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Entradas etiquetadas como ‘guerra’

Guerra y paz: asumir la diferencia

Por Pedro Punzón

La viñeta del dibujante Eneko del día 16, en la que aparecen en la parte superior dos siluetas humanas, una en color blanco y otra en negro, apuntándose con sendas pistolas y con la leyenda “GUERRA”, en la parte inferior, ambas siluetas han intercambiado la mitad de sus colores, con lo que ambas aparecen, mitad blanco y mitad negro, sin pistolas y con la leyenda “PAZ”, se me antoja de una agudeza extraordinaria.

Guerra y paz

Viñeta de Eneko

Refleja que cuando vemos al “otrodiferente -sea esta diferencia, de raza, religión, ideología, condición social, etc.- y además identificamos “el ser diferente” con ser contrario, rival, competidor o, en el peor de los casos y por desgracia frecuente, enemigo, la desconfianza, el recelo y el enfrentamiento están a un paso. Abundan los ejemplos en la historia. Los más cruentos e incoherentes, los causados por las diferencias religiosas que, cuando no han sido la causa principal, sí  aparecen como un ingrediente destacado y “bandera de razón” de alguna de las partes enfrentadas;  también los provocados por ideologías de extremos y  nacionalismos excluyentes, que dibujan al “otro” como la causa de todas las frustraciones y males que les aquejan.

La Guerra Caliente

Por Francisco Pineda Zamorano

Pensar que la Guerra Fría terminó con la caída del muro de Berlín es, simplemente, de bienintencionados. Es cierto que desapareció el bloque socialista soviético y con ello quedaron abiertas todas las opciones para el desarrollo del otro bloque, el capitalista, eufemísticamente llamado occidental. Pero en pocos años pudimos comprobar que la guerra fría iba tornándose en guerra caliente con un gran número de conflictos armados que han mantenido y mantienen nuestro planeta en guerra permanente.

En estos momentos, Ucrania se convierte en epicentro de la lucha de poder de los bloques. Todo parece apuntar a un desenlace de guerra civil a las puertas de Europa permaneciendo la Unión Europea agazapada por sus necesidades del gas ruso. Pero los conflictos no han cesado en otras partes del mundo: Afganistán, Irak, Líbano, Palestina, Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur, Congo, Colombia, Corea, Egipto y otros de baja intensidad que afectan fundamentalmente al continente africano.

Si la consigna en la Guerra Fría era dotarse de mayores arsenales para persuadir al enemigo y ambos bloques se pertrecharon de material atómico suficiente para hacer desaparecer la Tierra cien veces, en la Guerra Caliente actual lo que prima son los intereses económicos por encima de todos los demás, con unos beneficios extraordinarios para las empresas armamentísticas que hacen su agosto particular.

Dos manifestantes prorrusos vigilan un punto de control cerca de Krasnyi Liman, Donetsk, Ucrania. (Evgeniy Maloletka / EFE)

Dos manifestantes prorrusos vigilan un punto de control cerca de Krasnyi Liman, Donetsk, Ucrania. (Evgeniy Maloletka / EFE)

Lo que ha cambiado en el tablero son los actores. Hoy intervienen muchos más que entonces: China, que está comprando tierras en medio mundo, sobre todo América Latina y África; Rusia, que aprovecha su poderío en recursos naturales para poner en jaque; países emergentes como Brasil, India, Sudáfrica e Indonesia que juegan sus cartas cada vez más potentes. En medio, como siempre, los países empobrecidos que sufren en su territorio y con su gente los intereses de unos y otros por hacerse con sus riquezas, poniendo en peligro permanente la estabilidad política, social y económica, abortando las opciones de desarrollo real y la aplicación de estrategias basadas en las políticas públicas.

Es cierto que el final de la Guerra Fría ha alejado (momentáneamente) el peligro de un conflicto nuclear, pero no lo es menos que los arsenales siguen intactos, renovados y listos para ser utilizados en cualquier momento. Mientras tanto, continuarán jugando a las guerras de sus intereses particulares, considerando a la mayoría silenciosa mundial como simples peones a utilizar en un diseño malvado de ignominia y desesperación.

Los organismos internacionales, especialmente Naciones Unidas, ya no son garantía de nada. Hemos visto cómo pasan de puntillas sobre conflictos muy graves y sólo han cumplido bien con su misión de asistencia humanitaria a desplazados y víctimas de los conflictos. Es decir, la plasmación de su misión sería la correspondiente a una gran ONG mundial, más que a un estamento vigilante del cumplimiento de los derechos humanos, la paz y el desarrollo mundial.

Siria y las armas químicas

Por Santiago González Vallejo

Abrumado por la hipocresía, a la que hay que desenmascarar. Ahora hay armas químicas en esa guerra y hay potencias que se prestan a matar ¿con armas físicas? a más gente de cada bando.135331

Las armas químicas las utilizó Israel en Gaza, con Palestina ocupada, en el invierno 2008 al 2009 y seguramente en otras ocasiones. Hubo más de 1000 asesinatos en ese estallido de gran intensidad y no pasó nada para esos mismos hipócritas que se rasgan ahora las vestiduras. No convenía.

Ahora parece que hay asesinatos de sirios por armas químicas, antes los había de armas ¿físicas?, ambas suministradas por otras potencias y en lugar de forzar una conferencia de paz, una serie de potencias y satrapías, con un mapa geopolítico ajeno a los intereses del pueblo sirio y árabe, quiere tras la guerra informativa consiguiente, intervenir; destruyendo Siria. Sin interés en forzar la paz y dejar de suministrar armamento a cada bando.

Pobres sirios, unos y otros, con esas potencias y satrapías como aliados, coyunturales.

La grave situación de Egipto

Por Patxi Aznar

Egipto se encuentra al borde de la guerra civil. Cuando los militares dieron el golpe de Estado, pensaron que todo quedaría bajo su control, pero como se puede ver, no ha sido así, pues una parte importante del pueblo no está de acuerdo en que los militares marquen el ritmo diario. En este punto quiero dejar claro que, mientras que la Unión Europea condenaba dicho golpe, el senador demócrata norteamericano, J.Kerry lo definía como la vuelta a la democracia. Seguramente, como ya ha sucedido en numerosas ocasiones, los intereses, en este caso de los de Estados Unidos, están jugando, desgraciadamente, un papel que no les corresponde.132462

Por otro lado, como ya he dicho en varias ocasiones, está clarísimo que desde que los Hermanos Musulmanes llegaron al poder, no se les ha faciltitdo la ayuda exterior que ellos habían pedido.
En estos momentos la sociedad egipcia está claramente dividida entre aquellos que apoyan a Morsi, el presidente depuesto, y los otros que no lo hacen. Cada vez los ánimos están más encendidos y un posible escenario bélico parece cada día que pasa más factible.

Pienso que para que no se produzca un fatal desenlace, los Estados Unidos, que son los que otorgan importantes subvenciones al actual Gobierno, surgido de un golpe militar, deberían de presionar a éste, para que el actual gobierno intentase llegar a un acuerdo con los depuestos Hermanos Musulmanes que pusiera punto y final al posible estallido de la guerra, que seguramente no sería bueno absolutamente para nadie.

Egipto, un problema

Por Jaume C.

132379El quid de la cuestión en el caso de la grave situación que vive Egipto no es otro que la forma de entender la democracia por parte de los islamistas, que han gobernado el país en el último año con desprecio de las minorías religiosas y sociales. El dilema sigue en pié en toda su crudeza: o libertad y respeto a las diversas minorías bajo la vigilancia del Ejército, o sometimiento al Islam según es interpretado por los Hermanos Musulmanes.

La guerra civil de Siria es todo un espejo de lo que puede ocurrir en Egipto y puede que en otros países norteafricanos, de no llegarse rápidamente a un compromiso.

Corea del Norte, el matonismo enfebrecido

Por Agustín Arroyo

Corea del norte no cesa de acrecentar sus provocaciones contra Corea del sur. La exaltación inexplicable y el culto a la personalidad de Kim Jong-un no deja de provocarnos, cuando menos, un glacial y repulsivo escalofrío. Las multitudinarias liturgias de corte militar nos recuerdan, por desgracia, a las wagnerianas escenografías de la teatral y eficaz maquinaria propagandística nazi en NuKimremberg. Los ampulosos y descerebrados discursos de los dictadores tan sólo sirven para avivar la condición más repulsiva de ciertos países o naciones, el hipernacionalismo fanático de naturaleza vengativa, revanchista y sangrienta.

Las uniformidades gregarias bramando con enardecimiento el comienzo de la barbarie dibujan un espectáculo tan lamentable como indecoroso. La ONU y el Consejo de Seguridad deben presionar al gobierno de Corea del Norte por la vía diplomática para que abandone esta actitud de matonismo enfebrecido. No se puede tolerar que un país no demasiado grande ni influyente en el concierto de las naciones ponga en peligro la pervivencia de una cierta estabilidad mundial arriesgando el control sobre proliferación nuclear en la península del paralelo 38º.

Guerra de cifras: pierde el ciudadano

Por Javier Portela (Escuela Universitaria de Estadística. Universidad Complutense de Madrid).

Tras la manifestación en Madrid del 14 de noviembre, la Delegación de Gobierno cifró en 35.000 los asistentes. Los organizadores, en un millón. El artículo 20, 1, d) de la constitución reconoce al ciudadano el derecho fundamental de “recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Y las instituciones públicas deberían velar más que nadie por nuestros derechos. El recuento de manifestantes suele realizarse a partir de la parcelación del espacio ocupado en áreas de igual densidad y de la estimación de las densidades en número de personas por metro cuadrado. Hoy en día la información digital facilita enormemente la tarea, y la estimación de densidades en el lugar se puede realizar con tres o cuatro equipos de 2 personas, para obtener una estimación de precisión satisfactoria para el ciudadano.

En el caso del 14-N, sin muchos medios, dividiendo las áreas ocupadas, utilizando el cálculo de áreas que hoy es sencillo obtener por Internet, y estimando densidades in situ en el momento de mayor aforo se obtiene una estimación del número de asistentes entre 175.000 y 260.000.

¿Es poco? Nuestras referencias sobre la cantidad de asistentes suelen estar sesgadas hacia valores demasiado altos, pues las cifras en eventos anteriores adolecen de la misma inexactitud que las del 14-N. Y nos acordamos vagamente de las cifras más altas, del millón, como una referencia. Pero es habitual que las cifras se inflen, aún en caso de estimaciones realizadas con cierta conciencia. Frecuentemente se utilizan densidades estándar de 3 o 4 personas por m2 cuando la densidad real es mucho menor.

La estimación de densidades in situ es más que necesaria pero no suele ser la práctica habitual. Además la construcción de áreas debe realizarse con cuidado pues los jardines, estatuas, coches, etc. reducen mucho el espacio disponible o bien la densidad. Por ejemplo, en la manifestación del 14-N el tramo de mayor densidad, la calzada central desde Colón hasta Cibeles, arrojaba una densidad promedio de poco más de 3 personas por metro cuadrado, con un mínimo de 2.5 y un máximo de 4. En los parterres y zona ajardinada de ese mismo tramo la densidad baja a 0,25-0,50 y en los laterales estaba entre 0,5 y 1 persona por metro cuadrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta ahora, salvo en tres posibles excepciones (23-F, M. A. Blanco, 11-M), no se ha alcanzado el millón de asistentes en una manifestación en Madrid. Incluso habría que revisar bien esos datos: la cifra de 2 millones, consensuada en los medios, en la marcha tras el atentado del 11-M, situaría en un área limitada de Madrid al equivalente a la población conjunta de Valencia, Sevilla y Málaga. Son protestas que comparte casi toda la población y ello juega a favor de unas cifras espectaculares que a nadie le interesa cuestionar. Esto tiene un pernicioso efecto inflacionista en manifestaciones posteriores, donde los organizadores se ven obligados a proclamar cifras astronómicas.

Como consecuencia, mucha gente piensa que para que una manifestación en Madrid sea un éxito debe aproximarse a la cifra psicológica del millón. Eso es ciertamente absurdo, pero ¿cuándo se debe considerar que una manifestación es un éxito? Hay ciertos aspectos que nos pueden ayudar a evaluarlo en términos relativos, como pueden ser el colectivo representado, el motivo y el municipio. Puede tenerse en cuenta además la experiencia en el tiempo del mismo tipo de manifestaciones, y dónde se sitúa la que queremos calificar en comparación con las anteriores. Por ejemplo, en el caso del 14-N, aún a falta de estudios e información histórica fiable, salvo honrosas excepciones(1), la asistencia a esta marcha estaría por encima del 80% de las manifestaciones históricas del mismo motivo (contra la política de Gobierno), colectivo (general) y municipio (Madrid). Lo que los organizadores podrían considerar un éxito o no, dependiendo de sus expectativas a priori.

Es necesario por último hacer una reflexión sobre la frivolidad con que Gobierno, organizadores e incluso medios de comunicación abordan esta cuestión de las magnitudes estadísticas. No es ya que los ciudadanos tengamos derecho al saber, para ser más conscientes de nuestra realidad, y nos hayan escamoteado las cifras, conociéndolas. Es que posiblemente no se han permitido el esfuerzo de una estimación privada. Y entonces, ¿cómo puede el gobierno evaluar el malestar social, tenerlo en cuenta, o incluso permitirse ignorarlo, si no sabe cuantificarlo ni de manera aproximada?, ¿cómo pueden los organizadores sopesar si ha calado su discurso en la sociedad y si realmente esta es partícipe de la protesta?, ¿en qué se apoyan los medios de comunicación para presentar tantos análisis y opiniones cuando nadie ha dado ni una cifra cabal del número de manifestantes?

(1). Manifestómetro: recuento de multitudes y significados de la movilización. R. Adell. EMPIRIA. Revista de metodología de Ciencias Sociales nº 9 (2005).

Como siempre, el espectador sale malparado

Por Sergio Castillo Herrero

El lunes pasado las cadenas emitieron sus grandes apuestas de la temporada al mismo tiempo. Quería expresar mi descontento por hacer coincidir La que se avecina, Tu cara me suena e Isabel, además de Titanic y El partido de la Liga, pues de esta estúpida «guerra» que mantienen las grandes cadenas por imponerse las unas sobre las otras solo sale malparado el espectador, como siempre. Y es así como se crean críticas a las producciones españolas y sobre todo un fomento de la piratería que también les perjudica a ellos. Por favor, hagamos buena televisión de la que todos podamos disfrutar, ya que sobran días de la semana para ver buenos programas sin tener que perder el hilo de otros de igual calidad.