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Entradas etiquetadas como ‘elecciones’

¿Quién paga la corrupción?

Por César Moya Villasante

El expresidente balear, Jaume Matas (EFE).

El expresidente balear Jaume Matas (EFE).

Es agotador escuchar cada día las denuncias, los imputados, los juicios que se demoran años, las sospechas de casos nuevos.  Pero con todo ello nadie paga la corrupción.

Los poquísimos que van a la cárcel salen enseguida, como Matas, Isabel Pantoja y otros. Todos están aforados, como Barberá, que además no va al Senado porque «se enfada», pero que sigue cobrando. No se actúa políticamente contra nadie.

¿Alguien puede pensar que esta sociedad pueda avanzar con una corrupción a la que algunos políticos gobernantes dan protección? Y tienen la desfachatez de pasar el muerto a los jueces, cuando ellos tienen el poder absoluto. Si provocan nuevas elecciones puede que algunos lo paguen. Y todos, con más abstención.

 

 

El gran negocio de los pactos electorales

Ni los españoles somos tontos ni ellos son los únicos inteligentes

Por Francisco Herranz González

El presidente en funciones, Mariano Rajoy (EFE).

El presidente en funciones, Mariano Rajoy (EFE).

Repasando su periódico del pasado viernes 26 de febrero quedo asombrado por el cinismo del actual presidente del gobierno en funciones, el Sr. Mariano Rajoy, asegurando que su grupo no puede abtenerse en la investidura de Pedro Sánchez porque su proyecto es mejor.

Después de los cuatro años de despropósitos en las leyes que han presentado y que han convertido la vida de miles de ciudadanos en un infierno por los recortes, abusos de poder y casos de corrupción que aún hoy siguen poniendo en cuestión para defender lo indefendible, yo le pregunto a este señor, con todo mi respeto,  que cómo pretende que el ciudadano de a pie pueda creer en sus promesas cuando al fin y al cabo, lo que le ofrecen es lo mismo que él sugería hace un mes sobre un gran pacto, habiendo sido él quien renunció a intentar crear gobierno cuando el rey se lo solicitó.

A ver si de una vez este señor y los que le acompañan dejan de pensar que los españoles somos tontos y ellos son los únicos inteligentes.

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¿Gobiernan para todos?

Por Plácido Cabrera Ibáñez

La militancia socialista votando el pacto PSOE-Ciudadanos (Atlas).

La militancia socialista votando el pacto PSOE-Ciudadanos (Atlas).

Durante estos días se han multiplicado las conversaciones entre los partidos políticos para formar acuerdos de investidura y de gobierno. El PSOE ha decidido realizar una consulta a sus 190.000 afiliados, para conocer el grado de satisfacción de su acuerdo con Ciudadanos.

Resulta muy fácil hablar de progreso y transparencia, pero la realidad es que la decisión de pactar o no con otros partidos no se le preguntó a los 5.530.779 que depositaron su voto por el PSOE. Ahora resulta que la consulta se ofrece solo a los militantes que son el 3,44 %  de los votos obtenidos.

Pienso que ya es hora de que los partidos políticos presenten a los ciudadanos todas sus cartas antes de las elecciones y estos conozcan de antemano todos los entresijos, acuerdos y pactos que podrán hacer con su voto.

También resulta muy sencillo hablar de tolerancia y decir que gobernamos para todos, pero los hechos muestran fácilmente la poca veracidad de estas palabras, cuando no se está dispuesto a llegar a acuerdos con el PP, que obtuvo 7.215.752 votos.

 

 

¿Negociación de partidos o reparto de prebendas?

Por Luis Fernando Crespo

Pedro Sánchez y Albert Rivera durante la firma de un acuerdo de investidura (EFE).

Pedro Sánchez y Albert Rivera durante la firma del acuerdo de investidura (EFE).

¿Están negociando o repartiéndose las prebendas? El secreto y oscurantismo utilizados confirman la irresistible tendencia de los políticos españoles para apropiarse de la Administración, contribuyendo así a promover la percepción generalizada de que el servicio público no es tal, y sí un premio político que se otorga a los más fieles colaboradores partidarios, o un pago que se realiza para comprar a los contrarios, obviando que la Administración es de los ciudadanos y que la ponemos a su disposición, para que puedan hacer frente a la tarea encomendada. ¡Han de conseguir formar gobierno ya!

Sinceramente, creo que las estrategias para quitar candidatos rancios y poner otros novísimos, quitar unos novísimos y poner a otros sorprendentes; jugar con los aspirantes y el tiempo, dejando que se abran camino a codazos; entrar a degüello en la intimidad de los otros para destrozarlos; proclamar la integridad sin tacha de los nuestros frente a la insidia del contrario, y las maniobras que nos quedan por sufrir en este festival postelectoral interminable, no garantizan el éxito de ninguno, y sí contribuyen a alejarnos a los ciudadanos de las urnas.

¡Han de conseguir un gobierno ya! De no hacerlo parecería que votamos únicamente para que sean unos y no otros los que disfruten de lo público y de sus corruptelas, de aquello que no está al alcance de nosotros, el común de los mortales, que merecemos votar, pero no gobernar, como ellos, los elegidos.

 

Carta abierta a Pablo Iglesias: «No ha estado muy acertado»

Por Gerardo Seisdedos

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Pablo Iglesias, con la cúpula de Podemos, en una rueda de prensa. (EFE)

Me dirijo a usted como líder de Podemos, movimiento ciudadano que surgió de la indignación ciudadana para regenerar la vida política, y para intentar ilusionar a muchos españoles, tarea nada fácil ya que existen muchas presiones, tanto de sus filas como de las de sus socios de coalición y no digamos de los poderes económicos, para recordarle que no ha estado muy acertado, según mi humilde opinión, al revindicar vicepresidencias, sillones y ministerios, pues eso supone dar carnaza a los depredadores políticos, que están ansiosos por despedazar a una fuerza que amenaza sus privilegios, además, y mas importante, perder credibilidad entre sus votantes.

Por tanto sugiero señor Iglesias prudencia y paciencia. No importa no tener carteras ni vicepresidencias ni poder. En la época de la Transición, el PSOE consiguió muchas más mejoras sociales en la oposición que en todos los años que gobernó. Y si no pregunte a sus mayores o infórmese en las hemerotecas.

¿Qué pasará si Trump llega a ser presidente? Ojalá nunca lo sepamos

Por David Núñez Díaz

Donald Trump (Archivo).

Donald Trump (Archivo).

Muchas cosas en política me sorprenden, algunas me dan miedo, pero solo hay una que me da pavor, y esa es la posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones en los Estados Unidos.

Este americano ultraconservador ampliamente conocido a nivel mundial, inició su campaña política diciendo algunas barbaridades de las que nadie podía dar crédito de estar escuchando, pero en su momento aparentemente quedó todo como un esperpento político que recordaba más los años 20 que cualquier momento actual.

La cosa fue empeorando y en la actualidad, Trump hace declaraciones absolutamente al estilo de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué puede pasar si este individuo llega a ser presidente algún día? Espero que nunca lo sepamos porque sin duda esto pinta fatal.

 

 

 

Necesitamos empresarios que comprendan que hay de contratar con un salario digno

Por Juan Muñoz

Dinero.Sorprenden la propuestas de algunos partidos políticos para resolver el grave problema del paro. Me refiero, por ejemplo, a que se exima del pago de la Seguridad Social, o que el estado complemente un salario bajo, o que no se tribute IRPF el primer año, eso sí, mientras no se consiga un sueldazo, o si trabaja pasados los 65 años.

¿Cuánto es, para el ilustre pensador de esa idea, un sueldazo? Si nos dicen por activa y por pasiva que la Seguridad Social deviene insostenible, ¿porqué tiene que soportar dicho sistema los costes de la solución de este problema? ¿Porqué el Estado tiene que complementar el sueldo de un trabajador? ¿Porqué no han de pagar IRPF los que obtienen un ingreso? Si sus ingresos son bajos tributarán cero, como viene siendo de toda la vida. Al final todo se resume en una idea: mamandurrias para que el empresario pague lo menos posible en sueldos y no pague la Seguridad Social, y encima lo disfrazan de bonificación al trabajador.

Pero, ¿para qué queremos empresarios que en lugar de trabajadores necesitan esclavos? Empresarios que ven la cuenta de gastos repartida con el resto de ciudadanos y la cuenta de ingresos en su exclusiva propiedad y que luego, para colmo, pueden tener la feliz idea de eludir los impuestos. ¿Para qué se necesitan empresas así? Necesitamos empresas y empresarios que comprendan que han de contratar trabajadores con un salario mínimo digno, que conozcan las obligaciones fiscales y sociales que afectan a la empresa, que las tengan en cuenta y que sean capaces, con todo ello, de obtener el correspondiente beneficio.

Necesitamos ayudar a esas empresas y empresarios facilitando la financiación, eliminando las infinitas gestiones que se requieren, racionalizando las tasas municipales -a veces verdaderamente disuasorias-, apoyando estudios de viabilidad e idoneidad o facilitando alquileres razonables. Se puede y se debe ayudar a las empresas de muchas maneras que no pasan por repartir los gastos e individualizar los beneficios.

Viviríamos en ‘jauja’ si se cumplieran todas las promesas electorales

Por María Olga Santisteban Otegui

Se dice que se puede vivir en «jauja» en un país soberbio e imaginario donde fluye la felicidad, donde todos y cada uno de nosotros viviríamos sin miedo a enfrentarnos a nuestras obligaciones y preocupaciones de cada día. Esto parece ser que sucedería si se cumpliesen todas y cada una de las promesas que escuchamos decir estos días a los políticos, ya sean «viejos» o «nuevos», en esta interminable pelea electoral.

Imagen del debate a cuatro el pasado 7 de diciembre (GTRES).

Tenemos tanto donde escoger como en un mercado del alfombras persa, desde las ya repetidas hasta la saciedad promesas de creación masiva de empleo, de un futuro maravilloso para nuestra juventud, mejor educación y sanidad pública y de calidad, lucha contra las desigualdades y un larguísimo e interminable etcétera.

Sería interesante que ya por ley u otro mecanismo oficial, los partidos políticos se viesen obligados a cumplir mínimamente sus programas electorales, y que los ciudadanos no nos sintiésemos estafados después de éstas o aquellas elecciones. No nos olvidemos también de que tenemos ahí siempre a la vieja Europa vigilante, así que, que nadie se pase de la raya prometiendo,  porque luego hay que rendirle cuentas.

A partir del día 21 de diciembre,  ¿seguirá habiendo el mismo número de parados? ¿Podrán regresar los miles de emigrantes que se fueron en busca de un porvenir que aquí no tenían? ¿Se resolverán acaso todos y cada uno de los grandes retos que han prometido solucionar? En definitiva, ¿viviremos en ese ‘país de jauja’ maravilloso y feliz? ¿O nos daremos de nuevo de bruces con la dura y para algunos triste realidad?

No es democracia, es plutocracia

Por Gerardo Hernández Zorroza

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona durante la manifestación de la Diada (EFE).

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona. (EFE)

Me llama la atención que, con la que está cayendo, la gente siga manifestándose detrás de banderas, credos y demás historias. No se si conocen, pero Jordi Pujol, en el Parlament catalán el 25 de septiembre de 2014, advertía muy seriamente al Estado que si ingresaba en la cárcel «se iba a montar una gorda». Y yo añadirá: no caerá esa breva…

En esta democracia actual, perdón plutocracia, donde los altos cargos de la judicatura son elegidos por los partidos, todo empieza a oler raro, muy raro, a podrido. Desde los ámbitos políticos se ha esgrimido siempre la «defensa del Estado de Derecho», defensa que queda claramente en entredicho, que suena a hueco cuando, como todos sabemos, la presidencia de la judicatura es elegida por los partidos.

Por ello, el empoderamiento ciudadano en el futuro ha de huir de los viejos esquemas sociales al uso, para abrir paso a una era distinta, consciente y verdaderamente participativa. Y el primer escollo a vencer no es organizativo como se piensa, ni tampoco reformista como se nos propone desde el viejo modelo, sino que se trata de algo mucho más sutil y distinto a esos cambios superficiales y a menudo complejos que se proponen; se trata, digo, de educar y crear una nueva conciencia ciudadana, que surgirá del autoconocimiento, la autenticidad y, entonces sí, libre elección.

 

Más soluciones y menos Artur

Por Juan Antonio Sánchez Campos

Seguimos hablando de Cataluña sin parar mientras los números vuelven a darnos la razón sobre la falta de sinceridad de los gobernantes, intentando  disimular su incapacidad para acabar con el paro, intercambiando palabras de secesionismo o independentismo por doquier, como si esta fuera la causa del desempleo o el obstáculo a sortear para cubrir las necesidades sociales del resto de la población española.

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Artur Mas. (EFE)

Si la mayoría de ciudadanos de la comunidad de Cataluña quiere decidir su propio destino, es impropio no dejarle que caiga en la osadía de votar si quieren o no seguir su camino a ninguna parte. La necesidad apremia en el resto de regiones y Cataluña no debe ser tratada como el ombligo de España dejando pasar unas fechas cruciales en las cuales los representantes políticos debieran estar atentos a las listas del INEM más que a los listos de turno obcecados en dar la espalda a una Constitución que aunque falta de renovación, contribuye al sostenimiento social de nuestro país desde que la dictadura quedó fuera de nuestras vidas.

Palabras, muchas palabras en el aire y ningún compromiso aceptable de las partes interesadas en llegar al poder el próximo mes de diciembre, las que de ser más largo el año engrosarán la suma de una media docena de ocasiones en las que los ciudadanos han tenido que recoger la papeleta e introducir en las urnas parte de su esperanza en un progreso hacia un futuro con la desigualdad social incipiente y la falta de recursos en cientos de miles de hogares españoles.

Tanto hablar de separación nos ha vuelto incapaces de ver la realidad que tenemos delante de nuestros ojos. Los problemas no se solucionan con la confrontación o el ánimo de independentismo en algunas zonas del país porque el paro, la discriminación social y la carencia de instrumentos que sustenten la atención a los servicios sociales siguen estando ahí por mucho que se intenten tapar mediante discursos, debates o alegaciones infructuosas en tiempos de crisis.

Es hora de tirar de la misma cuerda por mucho que a algunos les duela. Son épocas de esfuerzo común sin demasiadas ideologías de por medio, para ellas ya habrá tiempo cuando las bases que sustentan la economía de todas las autonomías salga a flote. Servirse de análisis poco convincentes que conlleven irrealidades de pronóstico impredecible y atentan a la dignidad de los ciudadanos dándoles a entender que las pensiones, al igual que los sueldos, tendrán una subida más provechosa que en años anteriores; la dura realidad es bien distinta y trae consigo una nueva subida apenas visible en nuestro bolsillos y por ende, en lo que a los hogares respecta, seguirán pasando calamidades varios millones de españoles. ¿O la subida del 0,25% debe alegrar a los votantes?.

Ahora toca remar, confeccionar programas de crecimiento basados en realidades posibles, creando sistemas de regeneración social y acabando con una corrupción denodada durante treinta y siete años de democracia. Fundamentar la creación de un clima idóneo en el que trabajar con constancia para lograr una calidad de vida y un bienestar social desaparecido entre oleadas de promesas incumplidas por todos los gobiernos que hasta ahora han pasado por Moncloa beneficiados por un bipartidismo exageradamente labrado con la única intención de servirse de la alternancia, según vinieran dadas las legislaturas en cada momento.

Si Pablo Iglesias diera un paso atrás

Por Concha Vicente
231316-944-629Mi voto el 20 de diciembre va a ser para Podemos. No me gusta Pablo Iglesias, Ha dicho demasiadas tonterías, ha empleado un tono para «arengar a las masa» que recuerda a los profesionales de la demagogia, ha empleado un lenguaje ofensivo para hablar de Izquierda Unida y de Alberto Garzón, ha demostrado una arrogancia y una soberbia que contrasta  con la humildad a la que ahora se ve abocado por los malos pronósticos de los sondeos sobre la intención de voto para Podemos.
Voy a votar a Podemos porque Podemos no es el partido de Pablo Iglesias sino el partido de la gente. Es el partido que intenta conseguir que sea la propia gente, las personas todas que conformamos la sociedad, las que tomemos las riendas de nuestras propias vidas y dirijamos el curso de la vida política y social.
Aunque Podemos cuenta con mi voto incondicional creo que muchos votos se podrían ganar si Pablo Iglesias diera un paso atrás y alguien más idóneo diera un paso adelante.