Por Francisco Javier España Moscoso
Si el orden de los factores no altera el producto, permítanme una licencia sobre el refrán “mal de muchos, consuelo de tontos”, y esto lo digo, por el tratamiento que se le está dando al repunte estacional del empleo y al espejismo que suponen los datos de afluencia turística de junio, algo que podríamos definir como un “consuelo de tontos” que no soluciona el “mal de muchos” que es el paro de larga duración, o dicho de otra manera, la desaparición de cualquier opción de encontrar un trabajo estable.
El problema, lejos de enmendarse, se mantiene. La destrucción de empleo en el sector industrial es ya espantosa, dejando los polígonos prácticamente desiertos y mientras tanto, un Gobierno que nos vende, como panacea y entre alardes, que en junio han entrado más turistas que en 2012, a sabiendas de que ese sector solo representa una horquilla de entre un 11 y un 13 % del PIB y sobre todo, mucho empleo basura.
Sinceramente, no sé que hoja de ruta sigue este Gobierno, ni quién la impone, pero cada vez se hace más urgente contestar a esta pregunta: ¿para cuándo un modelo productivo estable?