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Entradas etiquetadas como ‘igualdad’

¿Son las reformas un asunto de hombres?

Por José Antonio Pozo Maqueda

Víctor Pérez DíazResulta curioso observar que en el comité de expertos que se creó para la reforma de las pensiones, de sus doce miembros uno solo era mujer (el 8,33%), Mercedes Ayuso, catedrática de Econometría, Estadística y Economía Española de la Universidad de Barcelona; y que en el comité de expertos –“profesionales económicos y tributarios de reconocido prestigio” en palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría– para la reforma integral del sistema tributario español, recientemente constituido, entre los nueve miembros que lo componen no hay ninguno que sea mujer (el 0%). Debe de ser que las pensiones y los impuestos, al igual que aquel famoso brandy español, son solo cosa de hombres.

El mito de la igualdad de oportunidades

Por José Antonio Pozo Maqueda

La secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, tiene toda la razón del mundo cuando afirma: “Un título universitario ya no basta para lograr un empleo medio o alto”. Aunque yo añadiría que el “ya” sobra, porque casi nunca un título universitario ha sido suficiente para acceder a los empleos medios y altos mejor remunerados. EstudiantesEs un hecho evidente que para acceder a un empleo medio o alto la extracción social juega un papel fundamental; siendo más probable que los ocupen los universitarios de extracción social alta que los de extracción social baja: la sociedad –y cuanto más desigual sea con más razón-en ausencia de mecanismos equilibradores –lo que ocurre con mayor frecuencia cuanto mayor sea el protagonismo de un mercado sin cortapisas- se limita a reproducir las desigualdades existentes o, incluso, a profundizarlas. La tan cacareada igualdad de oportunidades no deja de ser un mito o, en el mejor de los casos, una declaración de principios vacía de contenido. Vamos, pura ideología para escamotear la realidad.

¿Desiguales o desigualdades?

Por Victorio Martínez

Mapa muncial de la desigualdadLas personas por naturaleza no somos iguales. Hasta ahí bien. Pero a partir de ahí, según el Gobierno de turno y las políticas que desarrolla, vienen los problemas y las desigualdades.

Qué casualidad que siempre perdemos los mismos: el 99% de la sociedad. ¿Cómo es posible que el 1% dominen al resto de la ciudadanía? Pienso que la culpa es nuestra, del 99%. No actuamos cuando nos quitan lo nuestro. Tampoco hacemos nada cuando recortan nuestros derechos que tanto esfuerzo y lágrimas nos han costado. Miramos el fútbol, ¡ojo!

Por eso las élites nos quitan lo nuestro y nos obligan a cumplir so pena de sanción o cárcel lo que ellos incumplen todos los días. Saben que no tienen razón pero su billetera se llena de nuestro dinero. Durante esta crisis provocada, que se inició en aquel verano de 2007. Desde entonces nosotros somos más pobres y ellos, los poderosos, más ricos. A partir de aquí aumentan las desigualdades entre los pueblos y en los pueblos entre los ciudadanos.

No se puede permitir que haya menores pasando hambre y mayores sufriendo necesidades. Es inhumano que se gaste en un retrato de un político más de 100.000 euros, en fanfarrias religiosas y otras inutilidades de alta alcurnia política y que haya niños que no tengan para comer o personas mayores que tengan que dejar de tomar medicamentos que necesitan para vivir. Esto son desigualdades. Que paguemos impuestos y ellos defrauden también son desigualdades.

Es urgente actuar para evitar y prevenir las necesidades en la parte más débil de la población: niños, mayores y personas con discapacidad. La escasez aumenta en la mayoría de la población por culpa de los recortes del Gobierno de Rajoy y por la falta de unas medidas de prevención. Seguimos siendo desiguales por naturaleza, con muchas desigualdades por inhumanidad política.

Garantía de decencia y equidad laboral en las etiquetas de las prendas de vestir

Foto: Mrskyce / Flickr

Foto: Mrskyce / Flickr

Por Alejandro Prieto Orviz

Llámese manía, hipersensibilidad o tontería. El caso es que siempre he tenido problemas con las etiquetas de la ropa que están en contacto directo con la piel. Podría decirse que su eliminación forma parte de un ritual y, en bastantes casos, algún mosqueo, pues vienen cosidas a conciencia (incluso mejor que las costuras de la prenda). Información sobre la talla, composición, cuidado y mantenimiento o lugar de procedencia, pero no sobre las condiciones laborales en las que fueron producidas.

El abuso y la desconsideración hacia las personas son asuntos que no inciden negativamente en la bolsa ni en la prima de riesgo. Si existen acreditaciones de la calidad de elaboración, procedimientos y controles de la trazabilidad y homologaciones de seguridad de los artículos de cara al consumidor, ¿por qué obviar las cuestiones relativas a la dignidad y salud de los trabajadores? Ojalá llegue el día en que la marca CE (Conformidad Europea) y otras similares sean garantía de decencia y equidad social. ¡Cuántos productos perderían atractivo e interés si en la etiqueta o manual de instrucciones constara el sufrimiento y coste humano empleado en la fabricación de los mismos!

Discapacitados, la otra división

Por Cecilia Felguera Sánchez

MinusvalidosRecientemente se han cumplido 31 años de la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI). 31 años que han pasado pero aún seguimos marginando a la diversidad funcional: entradas de segunda categoría en edificios nuevos —como si no fuesen dignos de entrar por la puerta principal—, lavabos especiales que los dejan fuera de la división «femenino/masculino» y muchas barreras arquitectónicas que llevan muchos años entre nosotros y todavía no han desaparecido. Por no hablar del difícil acceso que tienen estas personas, aun teniendo estudios, a determinados puestos de trabajo, donde no se ve más allá de su discapacidad o de su silla de ruedas.

Han pasado 31 años pero hay cosas que permanecen. Es hora de un cambio de mentalidad y de empezar a incluir a todos por igual, pues todos somos personas (no objetos) con los mismos derechos.

¿Dependerá la esperanza de vida de la posición social?

Por  Alejandro Prieto Orviz (Gijón)

Si aspectos tales como la calidad y cobertura de la sanidad pública, la desigualdad entre clases sociales o el acceso a una alimentación adecuada inciden en la esperanza de vida de la población, cabe preguntarse si las previsiones publicadas al respecto pecan de optimismo. Se pronostica que en las próximas tres décadas la media de vida aumentará en unos 5 o 6 años, sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) anunció en enero de 2012 que esta había disminuido unas centésimas. FetoPor otra parte, organizaciones como Cruz Roja, Intermón Oxfam o Cáritas coinciden al señalar que la dinámica de empobrecimiento de las familias y el debilitamiento de las funciones protectoras del Estado están conduciendo a millones de personas hacia situaciones de vulnerabilidad de difícil retorno (un 40% de la ciudadanía podría encontrarse en la pobreza dentro de diez años) y causando una honda fragmentación social. O sea, si la realidad del momento es cruda y los análisis sociales acerca del futuro próximo incrementan la dureza, quizás convenga matizar que la esperanza de vida dependerá en buena medida de la posición social.

Empeño por alterar el orden de la naturaleza

Por Lluis Esquena Romaguera

Europa asiste durante estos días a un momento especialmente delicado por la pretensión de redefinir una de las instituciones básicas de la sociedad: el matrimonio formado por un hombre y una mujer.

105853-620-282El “efecto dominó” del empeño de algunos Gobiernos de alterar el orden de la naturaleza y de que se instale jurídicamente el mal llamado “matrimonio homosexual”, constituye un experimento de revolución social con negativas consecuencias para el futuro.

La decisión de la Cámara de los Comunes británica, o la reciente aprobación en Francia de los primeros artículos de la ley de Hollande, pese al amplio rechazo social manifestado en la calle, son datos de una ceremonia de la confusión que se pretende alcance a todos los Gobiernos del planeta. Todo hace indicar que detrás hay grupos potentes, ideológicos y/o económicos.

Educación, la oportunidad para una vida digna

Por Albert Tarradellas  (Director de Cooperación de Intervida)

Con el propósito de promover mayor conciencia sobre la necesidad de erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, el 17 de octubre se conmemoró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, declarado en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta necesidad se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo y es por lo que trabajamos las ONG como Intervida, que aspiramos a contribuir a que se produzcan cambios positivos en las vidas de las personas.

Cierto es que por primera vez desde que el Banco Mundial comenzó a analizar los niveles de pobreza, esta ha disminuido en muchas de las regiones denominadas en desarrollo. Sin embargo, las estimaciones indican que cerca de mil millones de personas -un 16% de la población-, seguirán viviendo con menos de 1,25 dólares al día en 2015. Es lo que llamamos vivir en extrema pobreza.

La erradicación de la pobreza y la desigualdad son imperativos morales de todas las sociedades del mundo. Debería ser una lucha prioritaria porque, entendida como el resultado de la falta de oportunidades, puede cambiar si se diseñan las políticas necesarias para reducir los obstáculos que limitan la participación de todos en el desarrollo. Así, tener acceso a una educación de calidad y a oportunidades laborales dignas es fundamental para romper con el círculo de la pobreza. Si las personas tienen las mismas oportunidades, la falta de recursos económicos pasa a un segundo plano y las capacidades individuales adquieren el protagonismo. La capacidad de superación, de romper con el orden establecido, de tener el valor y la fuerza para cambiar las cosas y de demostrar lo que se quiera demostrar… todas estas habilidades toman sentido si la persona no es excluida por sistema de los beneficios que otros tienen por el simple hecho de haber nacido en un lugar o en otro.

Está demostrado que las sociedades que ofrecen un mínimo de oportunidades a todos sus individuos son las que logran avanzar en la erradicación de la pobreza. Las ONG que apostamos por la educación como uno de los principales motores de desarrollo, lo hacemos con el objetivo de ofrecer más oportunidades que permitan a los niños y a las niñas optar a una vida más digna.