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Entradas etiquetadas como ‘inmigracion’

Un informe para saber si una cuchilla corta

Por José Antonio Pozo Maqueda

F. G. Guerrero y Diego Crespo (EFE)

F. G. Guerrero y D. Crespo (EFE)

En la entrevista concedida por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el programa “Las mañanas de RNE”, a la pregunta del entrevistador de si pensaba retirar las vallas con cuchillas –concertinas– de Melilla contestó que dejaba abierta la posibilidad de quitarlas, pero que no sabía “exactamente si pueden producir daños a las personas. Tendremos que verlo, he pedido un informe”. O sea, que el señor presidente tiene que pedir un informe técnico para comprobar si una cuchilla corta o es un objeto inocuo. ¿Nos está tomando el pelo el presidente? ¿Estaba vacilando al entrevistador o, simplemente, su respuesta transluce un cinismo que tira para atrás? O, a lo mejor, el señor presidente piensa que una concertina es un instrumento musical, que los es, acepción esta que es la única que recoge el diccionario de la RAE.

 

 

 

Cuchillas para todos

Por Encarna Rodríguez

144987A principios de mes nos estremecíamos al conocer el triste suceso en Lampedusa, donde se sucedieron dos naufragios con cientos de personas muertas y desaparecidas en el mar. Hace pocos días, nos enteramos del hallazgo de 87 cadáveres de familias enteras muertas de sed en el desierto de Níger.

El que estos hechos se conviertan en noticia no se debe, ni mucho menos, a la conmoción que realmente producen en nuestra hipócrita ética, si no en la casuística debido al elevado número de muertes producidas en sendos incidentes. No nos afecta que sus sueños se tiñan de sangre y horror, siempre que sea escaladamente para no molestar a nuestras selectivas conciencias.

Detesto hablar de inmigrantes, de inmigración, de búsqueda de una vida digna, de derechos humanos, porque todas estas palabras son socialmente prostituidas cambiando radicalmente su significado dependiendo de la procedencia de las personas que las adoptan. Diferenciamos claramente entre los que ni siquiera reconocemos como iguales, aquellos que nunca disfrutaron de derechos y arriesgan sus vidas por las migajas que puedan encontrar, de los que sin dudar valoramos como “nuestros” y con los que sí somos capaces de simpatizar.

No ha pasado ni un mes de los hechos que nos conmovieron, cuando nuestro gobierno decide volver a instalar en nuestras fronteras con África una malla “antitrepa”, compuesta por un entramado de alambre coronado con cuchillas para “disuadir” a los que se atreven a saltarlas.

Si se contempla esta medida como inevitable para hacer cumplir las leyes y protegernos de la inmigración ilegal, se debe reclamar el mismo trato de aquellos países que se puedan sentir “invadidos” por los españoles que intenten entrar en ellos de forma ilegal en busca de ese futuro arrebatado.

Por ello, propongo inventar un carnet o pasaporte obligatorio para todo súbdito español que intente entrar en otro país con la execrable idea de buscar trabajo sin papeles. Este carnet dispondría de un chip inteligente que, en el momento de cruzar la frontera, supiera reconocer la verdadera y macabra intención de nuestros compatriotas, de tal forma que sean inmediatamente paralizados por una descarga eléctrica no mortal, o sean acuchillados superficialmente como medida disuasoria. Creo que esta medida legitimaría las laceraciones en la piel de los que se atrevan a saltar nuestras vallas, y conseguiríamos que la palabra “inmigrante” tuviera el mismo significado sin depender de su procedencia.

Solo se busca intimidar

Por Sergio Leiva

128698No es solamente por ser de etnia gitana, o tener rasgos latinos o árabes o negros, es exclusivamente por intimidar. Ejercer intimidación sobre el otro. A eso se limita el accionar policial, principalmente el de la Policía Nacional. El martes 15 de octubre por la mañana, en la calle de Santísima Trinidad en Madrid, saliendo de la Biblioteca Pública me solicitaron documentos y me hicieron esperar hasta que lograron comunicarse. Me surgen, como a Mohamed Gerehou, varias preguntas:

1º ¿Tienen derecho a preguntar si llevo drogas, “un porro”, o si “porto armas”?. ¿Si llevo la vianda y llevo cuchillo y tenedor, me considerarán “armado y peligroso”? ¿Las aspirinas no son drogas?

2º ¿Qué derecho tienen, si me están “identificando”, a revisar mi mochila o a pedirme que vacié los bolsillos, a comentar entre ellos lo que llevo en ella, o a pedirme que mantenga las manos fuera de los bolsillos de mi pantalón (costumbre que tengo desde los 4 años)?

3º ¿Tengo derecho a negarme a responder a sus preguntas? ¿Para qué me preguntan si he sido detenido alguna vez? Mentir es pecado, solo es delito si es ante un juez. Además, yo soy ateo.

4º Dos sujetos sin uniforme se identifican como policías. ¿Y cómo puedo saber si son policías o no? ¿Me puedo negar a identificarme hasta que vengan uniformados?

5º El 64B o 6B4, no recuerdo el número del vehículo, que me hizo perder mi tiempo estaba mal aparcado sobre la calzada par de Santísima Trinidad en la zona de Metro Iglesia, si algún vehículo lo embiste o no puede pasar, ¿nadie es responsable de eso?

Policías con la bandera de España en el cargador del arma, con cintas con los colores rojo y amarillo en la antena de la moto y algunas otras “exquisiteces” más, son algunas de las cosas que debe soportar el ciudadano promedio. Mientras que la inseguridad en el metro, en cercanías o en el transporte público es cada vez mayor. Siempre la culpa es “de los jueces que los dejan salir así como entran”, o de “las leyes que protegen a delincuente”. La poca falta de profesionalismo y demasiadas series de televisión o películas nunca son mencionadas.

Por una “identificación” en el metro de Cuatro Caminos, llegue media hora tarde a mi trabajo y me costó 60 euros. Cuando fui a la comisaria de la zona a buscar un justificante, me tomaron los datos y me dijeron que me llamarían. De eso ya van cuatro años. Por todo esto y algunas otras cosas, me mantengo en mi afirmación inicial: Solo se busca intimidar, ejercer poder sobre el otro. “Yo soy la ley” decía el Juez Dreed y Stallone en una película de los 80, antes de empezar a disparar. Esperemos no llegar a esos extremos. Una aclaración, no soy ni negro, ni chino ni magrebí. Nací en Buenos Aires, y tengo nacionalidad española por mi madre. Si vuelvo a ser “demorado” para ser “identificado” no pienso responder ninguna pregunta, ni dejar que revisen mis pertenencias. Prometo volver a escribir contando lo que suceda.

Lampedusa, el llanto no es suficiente

Por Pedro García

Tendremos que hacer un análisis de lo ocurrido en Lampedusa pero también tendremos que enfrentarnos y afrontar el hecho de los miles de personas que arriesgan todo, incluso su vida, buscando un futuro mejor. No dejan sus países porque les gusta o les apetece.Lampedusa Dejan sus familias, sus raíces, porque no pueden sobrevivir, porque no pueden garantizar la comida de sus hijos ni un futuro para ellos. E hipotecan sus vidas, las ponen en manos de mafias que les “ayudan” a cruzar esos pocos kilómetros y que les abandonan a su desgracia. El llanto es necesario, pero no es suficiente. Debemos entender el reto que se nos presenta y trabajar para que todas las personas que habitamos en el mundo tengamos derecho a una vida digna.

¿Existe una campaña encubierta para echar a los inmigrantes por cansancio burocrático?

Por Laura

Soy un mujer cubana de 32 años, técnico de laboratorio, empleada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, a quien se le descuenta el 5% de su sueldo como a cualquier funcionario de la Comunidad de Madrid, sin serlo.

Nieta de un ciudadano español nacido 105861en Cuba y bisnieta de un santanderino y una canaria. Mi abuelo votaba en el consulado de España en Cuba y residía en La Habana y yo aún no puedo ejercer mi derecho al voto, después de 12 años viviendo es este país. No sé si por suerte o por desgracia porque menuda responsabilidad…

Cumplo con todas mis responsabilidades, hago la declaración de la renta cada año, pero no puedo opositar y casi ni hacer el examen del carné de conducir.

Las cosas son más difíciles para los que decidimos emigrar, como ahora podrán comprobar mis compañeros biólogos investigadores, pero tengo la impresión de que el Ministerio de Justicia lleva un retraso de resolución de expedientes de nacionalidad española algo sospechoso. Para mi gusto, al menos poco productivo.

En mi caso el ‘vía crucis’ lo empecé en 2008 (hice la entrevista  con preguntas sobre cultura general, la redacción sobre todos los temas que me solicitaron…) y a estas alturas sigo esperando una respuesta diferente de la que puedo obtener del Ministerio haciendo la consulta telemática recomendada por la señorita que me sale al teléfono de atención al ciudadano.

Como en este país se estila el cachondeo, cuyos profesores son los políticos, y la gente sólo se da por enterada y empatiza cuando los medios de comunicación intervienen, quiero denunciar mi caso públicamente.

La salud, la inmigración y la demagogia

Por Luis Fernando Crespo Zorita 

La ley de Extranjería, que fue aprobada por una amplia mayoría parlamentaria pero no por el PP (dimisión del Ministro Pimentel), consolidaba en su artículo 12 la asistencia sanitaria para todos los empadronados, autóctonos o foráneos. Aznar hizo la campaña electoral del año 2000 prometiendo mano dura contra la inmigración, y ya entonces pretendía acabar con el “turismo sanitario”; cuando obtuvo mayoría absoluta endureció absolutamente las condiciones de acceso y permanencia de los inmigrantes en España pero no se atrevió a tocar el artículo 12.  Alguien le convenció de que además de extranjeros “irregulares” tendríamos enfermos desasistidos, y ninguna sociedad democrática puede permitirse este lujo. Ahora la amenaza universal de la crisis parece justificar los recortes más aberrantes contra la libertad y contra los derechos humanos fundamentales de los más débiles, o lo que es peor aún, como ha hecho Rajoy, le ponen precio de mercado.

El sistema público de salud es un sistema de protección social, esto es, todos aportamos aunque no todos lo necesitemos. Los estudios realizados por organismos públicos y privados sobre cuál es la aportación de los inmigrantes al sistema de salud y cuál es el gasto siempre son positivos: aportan más de lo que reciben. Los inmigrantes, regularizados o no, son sobre todo trabajadores jóvenes, solo acuden al médico cuando es absolutamente imprescindible para mantener sus  condiciones físicas y psíquicas para  el empleo.

Cuidar la salud es un derecho humano básico pero también un mandato constitucional para las Administraciones y un deber para cada ciudadano; por interés público y salud colectiva las administraciones deben facilitar esta labor de todos y para todos. Lo demás es demagogia, por no atreverme a decir racismo.

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