Por Manuel Nogueras Tamargo
En muchas ocasiones y casi a diario veo en varios barrios de Madrid cuartillas — sujetas en los parabrisas de las lunas de los vehículos— con fotografía de chicas posando y ofreciéndose para prestar sus servicios.
Debo imaginar que por el gran volumen de cuartillas colocadas se espera un gran negocio y, cómo no, detrás de él la posibilidad de que alguna organización se esté dedicando a la explotación de personas.
Así, pues, también debo imaginar que alguien del Gobierno se esté preocupando de investigar esta remota posibilidad…