Por D. C. T.
Las bolsas de trabajo en las administraciones públicas son un atropello a la igualdad de derecho a trabajar en lo público. En teoría, a las opositoras que sin haber conseguido plaza, (pero habiendo superado algún ejercicio de la oposición), nos metemos en la bolsa, cuando contratan temporalmente nos deberían llamar por turnos.
De este modo trabajan unas y, cuando acaban, nos debería corresponder a las siguientes. Esto sería lo justo en un país honrado.
Pero no, a las que ya han trabajado les dan unos puntos y, cuando vuelven a contratar temporalmente, ¡vuelven a contrar a las mismas!, porque las demás no tenemos puntos dado que no hemos trabajado. Es kafkiano, pero con el paro que tenemos los jóvenes, debería de ser ilegal, pero en este país todo vale.
Así, hay gente que sin aprobar ninguna oposición lleva años trabajando en las administraciones por esta arbitrariedad vergonzosa y, en cambio, otras estamos desamparadas.
Yo no creeré en la honradez de ningún partido político ni de ningún sindicato que no denuncie esta criminal situación. Creo que la Administración es un coto cerrado. Han formado una casta de privilegiadas y las demás no tenemos ningún derecho. ¡Vegüenza!