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Entradas etiquetadas como ‘musica’

La mala educación en un museo

Por M. A.

800px-Palacio_del_Marqués_de_Cerralbo_(Madrid)_01Este viernes día 1 de marzo a las 10.00 h. de la mañana comenzaba el plazo para llamar por teléfono al Museo Cerralbo de Madrid para conseguir una de las 120 invitaciones que el cantante conocido por Sr. Chinarro nos ofrecía. Fue un sin parar de llamar con dos teléfonos, el fijo y el móvil. Imposible. Comunicaba y se cortaba la llamada sin llegar a nadie. A las 11.15 h. me presenté en el museo. Expliqué el caso. Finalmente la encargada de la centralita me dio «una charla» por protestar. Me gritó y me dijo que si iba a poner una reclamación no tenía vergüenza. Eran invitaciones.

Gritarme, ponerse a unos centímetros míos (para intimidar) y tener que soportar su aliento con olor a cenicero, a no dejarme hablar, etc.

La falta de tacto y educación en el museo se personificó en una verdulera vestida de rojo.
Gracias por nada.

Renfe no deja a mi hijo llevar su contrabajo

Por Rosa (Zamora)

Mientras el pequeño de la familia crecía, iba fundiéndose cada vez más delicadamente con su inseparable contrabajo. Un espantoso ruido había ido madurando rumbo a una adecuada melodía que fluía con el aire de la casa y entraba y salía a borbotones. Nos acostumbramos a la música, a los conciertos por aquí y por allá, todo lo adaptamos al gran instrumento, habitación, coche, viajes…Teníamos dos hijos y un contrabajo… amigo. Con el tiempo el pequeño creció y con la ilusión que envuelve a los que tienen la suerte de saber exactamente lo que quieren le enviamos a estudiar, o a reestudiar su contrabajo a 700 kilómetros de nuestra casa, de su casa, que quedó en silencio y con un punto de soledad. Pero las cosas a veces se tornan difíciles y algo con lo que no contábamos llegó a complicar, gratuitamente, nuestras vidas.

A 700 kilómetros íbamos a recoger a nuestro hijo y a su contrabajo o sencillamente esta vez no lo veríamos. Sin ningún remordimiento, en la estación de Renfe, nuestro hijo, un pequeño contrabajista de 17 años y media hora antes de que saliera su supuesto tren, no daba crédito a sus oídos cuando la profesional de turno le negaba el acceso a su contrabajo y, por tanto, a los dos. ¿Dificultad para entenderlo? ¿Ignorancia? ¿Dejadez?

No regresaría a su casa después de varios meses. El mundo se le vino abajo, solo y a tantos kilómetros de distancia. Por suerte, esta vez, el padre de un compañero con las mismas dificultades decidió ir a buscar a su hijo y con ellos pudo venir el nuestro. Desilusionado y deprimido lo abrazamos quitándole importancia a lo acontecido. Pero ¿qué pasaría en un futuro? De entrada tuvimos que llevarlo de regreso y hacer los 1.400 kilómetros que no arreglan nada. El resto de los viajes ¿cómo los hará? ¿Es que no existe un hueco en algún tren? ¿Todos los trenes de nuestro país tienen cubiertos sus espacios?

Cierto es que hay sitio para una guitarra porque dicen que da las medidas, una enorme maleta también mide adecuadamente, un contrabajo, sin embargo, se pasa ¡dicen! ¿Qué medida ha de tener la vida de mi hijo para manejarla por el mundo adelante? ¿Qué medida ha de tener para que no le impidan regresar a casa cuando le apetezca? Una vez solventados todos estos problemas por el propio músico con la ayuda de amigos, familia, etc, no con la ayuda social, sin embargo es ahora cuando la sociedad acude a los conciertos y escucha embrujada la magia de la música que sale de aquel conjunto de personas que han acumulado horas de trabajo, de trasiego, de esfuerzo y a todo esto añadimos las dificultades gratuitas que tienen que soportar los contrabajistas.

Si hay posibilidades, y las hay sobradas a mi entender, de dar una solución válida a este problema ¿por qué no se toman medidas de ningún tipo? ¿Por qué no se facilita la vida de estos trabajadores, estudiantes, luchadores? Una vez más discriminamos a las minorías sin tener ninguna razón para hacerlo. ¿Cómo podemos sentir la música? ¿Cuál es el sentido contradictorio que le damos a la vida organizando grandes conciertos en grandes teatros, palacios y salones a la vez que nos molesta un niño y su contrabajo en el asiento de un tren regresando a su casa?

La escuela de música de Ciempozuelos, una de las cuatro mejores de España, en riesgo

Por Paqui Santacruz

Asisto perpleja a la desaparición de una de las cuatro mejores escuelas municipales de música de España y un referente en nuestro pueblo [Ciempozuelos, Madrid] sin que se haga el menor esfuerzo por salvarla ni por parte de nuestros representantes ni por parte de la población. Durante junio y julio, el Ayuntamiento, gobernado por el PP, estuvo buscando la manera de deshacerse de la escuela y sus profesores e invitar a alguna empresa a tomar las riendas de la escuela para, según ellos, tener un coste cero en esta actividad.

Para ello mandaron un estupendo folletín a todo color explicando lo caro que eran los profesores y mintiendo descaradamente en cuanto a sus salarios y horarios. Para esto sí que hubo dinero; lo que no se menciona es que los profesores aceptaron bajarse el sueldo y estudiar una propuesta para salvar la escuela. Al final tamaña fechoría se perpetró con nocturnidad y alevosía y con la ayuda de la abstención del representante del otro partido, por cierto, ex alcalde y también metido en temas judiciales.

Llevo todo el mes de septiembre intentando que alguien me dé alguna información del futuro de la escuela. Ni en el ayuntamiento ni en la propia escuela -donde siguen estando los profesores en sus puestos pero sin saber qué va a ser de ellos ni que la empresa «fantasma» se presente- saben nada de ello. A 28 de septiembre solo sé que mis hijos, como tantos otros niños y adultos que se beneficiaban de la escuela, están en el «limbo» musical. Por cierto, para las fiestas de la localidad de principios de septiembre sí que hubo dinero para que siguieran siendo, en palabras de la alcaldesa, «las mejores fiestas del sur de Madrid.» ¡Qué triste!