Por José Manuel Llera Lozano
¡Qué vergüenza de país! Se cometen impunemente a ojos vistas las mayores injusticias y delitos, pero ahora el inspector Ballesteros tiene que pedir un indulto, para no ser expulsado de la policía, por un delito que no ha cometido. Lo que hizo fue cumplir unas órdenes cuyo contenido no le fue explicado, y que eran muy prudentes: no arriesgarse a romper unas conversaciones de paz con ETA apresando en ese momento a un etarra que, de todos modos, fue detenido un mes después.
El colmo es quienes que desde hace tantos años denuncian a voz en grito sin parar ese “escandaloso caso Faisán” son precisamente los partidarios de un PP, cuyo jefe, Aznar, no sólo procuró también –como era su deber- mantener vivas las conversaciones de paz con ETA, sino que llegó a calificarla de “Movimiento vasco de liberación”. ¿Cuándo van a tener un mínimo de rubor, criticando sólo una dudosa paja en ojo ajeno y no la viga que tienen en el propio?