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Entradas etiquetadas como ‘ropa’

Mi caballo herido… así son de dañinos los vallados de alambre de espino

Por María Sánchez

Guindilla, el caballo herido por la valla de alambre de espino (María Sánchez).

Guindilla, el caballo herido por la valla de alambre de espino (María Sánchez).

Guindilla, el caballo herido por la valla de alambre de espino (María Sánchez).

Así quedó el hocico del caballo (M. S.)

Guindilla, el caballo herido por la valla de alambre de espino (María Sánchez).

Sus patas también resultaron dañadas (M. S.)

Hace millones de años el pueblo de Poyales (La Rioja) era un valle donde habitaban los dinosaurios.

En pleno siglo XXI aquella época no parece pertenecer al pasado en algunos aspectos, lo cual podría estar bien si no fuera porque el hecho de no evolucionar afecta seriamente a las personas y a los animales.

¿Cómo es posible que se esté utilizando vallado de alambre de espino para cercar pueblos y el monte? Desde el pueblo no podemos acceder al monte sin rasgarnos la ropa o la piel y los animales, tanto los salvajes como los domésticos, se quedan enganchados en los espinos al intentar pasar de un lado a otro. Esto es lo que le pasó el mes pasado a mi caballo Guindilla.

Si la solución era vallar el pueblo para que las vacas no bajaran, lo más civilizado sería poner un vallado de rejilla o malla de manera que nadie pueda dañarse; además de poner puertas señalizadas cada pocos metros para poder acceder al monte. Este sería un trabajo bien hecho.

Por favor que cambien este tipo de vallado para que las personas podamos acceder al monte y no cause más daños.

¿Cómo saber cuál es mi talla?

Por Nieves Redondo Mendoza

Una tienda de ropa (Europa Press).

Una tienda de ropa (Europa Press).

Ya se lleva mucho tiempo hablando de unificar los patronajes de las tallas, pero la verdad es que actualmente dependiendo del establecimiento en el que entremos no sabemos qué llevarnos al probador; si fijarnos en el número de talla, coger las prendas a simple vista o llevarnos del mismo modelo 4 ó 5 tallas distintas, para ver cuál es la que nos sirve.

El pasado sábado entré en uno de mis establecimientos de referencia donde ya tengo controladas las tallas y modelos que me van bien, y cuál fue mi sorpresa que llevándome al probador tres modelos de mi talla, no cabía en ellos. Intenté no fijarme en el número, sino en el tamaño y a pesar de probarme una talla más de la habitual, no había manera.

No pude probar con dos tallas más, ya que no las tenían, pero más curioso aún fue que llevaba puestos unos pantalones de ese mismo establecimiento, que compré hace unos meses, de la misma talla que no me entraba y me quedaban perfectos.

Que alguien me lo explique o, mejor aún, que por favor de una vez por todas la talla se corresponda con el tamaño adecuado.

Y ahora, ¿adónde irá mi ropa usada?

Por Ángel Villegas Bravo

Ya sé que hay contenedores para ropa usada en la ciudad en la que vivo, y probablemente los haya en la inmensa mayoría de pueblos y ciudades de España. Yo la la llevaba creyendo que serviría para aliviar las necesidades de alguien. Además, nunca llevaba ropa deteriorada, sino que aún tuviera posibilidad de uso y, en el peor de los casos, que pudiera ser reciclada. Pero me he encontrado con la noticia de que determinados alcaldes de ciertos pueblos tenían su negocio (indecente) aprovechándose y lucrándose con la venta de esas ropas que los ciudadanos depositan en esos contenedores.

(Á. H.)

Una mujer deposita ropa usada en un contenedor (Á. H.)

Y claro, se me han revuelto las tripas (perdonen la expresión) y me he propuesto no contribuir con estos negocios, ni llenar los bolsillos de unos desaprensivos como esos políticos citados u otras personas de semejante calaña. Sin embargo, soy conciente de que habrá mucha gente decente que haga un buen uso de aquello que a mí ya no me vale, o que simplemente quiero donar. ¿Alguien puede decirme adónde puedo llevar mi ropa usada con la garantía de que ningún indecente se aprovechará?

Garantía de decencia y equidad laboral en las etiquetas de las prendas de vestir

Foto: Mrskyce / Flickr

Foto: Mrskyce / Flickr

Por Alejandro Prieto Orviz

Llámese manía, hipersensibilidad o tontería. El caso es que siempre he tenido problemas con las etiquetas de la ropa que están en contacto directo con la piel. Podría decirse que su eliminación forma parte de un ritual y, en bastantes casos, algún mosqueo, pues vienen cosidas a conciencia (incluso mejor que las costuras de la prenda). Información sobre la talla, composición, cuidado y mantenimiento o lugar de procedencia, pero no sobre las condiciones laborales en las que fueron producidas.

El abuso y la desconsideración hacia las personas son asuntos que no inciden negativamente en la bolsa ni en la prima de riesgo. Si existen acreditaciones de la calidad de elaboración, procedimientos y controles de la trazabilidad y homologaciones de seguridad de los artículos de cara al consumidor, ¿por qué obviar las cuestiones relativas a la dignidad y salud de los trabajadores? Ojalá llegue el día en que la marca CE (Conformidad Europea) y otras similares sean garantía de decencia y equidad social. ¡Cuántos productos perderían atractivo e interés si en la etiqueta o manual de instrucciones constara el sufrimiento y coste humano empleado en la fabricación de los mismos!

Bangladesh, lo barato sale caro

Por David Alba Arévalo

El día 30 de abril leo en este periódico una noticia relacionada con el derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh; en ella se decía que la empresa irlandesa Primark “indemnizará económicamente y prestará ayuda alimentaria a las víctimas del derrumbe”. Y yo me pregunto: ¿Los directivos de esta o de otras multinacionales muy conocidas, que también se han visto implicadas en esta catástrofe, no se plantearon alguna vez en alguna de sus reuniones -en las que hacen números, cuentas y se enredan en grandes ideas para que sus productos sean los más vendidos- que lo barato les podría salir caro? BangladeshSeguro que esa pregunta se la han hecho alguna vez y me disgusta enormemente saber que habrán llegado a la conclusión de que comprar la vida de un ser humano es mucho más barato de lo que pensamos.