«En lo físico, un billete es sólo un trozo de papel», escribe la artista Justine Smith en un breve texto de presentación de su trabajo. Interesada en «el concepto del dinero» y en el rol que le otorgamos «como conductor de poder», lo utiliza como material principal para sus obras.
Cubiertas por campanas de cristal, florecen las piezas de Nature (Naturaleza) su colección más extensa de trabajos. Los tallos y las hojas son dólares, libras esterlinas, yuanes chinos, riyales cataríes, rupias de Mauricio, o antiguos dracmas griegos. La jardinera de los billetes da forma a los bodegones con alambres para enderezar las ramas, les concede a sus plantas el honor de crecer dentro de la caja de un anillo, crea un ecosistema de moscas disecadas.
Descuartizados los rostros de políticos y notables, los símbolos nacionales y los monumentos, queda el color serio del papel original. Las plantas artificiales son una metáfora más en su camino creativo. Antes ya había transformado el dinero en una exquisita cartografía mundial, había puesto en evidencia — con esculturas en forma de pistolas y granadas— la violencia que implica, también los había fragmentado hasta lo caleidoscópico. Smith confiesa su interés por «el concepto del dinero y cómo toca casi todos los aspectos de nuestras vidas» y se autoimpone la misión de recordarlo de la manera más gráfica posible.
Helena Celdrán