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Entradas etiquetadas como ‘cajas de ahorros’

La caridad mal entendida

Por Luis Fernando Crespo Zorita

Caja Madrid.A mediados del siglo XV, los Franciscanos crearon en Italia los Montes de Piedad para combatir la prepotencia y los abusos de los usureros de toda laya, que acumulaban los excedentes económicos y expoliaban a los más pobres, prestando a señores y siervos con precios próximos al cien por cien anual. El padre Francisco Piquer fundó en 1702 el primer Monte de Piedad español, germen de la que sería la Caja de Ahorros de Madrid (1838) que, como el resto de cajas de ahorro, nació sin ánimo de lucro, por lo que no podía tener un gobierno profesional, sino un Consejo de Administración compuesto por “organismos representativos de la sociedad”. Su objetivo era aliviar a los menesterosos con préstamos a bajo precio, incluso gratuitos, y proporcionar financiación para iniciativas económicas de menor cuantía. De hecho inventaron ya entonces los famosos “microcréditos”.

Las cajas de ahorro llegaron a representar más de la mitad del sistema financiero español. A partir de 1977, con la reforma bancaria de Enrique F. Quintana, se fueron convirtiendo en un instrumento muy útil para las Haciendas autonómicas y para sus gestores políticos, que creyeron que todo el Monte era orégano y, en consecuencia, procedieron a expoliarlas sistemáticamente, entendiendo que la caridad empieza por uno mismo, todo ello con el aplauso interesado de sus hermanos mayores los bancos privados, que esperaban fagocitarlas cuando declinasen inanes, como efectivamente ha ocurrido. De Guindos lo certifica en la cadena SER: «El rescate (por la UE) de España solo afectaba al sector bancario, pero había una condicionalidad: que desaparecieran las cajas de ahorros«.

Sin respuesta del banco

Por Antonio Hurtado Poyatos

¿Alguien ha oído hablar de participaciones preferentes? Es un producto bancario que… en fin, no tengo espacio para explicar. Mi madre, ya fallecida, era una anciana inválida, financieramente analfabeta y vivía a 150 km. de la oficina del BBVA gestora de sus cuentas. Le colocaron (vaya usted a saber de qué manera y dudo mucho que la orden esté firmada, pero me niegan información) una pequeña cantidad de dinero en participaciones preferentes.

En enero de 2012, acudí a una ofi70076cina del banco en cuestión y me informé sobre qué pensaban hacer con ese producto, dado el escándalo social originado. Me dijeron que la entidad había arbitrado soluciones de conversión de ése en otros productos y que el plazo había terminado justo el 31 de diciembre de 2011, pocos días atrás. En una carta correctísima, más adelante solicité en Atención al Cliente del banco que, de oficio, convirtieran ese producto de mi madre en la solución ideada por ellos. Expliqué que, si habían avisado exhaustivamente a la clientela de ese cambio, las presuntas cartas o llamadas no podían ser atendidas en un piso abandonado desde hacía siete años y en una ciudad a 800 kilómetros de mi residencia.

Al cabo de dos meses, me pidieron los testamentos. Los envié. No me han contestado. Ha pasado un año. En Atención ya no ‘atienden’ por teléfono y las cartas no las contestan. Ése es el grado de sensibilidad de este banco en su servicio de Atención al Cliente para un problema tan lancinante. Podrían habérmelo negado, pero no es de recibo este pasotismo, este silencio insultante y prepotente.

Nuevos objetivos, viejos métodos

Por Agustín Arroyo Carro

Se saturaron emborrachándose de dinero con la construcción especulativa, arruinaron con su pésima y fraudulenta gestión decenas de Cajas de Ahorros que ha habido que reflotar o apuntalar con miles de millones de dinero público, han copado o cooptado el control de casi todos los medios de comunicación y propaganda del país, han arrojado de sus casas a cientos de miles de familias. Y ahora, como no tenían bastante, pretenden devaluar y devastar los grandes buques insignias del medio estado del bienestar que empezábamos a intuir, la Sanidad y la Educación públicas, para, a corto plazo, privatizarlos y apropiárselos, porque se les han muerto, de momento, algunas gallinas de los huevos de oro que quieren recuperar, por ejemplo, en Eurovegas. Quieren encarecer la Justicia y la Universidad para que sólo litiguen y estudien carreras superiores, como antaño, sus vástagos. ¿Qué más tropelías y agresiones tenemos que aguantar a estos homúnculos neoliberales sectarios, que ahora se autodenominan así porque está mal visto proclamarse populistas baratos?