Por Diego Mas Mas
En el Día Internacional de los Derechos del Niño (20 noviembre) se ha difundido a escala nacional el escándalo, inhumano y antirreligioso, de una jueza que ha obligado a un niño de ocho años -contra la expresa declaración de las Naciones Unidas y de cualquier católico de buena fe- a pesar de su negativa y la de su madre, a prepararse para la primera comunión, como quería su padre.
Y el gremio de la judicatura, ante ese despropósito,sigue mirando para otro lado.
¿Y qué dicen los dirigentes eclesiásticos? Recordemos que el cardenal Cañizares —el del majestuoso manto con colita de seis metros— pretende dar la primera comunión a los cinco años, antes de que el niño tenga uso de razón y pueda, como éste, oponerse.
Esos jerarcas, malos pastores, están encantados de recuperar algunos de los poderes políticos con que les compró la dictadura para imponerse ambos por la violencia y no han dicho ni “mú”.