Por María José Viz Blanco
Un piloto haciéndose un selfie en pleno vuelo (Facebook Fuerza Aérea Israelí)
Antes, a los “selfies” les llamábamos autofotos, simplemente. Si recuerdan, la actual moda de este tipo de fotografía es más patente desde que la gente del papel couché empezó a hacerse fotos en grupo, con uno de ellos como fotógrafo improvisado, incluyéndose él mismo en la propia foto. Una verdadera fiebre narcisista que, reconozcámoslo, nos ha tentado a todos, alguna vez. Hasta aquí, todo normal.
El problema surge cuando una persona descerebrada arriesga su vida (y la de otros) al obsesionarse con querer obtener la foto del año. Pienso en un caso concreto: la muerte de un hombre intentando hacerse un selfie con una morsa y la del cuidador del zoo, al que pertenecía dicho animal, que intentaba salvarlo. No es este el único caso, por desgracia, hay muchos más. Muy conocidos son los que “cuelgan” en Internet sus selfies mortales -así los llaman- subiendo a lo más alto de un rascacielos o de un famoso puente, carentes de la sensación de vértigo y de forma totalmente temeraria, con el único interés de hacer una “proeza”.
Yo propongo una solución menos peligrosa: usar el truco fotográfico de la película Amélie, que consistía en colocar a un enano de jardín con fondo de distintas imágenes de lugares del mundo para simular que la figurita de piedra había viajado mucho. Estarán de acuerdo conmigo en que esa práctica no conlleva riesgo alguno, salvo el de poder ser considerado un fraude, claro está.
Hay gente bastante inconsciente y mucha gente que no sabe elegir el momento…
http://demigranteblog.blogspot.com/2015/09/selfies-hechos-en-el-peor-momento.html
20 junio 2016 | 13:20
El único peligro de las autofotos extremas (o mortales) es que en sus acrobacias salga perjudicado alguien ajeno, pero por lo demás, si un@ hace el/la cabra y se estampa no me da ninguna lástima, al fin y al cabo la naturaleza es sabia y siempre mueren primero los miembros más estúpidos de la especie.
20 junio 2016 | 16:06
La gente que las espicha haciéndose un selfie, para mi se merecen el premio Darwin y a otra cosa.
No hace falta ser muy inteligente, para saber que no tienes que hacerte un selfie al lado de un bicho enorme, potencialmente peligroso, o mientras conduces tu coche, o mientras un tren se acerca a ti a toda la velocidad, etc, etc
Si no llegas al mínimo de luces, para darte cuenta tú solit@ de que es peligroso, bien merecido tienes tu premio Darwin. Lo malo es cuando te llevas a terceros por delante, por ser un retrasado. Si se va el retrasado solo… estupendo.
20 junio 2016 | 16:43