Por María Camarero
Viajo regularmente a Madrid en el AVE. Cada vez mi equipaje es escaneado y mi billete controlado dos veces; una en la entrada, y otra antes de acceder al tren. El pasado mes de abril, al final de un viaje a París, también en el AVE, salí de mi hotel con la maleta hasta la Gare de Lyon; subí al vagón sin que nadie revisara el equipaje, y llegué a Barcelona, seis horas después, sin que nadie me pidiera el billete. Podría haber llevado cualquier objeto en mi equipaje como cualquier otro viajero, y nadie se habría percatado. Teniendo en cuenta estas medidas de seguridad en el país vecino, no es extraño el ataque sufrido recientemente en otro tren similar.
Ahora se habla de poner en marcha medidas de seguridad en los trenes, quizá antes habría que estar alineados con los países que sí las aplican. Me pregunto que de qué sirve controlar a los pasajeros que suben al AVE de Barcelona, si a los que ya viajan en este tren no se les ha siquiera pedido su billete.