Por Miguel Ángel González Prieto
¿Saben lo difícil que es arbitrar? ¿Cuántos de los que critican la actuación de los árbitros han arbitrado alguna vez un partido? He sido árbitro durante cinco años en los Colegios Castellano y Aragonés. En cada partido corría más que cualquier jugador, siempre atento, en perfectas condiciones físicas, la mayoría de las veces sin linier (no hay en “categorías inferiores”). Cuando comenzaba un partido, en mi libreta de anotaciones sólo existían dos equipos, el que iba con camiseta roja y el que iba con la camiseta azul. No había más intereses. Lo que sí había era presión, mucha presión… y mucha ilusión en los chavales, en la que yo podía incidir. Sobre todo por esto último tenía que ser el mejor o intentar serlo. Puedo asegurar que a todos los árbitros nos une la integridad, rectitud y disciplina. Intentamos en todo momento ser jueces justos e imparciales. No pude continuar mi carrera arbitral porque muchos “entendidos” en los partidos me increpaban en una u otra acción del juego, me insultaban e incluso hubo algún intento de agresión de papás o público en general. Desistí.
Leo y escucho lo sucedido en este último Elche-Real Madrid y no puedo menos que “alucinar”. Simplemente se ha podido equivocar, sin más. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Por lo visto también se equivocó en un Barcelona-Sevilla, otro lamentable error, pero nada más. También he jugado al fútbol respetando siempre al árbitro, como no podía ser menos, y asumía estos errores. Punto y pelota. Es fútbol. Por cierto, mal el Colegio de Árbitros. Si sancionan al señor Muñiz a no dirigir partidos del Barcelona, Madrid, Sevilla y Elche, ¿es apto para el resto de equipos? Es lo que ahora pensarán los aficionados al fútbol. Con la sanción complican más la situación. Profesionalización del arbitraje y unificación de criterios es lo que hace falta. Y, puestos a sancionar, sancionen a Pepe. Lamentable. Si don Pedro Escartín levantara la cabeza…
