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Entradas etiquetadas como ‘discapacidad’

Incidente en el Metro de Madrid

Por Maria Jesús Arribas

Un vigilante de seguridad del metro de Madrid. (JORGE PARÍS)

Un vigilante de seguridad del metro de Madrid. (JORGE PARÍS)

Domingo 11 de mayo a las 11:45h, ascensor que une la línea de metro 7 con la 10, en Gregorio Marañón. El ascensor está averiado y una chica en silla de ruedas motorizada no puede acceder a la citada línea.

Con ayuda del personal de seguridad, se le ayuda a subir por la escalera mecánica, aunque les suponga problemas. Les acompañamos hasta las taquillas donde se pregunta a la jefa de estación por el estado del ascensor. Responde que la solución es que viaje hasta otra estación donde si funcionen los ascensores. Debido a su respuesta, nuestra siguiente pregunta fue si dicha persona tendría que viajar por toda la línea en caso de que en la siguiente estación no funcionen tampoco. Su respuesta fue nula.

Así mismo, nos dice que no hemos de creernos toda la publicidad que se dice sobre el metro, y lo peor de todo, llegó a decir que «gente» así, no tendrían por qué viajar en metro.

La señorita de silla de ruedas, y su acompañante, una persona mayor, reclamaron un taxi que las llevara a su lugar de destino: estación Puerta del Sur. Espero que el personal de seguridad no sea sancionado por esa acción solidaria, fueron los únicos que se dignaron a prestar ayuda.

Que sirvan estas líneas para afear la conducta de la jefa de estación, y pensar que puede que en algún momento, nos puede pasar a cualquiera de nosotros.

Obra nefasta, costosa y poco útil

Por C. Z.

Fotografía de Albayzín, barrio del este de la ciudad española de Granada. (TORRES)

Fotografía de Albaicín, barrio de Granada. (TORRES)

Escribimos esta carta en protesta por la obra realizada en el centro cívico del Albaicín de Granada para “adaptar” el acceso al centro a personas discapacitadas físicas.

Antes de la obra mencionada, existía una rampa de acceso al centro para sillas de ruedas, a través de la cual podían acceder los dos discapacitados físicos que residen en el barrio. Igualmente, el acceso al mostrador no tenía escalones. Actualmente, los discapacitados tienen que coger el ascensor, situado a la izquierda, para subir los dos escalones nuevos y dar la vuelta hasta llegar al lado opuesto, donde está situado el mostrador. El cual, tras la obra, ha quedado a una altura de 76 absurdos centímetros.

Asimismo, había también unas puertas interiores que evitaban que entrara el frío en invierno y el calor en verano, aislando de esta manera el salón de actos, situado justo a la entrada, de las temperaturas extremas que tenemos en esta ciudad. Como consecuencia de esto, el consumo eléctrico en invierno para que se pueda utilizar dicha sala va a ser mucho mayor. Cosa que pagaremos los ciudadanos con nuestros impuestos.

Añadir también que el acceso exterior al centro ha sido igualmente modificado afeando la calle y la plaza Aliatar.

Como ciudadanos y vecinos del Albaicín tenemos derecho de saber por qué se ha realizado esta obra tan nefasta, costosa y poco útil cuando hay prioridades mucho mayores en un barrio que está en riesgo de perder su reconocimiento como patrimonio de la humanidad dada la situación de deterioro grave que sufre.

El coste de la obra ha sido superior a 41.000 euros y los trabajos han durado unos 17 días. ¿Por qué este gasto excesivo de dinero público (nuestro dinero) en tiempos de crisis? ¿Por qué no se ha invertido en cosas más necesarias y urgentes como, por ejemplo, arreglar las calles para evitar accidentes de nuestros vecinos mayores, la limpieza de los grafitis ilegales, casas en ruinas con ratas incluidas, falta de mobiliario urbano como bancos para sentarse nuestros mayores, falta de zonas verdes y sitios donde puedan jugar los niños… ?

Vivir en Barcelona es misión imposible para los discapacitados

Por Richelle Lehrer

Una persona con discapacidad física en una silla de ruedas. (ARCHIVO)

Una persona con discapacidad física en una silla de ruedas. (ARCHIVO)

Moverse en Barcelona es un desafío, o mejor dicho, un suplicio. He visto cómo se restauran edificios, monumentos y locales, pero jamás he visto que realicen obras que faciliten el movimiento de las personas discapacitadas.

Hay ausencia de rampas de acceso a edificios y lugares públicos, los semáforos no tienen sensores auditivos para que los no videntes puedan cruzar calles y los medios de transporte no están habilitados para llevar sillas de ruedas.

El metro y el tren tienen asientos preferenciales, pero se sienta cualquiera. No hay ningún funcionario controlando esto y como la gentileza y moral de la sociedad se perdió hace tiempo, ya nadie es consciente ni cede el puesto a quien realmente lo necesita. Cuando hablo del metro hay que tener en cuenta que el discapacitado haya encontrado la manera de llegar a él, porque no todas las estaciones tienen ascensores ni son de fácil acceso para quien está incapacitado.

¿Se han imaginado cómo se traslada alguien en una silla de ruedas, sin poder ver o con una muleta? Para personas con discapacidad vivir en Barcelona son dos palabras: misión imposible.

Espero que las autoridades pertinentes tomen consciencia y hagan algo para solucionar esta situación.

Es cuestión de vergüenza, no de economía

Por Miguel Ángel Morenas

Tren de Renfe. (ARCHIVO)

Tren de Renfe. (ARCHIVO)

Hace unos meses, en la estación de La Serna (Fuenlabrada, Madrid), se cambiaron unos bancos completamente útiles por unos nuevos similares. Esa misma estación es también en la que cada día los discapacitados tienen serios problemas para acceder a los trenes por el mal diseño de los andenes.

Yo no sé de macroeconomía. No sé qué es la deuda externa, ni el déficit tarifario. Dudo que fuera capaz de leer una factura eléctrica y dudo que ni siquiera pudiera defender un sistema económico. Sin embargo, creo que de vergüenza si sé.

Por ello, soy incapaz de entender por qué en este país es necesario embellecer una estación con bancos nuevos mientras ésta sigue siendo inaccesible para los discapacitados. Quizá, como se suele decir ahora para todo, es necesario para la recuperación económica. Quizá el dinero de las arcas públicas deba gastarse en bancos y no en una pequeña subida del nivel del andén para que las personas con sillas de ruedas o las madres con sus hijos en carritos puedan montarse al tren sin tener que hacer malabarismos y con independencia.

Yo no sé de economía, no les puedo decir nada. Pese a ello, creo, desde mi profunda ignorancia, que esto, como tantas otras cosas, es cuestión de vergüenza, no de economía. Lo siento, pero no me creo que la estética rente más que las personas.

Probadores para discapacitados

Por Núria Castellanos

Un hombre en silla de ruedas. (GTRES)

Hombre en silla de ruedas. (GTRES)

Vivimos en una sociedad que afortunadamente cada vez está más concienciada hacia las personas con discapacidad. Pero todavía hay mucho camino por recorrer. Los discapacitados también nos compramos ropa. Pero… ¿Hay en algún sitio probadores para discapacitados? Aunque pueda parecer un tema banal, para las personas discapacitadas es un suma y sigue.

En mi caso, por una escoliosis degenerativa (desviación de columna), llevo 22 tornillos, dos barras de unos 40 cms. e injertos óseos en la columna. Debido a mi “tornillería”, he perdido toda la movilidad a nivel del tronco, podemos decir que soy una pieza sin rotación ni flexibilidad. Entre las ya muchas limitaciones que una tiene, cuando he tenido que ir a comprarme ropa después de la operación, me he encontrado con una limitación más.

Yo necesito un sitio donde sentarme y un espacio amplio para poder vestirme. Sin embargo, me encuentro probadores de menos de 1 metro cuadrado. Cuando necesito que alguien entre conmigo para ayudarme la cosa se complica, porque entonces, el espacio es tan pequeño que se convierte en misión imposible.

Yo por suerte puedo caminar, pero… ¿Y las personas que van en silla de ruedas? En muchas tiendas no tienen ningún probador lo suficientemente grande para que quepa la silla.

Este es un llamamiento para que, de la misma forma que es obligatorio la accesibilidad mediante rampas, también se establezcan normativas que piensen en las personas discapacitadas en asuntos tan cotidianos como este.

Somos discapacitados, sí, y tenemos problemas de movilidad, pero nos gusta comprarnos ropa y disfrutar de vernos bien como al resto.

Los recortes en dependencia de Cospedal

Por María Luisa Carranza

La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. (EFE)

La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. (EFE)

Querido gobierno de esta España mía, de esta España nuestra:

Me siento a escribir porque cada día ustedes me sorprenden más con los recortes sociales y este último me ha tocado muy de cerca. Hace 17 años mi madre quedó ciega y pasó a ser una persona dependiente ya no sólo por la edad, sino por la discapacidad visual que le sobrevino. Hasta ahora, mal que bien, recibía su pensión en Castilla-La Mancha, pero usted, presidenta de la Junta de esta Comunidad, ha tenido a bien el efectuar estos recortes con el respaldo de su Gobierno, recortando cada año más esta pensión. En concreto, en dos años consecutivos unos 150€ (de un total de 495€) de la Ley de Dependencia de tercer grado. Mi madre sigue cobrando porque es una gran dependiente pero gracias a su solidaridad, querida presidenta, y la de los suyos, muchos niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos se han quedado sin esta ayuda que les prohíbe tener una mínima “calidad de vida”. Ustedes se llenan la boca diciendo que estamos viendo la luz al final del túnel, esto a mi parecer se está produciendo a costa de dejar a muchas personas dependientes en el camino.

No le deseo mal a nadie señora de Cospedal, pero espero que si algún día le toca de cerca, no se eche las manos a la cabeza porque sus familiares no pueden salir adelante. Simplemente recuerde que otros tuvimos que ayudar a sobrevivir a los nuestros porque usted les negó la ayuda.

Mi querida universidad, ¿dónde está el apoyo a las personas que padecemos discapacidad?

Por Olga Vigar

Aula de una Universidad. (ARCHIVO)

Aula de una Universidad. (ARCHIVO)

El pasado 25 de enero tenía que realizar una prueba de valoración en la facultad de Filosofía. Ese día yo me encontraba en la cama debido a un brote por una enfermedad crónica que padezco. Cuando me recupero me pongo en contacto con la universidad explicando el motivo por el cual no pude asistir a esa prueba y me piden un justificante del sábado día 25 en el que conste que no podía desplazarme hasta la universidad para realizar el examen. Les comento que no puedo justificarlo puesto que un sábado el médico especialista que me trata no trabaja (obviamente). Les envío un informe clínico que detalla mi enfermedad en el que se puede observar que padezco brotes con regularidad que me causan limitaciones físicas pero esto no les vale. Que haya superado con una nota de 8 todas las Pacs [evaluaciones continuas] que he realizado en todo el curso tampoco les vale. Lo único que sí les vale es repetir la asignatura y volver a pagar. ¡Esto sí que les vale!

Querida Universidad Oberta de Cataluña: ¿Dónde está el apoyo a las personas con discapacidad que tenemos limitaciones? ¿Dónde está la flexibilidad de una universidad que se las da de progresista y moderna? Pero… ¿qué derechos tiene aquí el estudiante? De verdad, cambien el nombre de Universidad Oberta (UOC) por el de Universidad Tancada (UTC), que creo es mucho más acertado.

Fibromialgia a los 27: muerta en vida

Por Jessica Martínez

Tengo 27 años y vivo en un cuerpo de una mujer de 70. Hace 3 que padezco fibromialgia y fatiga crónica. Consecuencias: sensación de cansancio, falta de memoria, vista borrosa, dolor de cabeza y cervicales, ciática, colon irritable… Y no podré ser madre, mi medicación podría provocar malformaciones en el feto y no puedo estar sin ella.Escaner de fibromialgia Tengo un 42% de discapacidad y las empresas ahorran mucho dinero al contratarme. Al principio, todos me comprenden pero esto cambia a medida que surgen brotes a causa del incremento del esfuerzo. Entonces nadie me entiende.  He perdido los últimos 4 trabajos  por culpa de mi enfermedad.

Mis informes médicos constatan que no puedo hacer jornadas semanales superiores a 20 h. ¿Cómo puedo vivir con este sueldo sin ayuda? Me obligo a trabajar 30 h, con mucho dolor. Fuera del trabajo no tengo vida, debo hacer reposo absoluto para rendir al máximo, paso la semana fingiendo que estoy bien y llorando a escondidas porque no puedo más, porque esto es un infierno… Esta enfermedad es muy dura. Los médicos deberían dejar de tratarnos con indiferencia… Necesito ayuda porque necesito vivir, poder disfrutar de las pequeñas cosas y dejar de sentirme muerta en vida.

¿Por qué no ir más allá?

Por Alba Morales García

C:UserslbelenguerPicturesTU BLOGcs0001.JPGRecientemente he ido al cine y me ha llamado la atención algo que quiero compartir. En las salas de unos cines de Barcelona, la primera fila está adaptada para personas con discapacidad, lo cual les permite poder disfrutar de una película estando en un espacio más amplio y cómodo.

Sin embargo, y aunque esto sea algo novedoso por una parte, en el sentido de que es una adaptación con la que cuentan pocas salas de cine, y por otro lado algo necesario a tener en cuenta, tal vez no deberíamos quedarnos ahí.

Aunque la última subida del IVA ha encarecido significativamente el coste de las entradas de cine en este caso, ya que es el tema que nos ocupa, el hecho es que todos tenemos derecho a poder ver una película, pero las personas que sufren algún tipo de sordera por ejemplo, no cuentan con esa facilidad.

En 2010 se aprobó la Ley General de la Comunicación Audiovisual, dirigida hacia los contenidos televisivos, con el objetivo de que las personas con discapacidad visual y/o auditiva pudiesen hacer también un uso efectivo de este canal de comunicación.

En este sentido, ¿por qué no ir más allá? Es decir, por qué actuar en aquellas formas de comunicación, al margen de la televisión, para que las personas con este tipo de discapacidad puedan también aprovecharlas?

Tal vez estas líneas carezcan de cierto sentido teórico pero lo cierto es que si miramos a nuestro alrededor observaremos que todavía queda mucho para que la sociedad se adapte a las personas con diversidad funcional, y no al revés. Quizás el hecho de no encontrarnos en una situación así hace que no seamos capaces de darnos cuenta…

 

Discapacidades reales

Por Manuel Delgado Iriarte

Ha transcendido en los medios de comunicación que Juan Carlos I, hablando con los militares, afirmó que si Roosevelt había podido ganar la Segunda Guerra Mundial en silla de ruedas, sus discapacidades no tenían importancia.

Pero los hechos no pueden ser más elocuentes: Roosevelt tuvo su discapacidad desde su nacimiento, y a pesar de eso no solo la superó ganando la guerra, sino también, previamente, una presidencia votada y tras la cual gobernó muy bien su país. Por el contrario, Juan Carlos I debe sus minusvalías a practicar, siendo ya rey, por puro capricho, múltiples deportes de riesgo. Incluso cuando aún no tenía asegurada una sucesión estable la Corona. Imprudencia personal90537 y social manifiesta a la que debe sus numerosísimas operaciones y múltiples achaques, además de no haber conseguido su puesto como Roosevelt ni haber gobernado ni ganado una guerra.

Más aún, calló como un muerto en la única que hemos tenido durante su reinado, la de Irak. De modo que él sí que merecería su tan tristemente célebre: “¿Por qué no te callas?”.