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La fuente de la alegría

Por Venancio Rodríguez Sanz

Joven africana sonriendo.

Una joven sonriendo. (RYSZARD KAPUSCINSKI)

A primeros de diciembre preguntaba a la gente: «¿Qué tal se preparan las fiestas?» Y la gran mayoría me contestaba que ojalá ya hubieran pasado. Ahora que ya quedaron atrás, cuando me intereso por cómo fueron éstas: unos me contestan, sin mucho entusiasmo, que muy tranquilas; y otros que menos mal que ya han pasado. Entonces, a hurtadillas, escudriño sus ojos para leer en ellos y puedo ver la tristeza. Recuerdo que mi madre decía que lo normal en la vida era tener problemas, que solo cuando morimos terminan y que hay que aprender a convivir con ellos.

Tenía un amigo que se fue con una ONG a un pueblecito de África para enseñarles a soldar. Cuando volvió, organizó una serie de charlas para intentar captar voluntarios. Recuerdo que nos dijo que allí, a pesar de la extrema pobreza en la que viven, la gente ríe mucho. Yo le argumenté que se notaba que al él se la habían contagiado por el entusiasmo con que nos explicaba su experiencia. Y es que tanto la alegría como la tristeza se trasmiten. Con la diferencia de que la primera es una fuente de la que todo el mundo quiere beber, y la segunda, de la que todo el mundo huye.

1 comentario

  1. Dice ser Joaquín Guzmán Loera

    MI FUENTE DE LA ALEGRÍA: NO VER A MI CUÑADO EN NAVIDADES
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    …Amigo Venancio, dos cosas:
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    …1º) Le habla una de esas personas a quien usted preguntó, a primeros de diciembre, aquello tan típico suyo de: ‘¿Qué tal se preparan las fiestas, Chacho?’, o algo así que usted me dijo. No recuerdo exactamente qué le respondí, si fue un ‘ojalá ya hubieran pasado’ u ‘Ojalá le pusieran a los Reyes Magos una bomba en el çulo’. El caso es que, el día 7 de enero, me volvió a preguntar lo mismo por la calle: ‘¿Cómo fueron las fiestas, Chacho?’ A lo que yo le respondí sin ningún entusiasmo: ‘Por fín han pasado… Por fin’.
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    …2º) Su madre de usted, oiga, una mujer sabia. Se conoce que ha vivido mucho y sabe de lo que habla. ‘Lo normal en la vida es tener problemas –decía–; sólo terminan cuando uno casca. Hay que aprender a convivir con ellos’. Es decir, aprender a comerse los marrones, como se suele decir vulgarmente.
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    …Por eso no entiendo que usted, habiendo sido aleccionado tan bien por su señora madre, vaya por ahí fastidiando a la gente con semejantes preguntitas. ¿Es que acaso no ha tenido suegros, cuñados o vecinos que aguantar en estas fiestas? Las navidades siempre han sido unas fechas muy enojosas para los adultos. Los niños se divierten, disfrutan de sus vacaciones, reciben regalos a cambio de comida y agua para los camellos. En cambio, los mayores las sufrimos, nos gastamos una fortuna en cenas navideñas y regalos y a cambio recibimos el cagajón del camello.
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    …O lo que es lo mismo: recibimos a los familiares. Al cuñado sabihondo, al suegro cascarrabias, a la cuñada enredadora, a la suegra chismosa. Incluso al vecino patán que atruena la calle con sus malditos petardos de cinco euros. ¿Y qué me dice de cuando se trata de la suegra de una hermana o del ex cuñado? Si ya es dañina una suegra o un cuñado, imagínese el tener que aguantar a una suegra de otro o a un ex cuñado, separado toda el año de la familia salvo en fiestas, que aparece para comer y beber de gañote.
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    …Esto último le ha ocurrido a quien le escribe, amigo Venancio. Mi ex cuñado Nachete apareció el día de Nochevieja con el argumento de hacernos una simple visita. Sin embargo la visita se alargó a los entremeses (embutidos ibéricos, jamón, aceitunas caseras, gambas, cigalones, queso tierno semicurado, deliciosos vinos…), los entrantes (croquetas de pollo y queso con ensalada de endibias, pimientos rellenos de txangurro –centollo-), los platos principales (sopa de pescado con brochetas de langostinos y confit de pato con patatas y salsa de higos) y ¡hasta a las uvas!
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    …Amigo Venancio, este ex cuñado sí que parecía venir de un pueblo de África. Se autoinvitó, comía como un ogro y sólo trajo, para disimular, una botella de vino barato y un paté verde, hecho supuestamente por él mismo, que nadie se atrevió a probar por miedo a perder la vida. Aún hoy sigue metido en la nevera. No se lo quiso llevar, el muy cretino. Para colmo, a la hora del champán se hizo él con la palabra y, delante de todos, pidió un brindis para que nadie se muriera en 2016. ¿Usted cree que una persona en su sano juicio, que la han invitado a comer hasta el hartazgo, puede hacer ese brindis delante de ex familiares octogenarios? Todos nos quedamos serios y en silencio y con ganas de pisotearle la cabeza.
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    …En fin, espero que ahora comprenda mi poca ilusión por las fiestas familiares. Oiga, ¿no tendrá ese amigo suyo de la ONG una plaza libre para llevarse a mi ex cuñado el año que viene por navidades? Esa sería mi fuente de la alegría. Mi ex cuñado Nachete está parado, tiene el carné de autobuses y algún FP hecho. Además nunca le falta la alegría a la hora de comer. Sobre todo cuando lo invitan. Pregúntele, hombre, pregúntele a su amigo. A ver si así, el próximo año, cuando usted me pregunte por las navidades, pueda yo responderle con más entusiasmo.

    10 enero 2016 | 23:14

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