (ARCHIVO)

El cachondeo de la lista de espera de cirugía plástica en el Doce de Octubre no tiene límites. Tras veinte meses en dicha lista para que me reconstruyan el pecho por un cáncer de mama sigo sin saber nada al respecto, según el hospital porque esas listas las llevan los propios cirujanos.

¿Por qué esa lista no se puede consultar? Nadie me dice nada. Bueno, el cirujano, tras comentarme la primera vez que la espera es de aproximadamente un año y presentarme después de ese tiempo en consulta, me dice que su tiempo de espera es ¡de tres a cuatro años!

Esto ya suena ¿a amiguismo o enchufismo? He dejado tres quejas en distintos organismos y ni siquiera contestan. ¿Quién se pone en el lugar de una mujer que lleva ya más de tres años sin una mama después de haber pasado por todo el tratamiento? A algunas mujeres nos afecta mucho psicológicamente.

¿Conciencia o prepotencia?

Por Amparo Domínguez Domínguez

Reflexionar sobre si será un problema de conciencia o un acto de prepotencia es algo que nos encontramos a menudo. Curiosamente si analizamos un poquito en el fondo, hay relación con motivos religiosos.

Un farmacéutico que se niega a vender anticonceptivos por aquello de engendrar una vida y no pone peros a vender, por ejemplo, un simple somnífero o analgésico o potingue que, bien dosificado, puede acabar con ella. ¿Dónde está esa conciencia cuando hay que decidir sobre una guerra? ¿Sobre la educación de un pueblo? ¿Sobre su sanidad? ¿Sobre el salario de un trabajador? ¿Sobre la usura? ¿Sobre el enriquecimiento obsceno? ¿Sobre la avaricia?

Hepatitis C

Integrantes de la plataforma gallega de afectados por la Hepatitis C. (EFE)

En su periódico vienen dos ejemplos: tarifas eléctricas que se imponen sin conciencia a personas que no pueden ni calentarse un plato de sopa y, hablando de medicina, enfermos de hepatitis C que no reciben tratamiento y mueren inexorablemente. Y hay más, muchísimos más ejemplos.

Yo creo, humildemente y en conciencia, que hay mucho de prepotencia. Hay ciertos sectores de nuestra sociedad que se otorgan poderes cuasi divinos en sus actuaciones. Por favor, señores con conciencias tan estrictas, piénsense sus estudios antes de dedicarse a algo.

Por cierto y lo más importante, un beso a esos maravillosos padres que durante toda su vida amaron a su hija, que la aman tanto que no quieren verla sufrir más, que la amarán hasta el último aliento de su existencia aun cuando ella ya no esté.