Por Gabriel Homar
No es de extrañar que España esté a la cola del mundo desarrollado en matemáticas y comprensión lectora. Aquí se lee poco y casi siempre por obligación. Decir que la lectura se encuentra poco extendida en nuestro país es una gran verdad. A pesar de la diversidad de medios y géneros, la lectura sigue siendo una asignatura pendiente.
Esta mañana, una profesora me comentaba que no tiene tiempo para leer y que solo lee por obligación de la escuela. ¿Entonces, es válida la enseñanza de alguien que no lee libros en casa? ¿No sería necesario que los profesores inculcaran el hábito de lectura a los más pequeños? Si la lectura representara un placer para el lector y no una obligación, seguramente España ganaría el mundial de comprensión lectora y no precisamente de penalty.