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Entradas etiquetadas como ‘conciliacion’

Los empresarios y su descontrol de calidad

Por M. M.

En los cuatro años que pertenecí a una empresa importante de transportes en el departamento de Control de Calidad usaba este juego de palabras para ironizar sobre la verdadera misión de este departamento: “des-control de calidad”, porque mi jefe daba más importancia a la existencia de un informe de calidad que realmente al control físico de la misma. A qué viene esto. Actualmente estoy en paro por el despido de un gran empresario el cual –a través de los palmeros de alrededor- me consideraba un buen empleado por la polivalencia y por una docilidad que les venía muy bien. Dinero para subverncionesMis contratos han sido un cúmulo de ilegalidades y ahora los he denunciado. He estado en la calle Princesa 5 en un acto de conciliación y no he llegado a ningún acuerdo.

Pero lo que de verdad más me ha sorprendido es la cantidad de personas (trabajadores despedidos) a los que los abogados de las empresas denunciadas intentaban convencer para “liquidar” la relación laboral con el trabajador con una patada en el trasero lo más fuerte posible. Sé que no es bueno generalizar pero solo los casos en los que conseguí “pegar la oreja” me parecían increíbles: utilizando una comparación es como un combate de boxeo en la que el trabajador lleva las manos atrás atadas.

Los grandes empresarios usan a los trabajadores para conseguir subvenciones millonarias que rara vez revierten en el trabajador. No son empresarios, son gestores de subvenciones y cuando se las bajan o quitan, para ellos la razón de ser de la empresa no tiene sentido y la elimina. En España hay jóvenes emprendedores con una actitud productiva para formar empresas sin ayudas económicas porque creen en ello, pero hay una cantidad de empresarios rancios y viejos que se han subido en el carro de las subvenciones; es un des-control de la calidad de los empresarios españoles. Mi apuesta es por los jóvenes empresarios y por el control de la calidad del empresario.

Y llegó el gran problema: ¿a qué cole le llevo?

Por Sara Mª Dapía

Por estas fechas, los padres de los niños que ya han cumplido o van a cumplir tres años se encuentran con el mismo dilema, ¿qué colegio elijo para mi hijo? Este año me ha tocado mí. Recuerdo, justamente hace un año, cuando algunas de mis compañeras de batallitas infantiles que se encontraban en esta situación me decían que la elección del centro escolar les quitaba el sueño. Entonces me parecía una exageración, pero ahora soy yo la que sufre de insomnio.

Por suerte, en nuestro barrio tenemos una amplia variedad de colegios entre los que escoger, aunque esto no hace más que acrecentar las dudas. ¿Público o concertado?, ¿bilingüe o no?, ¿religioso o laico?,… Un sinfín de preguntas a las que ahora con la ley por la que en la Comunidad de Madrid todos los colegios públicos que así lo deseen pueden solicitar el cambio de jornada, siempre y cuando lo apruebe el Consejo Escolar, debemos añadir otra igual de importante: ¿jornada continua o partida? A todos estos interrogantes tenemos que unir las opiniones y comentarios de otros padres; comentarios que más que ayudarnos aumentan nuestra indecisión. Nunca llueve a gusto de todos y lo que para un padre resulta la panacea educativa para otro carece de valor.

Por si fuera poco a esto hay que sumar las jornadas de puertas abiertas de los colegios públicos y las entrevistas individuales en los concertados, que en muchos casos tampoco resultan demasiado clarificadoras, puesto que los encargados de dar las charlas o hacer las entrevistas, lejos de “venderte” el centro y hacerlo atractivo a la vista de un padre, te incitan a que salgas corriendo. Por ello debemos hacer un gran ejercicio de abstracción, intentar ser objetivos y no dejarnos llevar por la impresión que nos causan estas personas, que quizás no hayan sido los más adecuados para realizar estas tareas.

En claseMi consejo, ante la dificultad que entraña esta elección, es que no la hagamos a la ligera y que siempre y ante todo pensemos en lo que realmente importa, la educación de nuestros hijos. Para ello os planteo que reflexionemos principalmente sobre estos tres aspectos:

– En primer lugar, y lo que yo considero primordial, ¿qué tipo de educación quiero para mi hijo? Para ello debemos conocer el Proyecto Educativo de cada centro (PEC). En este documento cada centro responde a las siguiente preguntas: ¿quiénes somos?, ¿qué queremos?, y ¿cómo nos organizamos? Además debemos indagar y comprobar que todo lo que se recoge en el papel se cumple en la realidad, para ello podemos pedirles que nos expliquen cómo se concreta todo esto (sus finalidades, sus objetivos curriculares, etc) en la práctica. Una vez que tengamos esta premisa clara el resto de argumentos que nos llevarán a nuestra decisión final serán más sencillos.

– En segundo lugar debemos preguntarnos si nos lo podemos permitir económicamente. Es triste pero es así. La diferencia entre los gastos que implican un colegio público y uno concertado es sustancial y con los tiempos que corren podemos vernos obligados a renunciar a un colegio que nos gusta porque no lo podemos pagar.

– Y en tercer lugar tenemos que preguntarnos qué colegio nos permite una mayor conciliación de nuestra vida laboral con nuestra vida familiar, en lo que se refiere a los horarios y a la distancia. Tenemos que intentar conseguir una mayor calidad de vida para nosotros y nuestros hijos.

A partir de aquí, podemos analizar otros aspectos más superficiales como, por ejemplo, las instalaciones, el funcionamiento del comedor o el número de actividades extraescolares que oferta. Estos aspectos tendrían que ayudarnos a poder elegir entre dos colegios que nos gustan y que cumplen los requisitos anteriores, pero nunca deberían ser la base fundamental de nuestra decisión ya que no contribuyen de forma directa en la educación de nuestros hijos.

Espero haber sido de ayuda a alguno de los padres que se encuentran en esta situación y sólo me queda deciros: ¡Buena suerte y buena elección!