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La fortaleza de una sociedad

Por Pedro Serrano Martínez

La consabida frase que asegura que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil es una verdad incuestionable. Como incuestionable es que una sociedad es tan fuerte como su miembro más débil o vulnerable. En este sentido, podemos afirmar que la cadena social que está configurando  la política neoliberal imperante es extremadamente inconsistente por la irregularidad de sus eslabones, es decir, unos demasiado fuertes, otros considerablemente  endebles. Dinero en caja fuerte

A estas alturas, ya parece suficiente probado que el sistema económico actual, basado en la competitividad, el crecimiento y el beneficio sin límites que solo tiene en cuenta el fin y no los medios, no nos sacará de la crisis, sino todo lo contrario: seguirá provocando el aumento de la pobreza y las desigualdades que, inevitablemente, se traducirán en graves desequilibrios y conflictos sociales.

La economía, entendida como el conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza de una de una sociedad, debe estar basada en principios morales, éticos y filosóficos. Solamente podremos considerar que una sociedad es madura y fructífera cuando se rige por valores humanos como la ayuda, la cooperación, la solidaridad y la equidad. Solamente podremos decir que una sociedad es evolucionada y justa cuando su economía está al servicio del bien común y no al de unos pocos.

5 comentarios

  1. Dice ser Lolailo

    Entonces vendrán los economistas a decirte que ese modelo no es productivo y que eres un perroflauta o un rojo.

    Te soltarán una retahila de tecnicismos para convencerte de que no es viable y que hay que seguir vendiendo la moto, porque pensar así «no da buena imagen» a la «marca españa» porque la crisis es culpa de los ciudadanos, que no se administran bien.

    A los empresarios les importa una puta mierda el bien común, porque genera gastos, pérdidas, o se pierde la oportunidad de cobrar una pasta. Les comen la cabeza con ser sus propios jefes y que la bondad supone la ruina.

    «LA IMAGEN» es lo único que importa al empresario y a su departamento de márketing, que no dudan en pagar una pasta para que la ONG de turno les ponga su sellito, no dudan en hacerte putadas como uniformes o prohibir contratar fumadores, inmigrantes o personas de 55 años.

    Salen de las universidades, niñatos que no tienen ni puta idea de la realidad, y se ponen a dirigir empresas, gobiernos e instituciones. NIÑOS PIJOS que de la calle saben lo que sale por sus tablets.

    Son las mismas personas que establecen las normas, las leyes, los precios y los sueldos.

    Cordiales saludos.
    Si no estas de acuerdo, de perroflauta a terrorista, te llamarán sin pudor.

    06 septiembre 2013 | 18:54

  2. Dice ser joseluis404040

    blablabla y todo para decir que la solucion es el socialismo y el marxismo, de verdad que es el cuento de nunca acabar con esta gente.

    la causa de la pobreza y la crisis es que tenemos el pais lleno de gente desinformada e inculta que todavia cree en el socialismo , mejor harian en irse a cuba o corea del norte para darse cuenta de lo que es el socialismo.

    si españa ahora no tiene dinero y hay que hacer recortes es porque durante 7 años de tener a unos gilipollas desgobernando el pais nos han dejado con los cajones vacios sin dinero y encima endeudados hasta las cejas y con una economia que no produce lo suficiente, ahi esta la ruina de andalucia con mas de 3 decadas de desgobierno de la izquierda que si tiene servicios publicos es gracias a las subvenciones que recibe de las regiones gobernadas por el pp.

    06 septiembre 2013 | 19:18

  3. Parecía un enfrentamiento “superado”

    Hace unos pocos años, era un tópico poner en duda la vigencia del enfrentamiento izquierda/ derecha. Quizá se trataba de la versión postmoderna del “final de las ideologías” proclamado por Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. El capitalismo había derrotado definitivamente a su opositor, y por tanto aparecía como único sistema económico viable.

    El abanico de alternativas quedaba limitado a la posible gestión del capitalismo: más una cuestión de eficacia que de ideología, más técnica que política. A lo más, quedaba un margen para un posible “rostro humano” que permitía diferenciar un centro-izquierda respecto a la derecha, la cual por cierto se autocalificaba de centro-derecha como indicativo de amplio predominio.

    La pregunta “¿qué significa ser de izquierdas hoy en día?” presuponía que no había respuesta contundente en los términos tradicionales de lucha de clases. En todo caso debía buscarse en el eje ético moral: pacifismo, igualdad de género, aborto, respeto a opciones homosexuales,… Con estos ingredientes, se podía tejer ese centro-izquierda a la americana, pero no había espacio para una izquierda radical.

    La voracidad de la derecha

    Quizá Fukuyama hubiera tenido razón si la derecha hubiese sabido administrar su victoria. Pero no ha sido así, y él mismo se ha retractado. Lejos de esa prudencia, la derecha ha abusado de su hegemonía hasta extremos insospechados. No sólo la apropiación de rentas y patrimonio por parte de las élites parece no tener freno, sino que se socavan los pilares fundamentales del pacto social vigente durante buena parte del siglo XX.

    Primero se atacaron los derechos laborales, desde el poder adquisitivo hasta la estabilidad e incluso la sindicación. Después los fiscales, hasta el punto que las rentas de trabajo de las clases bajas y medias pagan más que las altas o que las rentas de capital. A continuación los sociales, poniendo en jaque todo el estado del bienestar, incluyendo educación y sanidad. Y más recientemente, los políticos, prohibiendo referendos y hasta sustituyendo gobernantes elegidos por tecnócratas designados.

    La crisis actual, tanto en su origen como en su presunta solución es el mejor ejemplo de esta voracidad, al mismo tiempo que la excusa para justificar todos los excesos. Tan lejos han ido como para que algunos magnates reclamen pagar más impuestos, o para que gobernantes conservadores quieran implantar la tasa Tobbin unilateralmente. No se sabe si por compasión, o por precaución ante la posibilidad que finalmente la recesión, el paro, la pobreza, la caída de la demanda,…, terminen socavando el propio sistema.

    ¿Por qué este desenfreno depredador, que incluso alguna derecha quisiera limitar? Quizá es la simple borrachera de victoria, ciega a todas las alertas. Quizá es que la esencia del capitalismo es la explotación máxima, hasta donde sepas y te dejen. En todo caso, no parece que la derecha industriosa y prudente pueda frenar a la rampante.

    No hay pacto posible

    Esta radicalización deja sin interlocutor al centro-izquierda pactista antes referido. Cada vez tiene menos credibilidad el discurso del capitalismo de rostro humano a la europea, o la posibilidad de gestionarlo mediante un nuevo pacto social entre una derecha refulgente y una izquierda desarbolada. No se ve el final de las sucesivas reformas laborales, ni de los sucesivos recortes. Y sobre todo no se ve posibilidad alguna de recuperar lo perdido cuando la tempestad amaine, suponiendo que lo haga.

    En el mejor de los casos, Europa va hacia un largo estancamiento o “crecimiento 0”. Por tanto, el problema no será cómo repartir las ganancias, sino cómo redistribuir lo que tenemos : los ricos sólo podrán seguir enriqueciéndose a base de empobrecer a los pobres; los pobres sólo podrán salir de la pobreza quitándoselo a los ricos.

    Sólo queda en pie el discurso de la izquierda radical. De hecho puede esgrimir el “teníamos razón”cuando Maastrich, las privatizaciones, etc., hasta la reforma constitucional del pasado mes de agosto. Esto no arregla la dramática situación de tanta gente, pero legitima y da audiencia a nuestras ideas, como herramienta política de trabajo: está de nuevo bien claro el enfrentamiento izquierda/derecha, y quién está a cada lado.

    Josep Ferrer Llop, ingeniero industrial, es catedrático de matemática aplicada y ha sido rector de la Univ. Politècnica de Catalunya (UPC)
    04/11/12

    06 septiembre 2013 | 19:23

  4. Dice ser Mig

    Yo aún diría más: creo que la confrontación es absolutamente necesaria. Si no, lo que nos espera es todavía peor que la confrontación.

    06 septiembre 2013 | 19:57

  5. Dice ser LINCE 1

    Un artículo interesante y razonado del señor Serrano. Y la prueba es la «respuesta» inmediata de 404040 ó 505050 a los «giliprogres»: Pero ¿de dónde salen estos «profundos pensadores» que no saben nada que no sea insultar y poner, como única y excluyente idea, el «pensamiento único». Todo lo que no sea alabar a esta sarta de incompetentes que nos gobierna, es ser «glipollas» «giliprogres», «extremistas de izquierdas» «rojos»…..Yo sigo disfrutando con los «antigiliprogres», porque lo están pasando mal con el ramillete de presuntos chorizos que hay en la derecha extrema y no dejan de decir sandeces para justificarse. Por cierto, ¿lo harán por afición, o porque alguien se lo indica?

    06 septiembre 2013 | 19:58

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