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Entradas etiquetadas como ‘religion’

Jesús no entraría así en Río

Por Martín Sagrera

Jesús no vivió de impuestos, ni entró triunfante en Jerusalén subvencionado por el Estado, como lo hará el papa Francisco en Río de Janeiro, gracias a las docenas de millones de dólares que el Estado va a sacar a todos los ciudadanos. Y no se diga que la mayoría de los brasileños son católicos: no es cristiano violentar el bolsillo y la conciencia de la minoría. Y los brasileños católicos de verdad protestan, -como ya hicieron los españoles en Madrid- contra esa contraproducente imitación de Jesús. ¿Qué el turismo devolverá esos gastos? Quizá, pero ¿a quienes? Y nunca es lícito hacer el mal para que salga un bien. PAPA

Se exhiben fotos del “humilde” cuarto que albergará al papa en Río, y se alaba su renuncia al “papamóvil”. Pero falta que rechace a ese “homenaje” impuesto a todos. Se repite, pues, en Río, ese gravísimo pecado que se cometió en Madrid en la mal llamada Jornada Mundial de la Juventud, que tampoco es Jornada, porque dura varios días, ni Mundial, sino de la minoría católica, ni casi de la Juventud, porque sólo tres quintos de los inscritos en Río tienen entre 19 y 35 (sí, 35) años.

Esperemos que Río no haya, como hubo en Madrid, ni “piadosos fieles” que agredan a una manifestación legalizada contra esa financiación ilegal y anticristiana, ni quien intente eliminarlos con gases, como un mejicano, ni quien ataque con una navaja por la espalda a un manifestante solitario, hechos que pueden comprobarse en Internet. Jesús no lo habría hecho.

¿Creencia religiosa o espectáculo de masas?

Por Agustín Arroyo Carro

La última semana de marzo, con motivo de la Semana Santa, España se movilizará para desempolvar santos, vírgenes, peanas, capirotes, cirios, velas, faroles, túnicas, pasos procesionales, tambores, cornetas y una omnipresente y envolvente staurolatría que anegará calles, plazas, templos, parroquias y catedrales.

Estas manifestaciones de religiosidad colectiva merecen todo el respeto que las creencias espirituales deben tener en una sociedad libre, plural y democrática. Sin embargo, se podría pensar, por parte de aquellos que no creemos en ninguna religión, ni semnconsideramos que la religiones sean imprescindibles para vertebrar una sólida estructura democrática, que la ocupación del espacio público, que también es plural y neutro, ha de estar regulado por normas estatales que estén en consonancia con los principios de legalidad y racionalidad constitucional que nos sirve de referencia para articular nuestra convivencia.

 

En España las autoridades eclesiásticas, deberían limitar esta inundación de supuesto pietismo y arrobo iconolátrico a ámbitos más restringidos. Digo esto porque la religión, su vivencia y su práctica,  que debería ser un profundo sentimiento, principalmente, de experiencia interior, no debería convertirse en un espectáculo de masas que, a veces, se asemeja más a una performance colorista de un folklorismo vacuo con más proyección turística que religiosa, que a esa religiosidad sincera que no necesita de este exceso escenográfico un poco agobiante.

Carta de un militar gay al ministro de Interior

Por Alberto Linero Marchena

72465Fui el primer militar gay en contraer matrimonio entre militares en España. He callado mucho tiempo pero tras escuchar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, no puedo más. Lucharé contra todo este sistema que está vulnerando el derecho a vivir en libertad. A los que nos gusta luchar por los derechos de todos, no creo que nos veamos reflejados en usted. Me da vergüenza que este país no solucione los problemas desde arriba. Con vuestras medidas recaudatorias estáis dejando a los ciudadanos sin los recursos esenciales para “la pervivencia de la especie”. Me da vergüenza ajena tener un ministro del Interior que diga semejantes barbaridades.

¿Desde cuándo el matrimonio ha tenido relación con la pervivencia de la especie? ¿Desde cuándo no existen embarazos de personas solteras? Tengo una hermana lesbiana que dará a luz a mi sobrina. Si existe la libertad de creencia religiosa, es contradictorio que no se dé oportunidad a otras religiones a que sean materia educativa. Señor ministro, no debería confundir la biología con la ley. Si de verdad se siente usted preocupado por el número de hijos engendrados, podría plantear a su Gobierno políticas de protección social que no conviertan tener un hijo en un problema. ¿Qué especie quiere preservar, la de familias que se quedan en la calle tras perder hogares? Por si lo ha olvidado, si es que llegó a saberlo, el matrimonio civil que reconocen las leyes del país del que usted es ministro, esas que juró cumplir y hacer cumplir, es un acuerdo de convivencia y socorro mutuo entre dos personas independientemente de su sexo. Con este comentario, este señor demuestra que ser inteligente no es un requisito para llegar a ministro.

El ministro, los gays y la especie

Por Jon García

«Darwin… y Stalin le hubieran aplaudido»

Mi madre suele decir que el amor y el dinero son dos cosas que no se pueden ocultar. A lo que, seguramente, también habría que añadir la homofobia, un defecto -sin cura- que transforma en intolerante e inquisidor a quien lo padece. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se dejó llevar por sus moralinas religiosas en un coloquio sobre religión que tuvo lugar en Roma y, mostrándose en tono ufano, soltó de perla su rechazo hacia el matrimonio homosexual porque «no garantiza la pervivencia de la especie». (Nada mejor que echarse a la carretera y distanciarte unos kilómetros para mostrarse tal cual eres, como diría aquél). ministro del InteriorSeguramente, de haber estado presente Darwin le hubiera dado la razón, aunque también le hubieran aplaudido Hitler o Stalin si hubieran estado de público. Y es que precisamente este es el problema: la intencionalidad con la que se habla. El ministro esconde sus fobias homosexuales tras argumentos de biología molecular que nada tienen que ver. La especie, sr. ministro, seguirá perpetuándose per sécula seculorum a pesar de intolerantes como usted, ya que como ocurre con la gallina y el huevo, entre el hetero y el gay no sabría decir quién fue el primero.

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Por Enrique Chicote.

«De todo hay en la viña»

El argumento de Jorge Fernández Díaz es, hoy por hoy rigurosamente cierto. No obstante, habrá a quienes les preocupe sobremanera la pervivencia de la especie, como al señor ministro, y habrá a quienes les importe un bledo. Lo grandioso de vivir en un sistema plural de libertades es que los primeros puedan ponerse a procrear con la intensidad que sus órganos sexuales les permitan y los segundos a lo que les plazca, pues de todo hay en la viña de Señor, don Jorge; frase que como usted bien sabrá en calidad de miembro supernumerario del Opus se atribuye nada menos que a San Mateo, hace más de dos mil años.

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Por F. Gomis

«Una perogrullada, por no decir una tontería»

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el 6% de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Zapatero ministro Fernández Díaz, a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a sus peculiares convicciones religiosas, conductas a las que nos inclina la naturaleza para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación, hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera. F. Gomis.